Capítulo 38: No escuches

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El recorrido terminó antes del medio día. Volvimos al palacio y bajé sin articular palabra alguna. El ambiente aún estaba tenso.

-Gracias, Majestades por la compañía-dijo Henry bajando de su silla- una disculpa por lo ocurrido-

-No hay problema- dije descendiendo del caballo lentamente.

-Ok, creo que será mejor que empecemos a arreglarnos-comentó Henry.

Estábamos a punto de entrar cuando el Tisroc al fin me volteó a ver.

-Arely-me llamó serio- ¿Puedo hablar con usted a solas?-

Los Pevensie me miraron y asentaron la cabeza para luego entrar al palacio. Me acerqué al Tisroc quien no se movió de donde estaba.

-Dígame- indiqué tranquila.

-¿Estás consciente de lo que acaba de ocurrir hoy?-preguntó algo molesto.

-Claro que sí- respondí segura- intenté defender a esa familia-

-No- dijo mirando sobre mis hombros- la destruiste-

-No señor, una familia donde existe violencia no puede ser llamada familia- refuté.

Rió

-Dígame, princesa-dijo

-Reina- corregí al instante.

-¿Reina?- preguntó sarcástico- escúcheme bien muchacha. No tengo ni la menor idea de qué tipo de tierra misteriosa y desorbitada provengas, ni las leyes tan ortodoxas que empleen sus gobernantes, ni siquiera me interesa saber qué clase de plan malévolo planeas junto a los Pevensie- mis ojos se abrieron como platos-... Pero si estoy seguro de algo es que estamos en Calormen, mi tierra. Y lo que yo diga se hace, el gobernante aquí soy yo y no voy a permitir que trío de "pubertos" con coronas relucientes intervengan en mi mandato, no puedes revelarte así frente a mis súbditos, en primera porque no es tu nación y segunda y más importante, porque eres una niña y ninguna mujer en todos éstos años se ha salido de su posición; mantener su boca cerrada. ¿Entiendes? Estás hecha para servir, no para ser una heroína. Que te quede claro, si tienes tantas ganas de jugar a liderar soldaditos de plomo, puedes marcharte a Narnia ahora mismo. Pero no puedes jugar tus niñerías aquí.- concluyó molesto para dejarme parada ahí.

-Ah, y otra cosa más- se volteó a verme- no sería bueno que tus chicos se enteraran de ésta conversación si sabes lo que te conviene. Aún están en mi territorio, recuerda... Y a lo que a mí respecta, no te reconoceré nunca como una Reina.-concluyó para finalmente entrar al palacio.

Una cólera me invadió, ahora agradezco el no haber poseído mi arco o alguna espada en ese momento. Entré a mi habitación y me apresuré a arreglarme mientras durante el baño derramé lágrimas de impotencia. Terminé de arreglarme y mi semblante permaneció sin expresiones mientras me peinaba. Me coloqué mi corona al terminar el peinado.
*Y a lo que a mí respecta, no te reconoceré nunca como una Reina*- sus palabras resonaban en mi cabeza.
Quedé mirando mi reflejo en el espejo por un largo tiempo con semblante triste. ¿Cuántos más aquí me ven de la misma forma?, Pareciera que hasta el espíritu más antíguo tiene mayor presencia en ese reino que yo.

Alguien tocó la puerta y respondí que podría pasar al mismo tiempo que me quitaba la corona para ponerla sobre el tocador.

Edmund y Peter entraron, para verme de espaldas ya arreglada mirando mi reflejo.

NARNIA. La Última Reina De Antaño (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora