Irreversible. © [Yoonmin.]

Resaca

Despierta sintiendo punzadas de dolor en la cabeza, el sol que entra por las persianas molestándole, y la sed seca en su garganta.  Síntomas que le indican perfectamente que tiene resaca, y que ayer se divirtió tanto que ahora tiene que pagar una recompensa, gruñe, dispuesto a aceptarla mientras se bebe vaso con agua helada, no obstante justo cuándo tomó valor de levantarse recuerda-por el dulce olor a vainilla que siente en su nariz- lo que hizo anoche.

Abre los ojos espantado, recibiendo el ardor en ellos cuándo vislumbra la luz de la habitación, y busca de inmediato a su nuevo dolor de cabeza, pero no lo ve por ningún lado. Nervioso entonces se arrastra hacia el baño para lavarse el rostro y los dientes para luego volver a la cama, desconcertado pues no comprende como es que Yoongi no le ha echado la bronca por haberle llamado borracho.

El desconcierto no le dura mucho pues dentro de su campo de visión pronto se asoma dicho hombre, quien trae consigo una bandeja que carga tostadas, un vaso de jugo de naranja y otro de agua helada que pronto se le antoja en demasía. Sin embargo no se atreve a pedirla pues está demasiado nervioso por lo que pueda pasar, así que simplemente le observa acercarse, admirando lo bien que se ve descalzo,  aún en pantalones de pijama y usando una simple camiseta blanca. Una imagen cotidiana y mañanera que desearía poder ver siempre si se lo preguntan.

—Buenos días—respinga quedito al escucharle, no comprendiendo ese tono suave en él, sin embargo responde.

—Buenos días, hyung.

—¿Dormiste bien? —asiente sintiendo como el colchón se hunde pues se ha sentado frente a él.—¿Te duele la cabeza? —le extiende el vaso con agua junto a un par de pastillas que Jimin sorprendido toma y se las traga de inmediato, aprovechando a refrescarse con la temperatura helada.

—Me duele horrores, gracias—le devuelve el vaso vacío y recibe agradecido las tostadas, no evitando derretirse al saberse consentido aún cuándo no se lo merece.—Eres un ángel.

—¿Si?—las mejillas del mayor se sonrosan con el cumplido.

—No creí que me cuidaras después del numerito de anoche—le recuerda, dando bocados largos a su comida que poco a poco desaparece y acaba en su estómago.

—No niego que me sorprendió pero no te preocupes.

—Gracias al cielo—le dice aún con la boca llena. —Mis padres me hubiesen matado porque no toleran que les haga escenas.

—¿Por eso me llamaste a mí?—niega al notarle un tanto decepcionado.

—Lo hice porque quería verte. El plan inicial era llamar un taxi y quedarme en casa de los chicos pero estar aquí es mejor—lo ve dejar los utensilios vacíos en la mesita de al lado y sonríe al estirar sus bracitos para que venga con él. —Y definitivamente valió la pena, me estás tratando muy bien.

—¿Pues que esperabas? —el peli menta lo complace y se deja tomar en brazos mientras se acuesta a su lado.

—No sé.. —Jimin se hace el pensativo. —Creí que me mandarías al diablo o que me darías un buen castigo y mi trasero dolería por días.

Yoongi deja escapar una carcajada suave y silbada.

—Lo de los azotes no es mala idea pero no te preocupes. Estabas divirtiéndote, lo comprendo, aunque para la próxima deberías invitarme.

—Eso me gustaría— exclama aunque le duela aún la cabeza. —.. gracias por no ser un gruñón y hacerme la bronca como mis padres.

Yoongi simplemente le sonríe, dándole una caricia a su cabello.

—Descansa un poco más antes de llevarte a casa.

El más chico asiente, agradecido de que este incidente no haya tenido consecuencias para su bonito culo.

***

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