¿Pausa o empuje?.

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Mi amor, sabes delicioso. -Es la matra que Min Yoongi siempre recita al estar lamiendo las clavículas apenas visibles de ese precioso cuerpo cada vez que lo ha hecho suyo pues concidera que hay más de una intimidad que penetrarle. Esta es una de ellas y puede descubrir muchas más si ese dulce joven se lo permite.

Se encuentran en su habitación del apartamento, habiéndose entregado después de llegar y sentir la urgencia de verse como es usual en ellos. El mayor admite incluso que lo ha extrañado más que en otras semanas, quizá porque esta ha estado llena de trabajo, y problemas entre ambos, pero tenerle bajo él tras haberse enterrado en su interior es una agradable compensación que está dispuesto a aceptar.

Incluso puede quedarse dormido con las caricias que esos dedos pequeños dan a su espalda, pero Jimin habla sacándole del momento.

—Me dijiste que iríamos a otro lugar luego.

—Mh, —asiente dando un último beso al hueco de su cuello y se acuesta a su lado, no quitando las manos de su cadera. —Que bonito estás.. —se lo encuentra despeinado, con los cabellos literalmente parados e alborotados después de una ronda intensa de sexo, además tiene los ojos pequeñitos, con maquillaje corrido alrededor de ellos. —Vale, te decía que te quería invitar a otro sitio.

—¿A cual? —el desastre de amante que tiene luce además emociónado y joder. Lo tiene fascinado.

—Hace mucho no hago equitación, ya que cierto chiquillo me mantiene ocupado los fines de semana, así que pensé en llevarte conmigo a la finca. Allí hay lugares que te encantarán. Podrás darte un descanso de la Universidad, y además hay un lago cerca. Probablemente no te guste ese ambiente pero si le das una oportunidad quizá te diviert..

—¡Claro que voy! —Jimin le interrumpe emocionado.

Al mayor se le ilumina la mirada.

—Vale, pero tendremos que partir mañana mismo. Te compré algunas cosas para que no tengas que pasar por tu casa, así que solo avisa y yo me encargo de todo.

—¿A que hora salimos?.

—A las nueve.

—¿No es muy temprano? —Yoongi se ríe, abrazandole por ser tan jodidamente adorable.

—Son más de dos horas de camino así que si salimos a esa hora podemos llegar casi al almuerzo, ¿Okay?.

—Okay, pero entonces déjame dormir—esa noche la tensión se calma y la ilusión del nuevo viaje les arrulla, hasta que logran quedarse dormidos uno en los brazos del otro.

🍷🍷🍷

La finca queda a las afuera de la ciudad, Yoongi parece conocer los dueños y ha rentado una habitación para ambos. Les han recibido con un delicioso almuerzo y les han comentado el agradable clima que hace, así como también indicado que los caballos que han solicitado están a su disposición cuándo lo deseen, y lejos de poner una pausa a la tensión solo empuja la emoción que ese dulce corazón quiere reprimir.  Jimin en serio había planeado no darle más importancia a esa sonrisa pero joder, ver al mayor mostrar sus pequeños dientes y ensías es demasiado adorable.

—¿Quieres descansar un rato? —niega al saber que piensa aprovechar su tarde de sábado como seguramente Min desea.

—Estoy seguro que estando aquí no quieres dormir.

Efectivamente Yoongi sonríe.

—Quiero montar, ¿vienes?.

—Eso.. uh, y-o—a esto no sabe si seguirlo pues aparte de que es algo muy íntimo suyo, no sabe hacerlo. —No puedo montar.

—Yo te enseño. —el pelimenta le rodea la cadera tratando de convencerlo pero Jimin niega no muy convencido.

—Mejor te veo desde aquí, ¿uh?, y quizá más tarde me anime.

La mirada de Min se ilumina.

—Vale, pero ven que quiero presumir.

Lo hace reír pero se deja arrastrar escaleras abajo hasta estar fuera de la inmensa mansión que está habitada por más ciudadanos que igual a ellos han salido para distraerse de lo que la gran ciudad agobia.

Jimin observa a su amante vestirse con ropa de equitación, con la que queda perfectamente atractivo, y que además le queda ajustada. Tiene que sacar la cámara que lleva en la mochila, la cual trajo del apartamento para capturar momentos que seguramente querrá recordar siempre, y este es uno de ellos. —Sonríe.. —para su sorpresa Min se ha contagiado por esa superioridad y presunción pues sonríe y posa sintiéndose la octava maravilla del mundo.

—No me pierdas de vista.

—Vale, no te vayas a caer.

Tras un breve beso Jimin se queda en el lugar que le han indicado, desde donde tiene una vista perfecta del campo al cual Yoongi se ha dirigido. Lo ve charlar con un trabajador que le ha traído el precioso animal que montará, hasta que está arriba de él y comienza a galopar.

Es menester mencionar que maldita sea, el daddy se ve jodidamente irresistible haciendo tal actividad.
Jimin babea durante los diez minutos que ese hombre dura montando al animal.

—Debo admitir que me tientas así—lo besa cuándo lo tiene cerca, notándole agitado, sudado e inmensamente feliz. —Te ves increíble.

—Me veré mejor enseñandote.

No puede decirle que no a esos ojos y lo que resta de la tarde se deja arrastrar hacia dicha actividad, en donde no sólo conoce por primera vez a un caballo y lo ve de cerca, sino también, tiene el placer de montarlo, aprendiendo poco a poco como tratarlo, con los nervios a flor de piel pero siendo valiente para obtener la recompensa de ya casi al atardecer estar galopando junto a su amante, ya pareciendo poder tener al animalito dócil, aunque no le importaría practicar un poco más.

***

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Irreversible. © [Yoonmin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora