Capítulo 67: La promesa a Lucy

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Para este punto de la historia, creo que no hace falta escribir cuán mal me sentía. Era obvio que estaba enojada, indignada y con ganas de golpear a la primera persona que me preguntara cómo me sentía. Aunque sabía que eso está mal, es decir, ninguna chica o chico merece llorar tanto por alguien. Lo que uno debe de hacer en esos momentos es guardar la calma (aunque es dificilísimo) y decidir lo que harás a continuación. Bueno, yo estaba tan triste que por un momento creí que tenía lo que me merecía (quizá te haya pasado alguna vez esa sensación), estaba consiente de que debía de dejar atrás mi pasado y lo había logrado, el problema era que aunque pensara que todo estaba resuelto, hice más daño de lo que me imaginé a Edmund (aunque claro no fui yo, pero mi imagen sí) y tal vez ese había sido punto para que decidiera hacer lo que hizo.
Luego de estar por bastante tiempo mordiendo la almohada y alborotando mi cabello, me cansé de llorar y me paré para ir al baño a lavarme la cara.
Ví mi reflejo, parecía que todo el trabajo que costó haber forjado una apariencia distinta todo este tiempo se había ido a la mierda, me sentía más baja de estatura, delgada y casi tan tonta como cuando recién llegué. Mis ojos estaban rojos e hinchados y mi cabello alborotado y descuidado.

-¿Qué estoy haciéndome?- pregunté al espejo.

Me daba pena, tenía que hacer algo ya. Enjuague mi cara, peiné mi cabello y aún con la nariz roja, me paré para ir por las notas que había estado atesorando para continuar. Escribí, escribí y escribí todo lo que había ocurrido durante el viaje hasta esa noche. Era algo que realmente me relajaba, inhalé y exhalé varias veces antes de volver a dejar la pluma en el tintero. Volví a guardar las notas. Tocaron la puerta e intentaron abrirla, sabía que eran los chicos, así que volví a respirar y les hablé detrás de la puerta.

-¿Quién?- pregunté.

-¿Podrías abrirnos?- preguntó Susan.

-¿Cuántos son?- le cuestioné con una mano en el picaporte de la puerta.

-Cuatro- respondió Peter.

-Tranquila, él no viene.- habló Caspian.

Quité el seguro y abrí la puerta pero intenté no mirarles de frente. Fui directo a mi cama y me senté en el borde.

-¿Y ahora qué pasa?- pregunté.

-Necesitamos hablar.- respondió Peter.

-¿Ustedes ya sabían de ésto?- interrumpí.

Hubo un corto silencio.

-Sólo Susan y yo- intervino Lucy algo temerosa.- las cosas pasaron tan rápido, no nos dimos cuenta de ello hasta que nos la presentó.

-Lucy dice la verdad- habló Susan- no teníamos idea, él decía que iba a arreglar unos asuntos- se detuvo para intercambiar miradas con sus hermanos.- de un día a otro la trajo, dijo que la había conocido hace poco. Su madre la había corrido de su casa y Edmund pidió que le diéramos asilo.-

Mi vista estaba postrada en el suelo.

-Fue realmente una sorpresa muy amarga para nosotros también- comentó Caspian- tratamos de no decírtelo en la playa. Pero cuando llegamos, ella se presentó, Edmund tampoco nos quiso hablar del tema.-

-Bueno...- dije al fin algo apagada- supongo que era algo que pasaría tarde o temprano...-

-¿Qué dices?- preguntó Peter.

-Digo que... No éramos nada, por tanto, ambos podíamos conocer a personas distintas. Él es un chico joven y el día en el que zarpamos desconocíamos si regresaríamos con vida... Puede que él hubiera pensado en eso. Imagínense esperar toda la vida a una persona sin saber que nunca la volverán a ver, ¿Cuánto tiempo desperdiciado habrán dejado pasar?-

NARNIA. La Última Reina De Antaño (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora