No hay porque pensar.

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Finalmente cuándo vuelven a la realidad Jimin respira con normalidad, abrazándose al cuerpo sobre él, al dueño de tan cálido contacto, quién aún se encuentra dándole atención, específicamente besándole el cuello, aspirando su olor y dando cálidas lamidas en su piel, todo ello mientras una de sus manos está metida en su cabello y la otra le da caricias a su cadera.

Min Yoongi parece haberse hechizado por ese pequeño cuerpo del cual no se puede separar.

Y Jimin está más que encantado con dejarse mimar aún después de haber acabado un acto sexual, pues parece que no hay prisa para que se tengan que marchar, así que se concentra en cada detalle intimo que su amante le desea regalar, siendo su favorito las caricias que los gruesos y largos dedos del mayor dan a su cabellera, y es que tal contacto es bastante tranquilizador pues no le acaricia por encima, sino que ha metido sus dígitos dentro, y estos se encuentran con cada hebra en su cabeza.

El momento es demasiado tranquilo, demasiado disfrutable, no obstante Yoongi levanta la cabeza, y centra la mirada en la mesa de la cocina, notando dos bandejas utiliarias que parecen contener alimentos, y la imágen le turba pues no sabe de donde provienen, aunque tiene una clara sospecha y eso le hace sentirse mejor después de los últimos acontecimientos.

—¿Trajiste la cena?—regresa la mirada al chico bajo él, quién recién abre los ojos y asiente, ofreciendole una sonrisa mientras le observa perezoso.

—Pasé por un restaurante antes de venir aquí y ha de estar aún caliente. Espero no.. —antes de poder continuar Yoongi le besa ruidosamente, borrando cualquier duda que le haga pensar que ha hecho algo mal pues no lo tiene permitido. No sabe, pero puede hacer lo que desea con él y Yoongi no le piensa discutir.

—Gracias bebé, ¿vamos a servir?—propone y lo ve asentir aún atontado, así que aprovecha para ponerle la camisa de lino que él anteriormente usaba. —Te queda mejor a tí—lo mima con un beso más mientras le abotona un par de botones, y él se queda con el pecho descubierto, solo calzando sus bóxers. —Estoy cansado pero gracias al cielo es viernes—lo carga hasta el comedor y lo deja sentado en la silla principal mientras él se apresura a servir los tallarines tailandeses que el menor ha comprado.—¿Te puedes quedar? —le pregunta sin querer ya que aunque la comida que van a cenar es deliciosa Yoongi quiere cocinarle algo mañana en el desayuno.

Gira nervioso, sabiendo que es invasor, que pide demasiado y que dar un descanso a su acompañante es lo mejor, pero deseando realmente tenerlo a su lado durante un día en que pueda dedicarle todo su tiempo, y realmente agradece cuándo lo ve asentir, de nuevo aún demasiado atontado como para renegar.

—Necesito mimos así que me quedo—Jimin se ve encantado, con la palma empuñada sosteniendo su bonita carita, observandole.

Le pone nervioso.

—Muy bien, por ahora cenemos y vayamos a la cama ¿si? —le deja su plato, un beso en los labios, y se sienta a su lado, de inmediato sacadole información sobre el día que han tenido, sin mencionar el momento en que Hoseok ha aparecido pues no es un tema para el que se encuentre listo.

🍷🍷🍷

Una hora después lo tiene sollozando de placer, y rogando desesperado para que le toque, y es que tras acabar de comer Yoongi lo ha traído en brazos hacia la habitación, esto con la intención de ya irse a dormir pero Jimin se ha negado desde que lo depositó en la cama, y se encuentra de rodillas, aferrándose a él sin querer dejarlo marchar, dando besos húmedos a su desnudo pecho, deseando claramente seducirlo, y aunque el mayor se encuentra temblando por la intensidad no quiere rendirse tan fácil pues cree que ya lo tiene bastante agotado como para volver a joderlo.

Irreversible. © [Yoonmin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora