¿Como una cita?.

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—Hola..—su voz es suave, y un tanto ansiosa, pero del otro lado de la línea deleita al receptor, quien no evita sonreír al escucharle.

—Buenas noches, Jimin. ¿Como estás? —pregunta educado. —Espero no interrumpir algo.

—No, no. Todo está bien, acabo de terminar las tutorías con mi alumno, y también de cenar con mis padres. No te preocupes—habla quizá más rápido de lo que debería, dando información de más, pero no puede evitarlo. Está muy nervioso, sin embargo trata de ocultarlo.—¿Y tú como estás?.

—Bién—la voz del otro lado es ajena a todo el revoltijo que causa en él, y Jimin quiere patearlo.—Es un placer que hayas tenido un buen día. Dime, ¿que harás mañana?. —~Verte y comerte a besos~quiere contestar pero se contiene.

—Lo mismo.. —susurra, sin parecer aburrido. —Esa es mi rutina.

—¿Te apetecería agregarle algo?—¿contigo?. Si por favor.

¿Como que? —se atreve a preguntar, travieso, aprovechando y agradeciendo que se le pregunte y no se le exija nada.

—Podemos salir a cenar. Estaba pensando en un restaurante italiano. —oh.. comida italiana y sexo después. Una idea maravillosa.

—¿Como una cita? —pregunta, halagado en sobre manera pues la atención que se le brinda, le hace sonrosar.

—Velo como desees, minino. Ya te dije que te trataré como mereces si me logras complacer, y por cierto, lo has hecho muy bien—cínico, Jimin quiere besarlo una y otra vez para castigar que sea tan descarado al momento de seducir ya que sabe exactamente como tratar el tema de su acuerdo y maldita sea, le fascina que ese frío tema sea dicho con galantería.

—Okay—acepta, sintiéndose como un chiquillo de diecisiete, más no deja que se note.

—Muy bien. Pasaré por tí a las 7, así te daré tiempo a que te refresques después de tus clases, y las tutorías, ¿Te parece?.—Diosss, claro que si, está encantado con que recuerde sus deberes y lo que hace. No va mentir: se siente malditamente halagado, y apenas puede contener la sonrisa idiota en su rostro.

—Perfecto, te veré entonces.

—Buenas noches Jimin—esa voz seductora lo despide, bajandole un poco la energía ya que desea escucharlo más, no obstante acepta que las cosas deben ser así.

—Buenas noches, señor.

🍷🍷🍷

Después de despedir a su alumno la tarde siguiente, corre a ducharse, tardando media hora en arreglarse, usando un conjunto que aunque es casual, es apropiado para visitar un lugar de lujo, al que imagina ser llevado, ya que no quiere presumir o anticiparse a nada, pero comprende que todo lo relacionado a ese hombre cuenta con lujos y mucho dinero.

—¿Saldras con los Taekook?—su madre le pregunta al verle bajar las escaleras, haciéndole sonreír por ese apodo que suelen decir al combinar los nombres de ese par de novios, que son sus mejores amigos.

—Si, iremos a cenar—miente, sabiendo que no puede decir que verdaderamente se irá quien sabe cuantas horas con su amante, y afortunadamente ella no réplica pues se queda tranquila de saber que saldrá con sus amigos, y además él ya está bastante grandesito como para cuidarle u restringirle el horario de salida.

—Cuidate.. —se va hacia la cocina, a preparar algo para ella y su esposo, quien aún no ha llegado.

Mientras tanto, el pelirrosado espera en la sala, sentado en su sillón favorito, entreteniendose en el móvil hasta escuchar el claxón de un coche que sabe ha venido por él. Dios, ni siquiera puede negar que da un brinco para ponerse en pie, y salir prácticamente corriendo a la salida, encontrando a dicho demonio ya afuera de su lujoso transporte, esperándole como un cabellero haría, y aunque está lejos de serlo, a Jimin le fascina como se ve vestido aún con el traje que suele usar.

Irreversible. © [Yoonmin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora