Ver las estrellas.

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APENAS PUDO CONTENERSE EN EL tiempo que duró el camino, deseando a cada momento que llegasen pronto a donde el mayor se dirigiera, y dió brinquitos mentales cuándo al fin estacionó frente a un edificio alto, de paredes cristalinas y fachada moderna.

Supo que era el recinto de apartamentos donde vivía ya que tras bajar del auto y caminar por una recepción donde varios empleados que parecían mayordomos los saludaron, Yoongi le guío hacia el ascensor, donde apretó en los botones un código que los llevaría al último piso, y le indicó que debía aprenderselo para llegar directamente al living sin problema ya que aquí se verían siempre,  no dándole oportunidad a responder cuan caro parecía todo el lugar, ni la idea tan repentina de dejarle entrar a su hogar pues, se acercó a él de manera ladina y le comió la boca. Su beso siendo fuerte, dandole una idea de lo ansioso que estaba, afortunadamente quitándole los miedos ya que se encontraba en el mismo estado.

—Mh.. señor—gimió al sentir como sus gruesas manos le levantaron para que enredara las piernas en su cadera.

—Silencio bebé.. Es momento de disfrutar—le ordenó, sin opción a replicar, y no es como que Jimin pudiese decir algo, se sentía jodidamente flotando ya que ni las caricias traviesas que las manos ajenas daban en su cuerpo, ni los besos en sus labios se parecían a los que alguién más le había dado. No había comparación. El momento era único.

Ansioso se dejó guiar hacia lo que parecía ser la habitación principal, en la que el pálido ni siquiera encendió la luz pues no hacía falta dado a la claridad que entraba desde el ventanal a la izquierda, y se sentó en la cama, dejándolo en su regazo, a lo cual inevitablemente Jimin aprovechó para moverse un poco bajo él, restregando sus ahora crecientes erecciones en el acto, complaciendolo pues ello ayudó a subir el calor del momento.

Diosss, la pasión en ello era tal que cuándo no estaban devorando sus labios, se violaban la vida en un intercambio de miradas que solo demostraba el anhelo que sin saber iban descubriendo el uno por el otro.

Deshacerse de sus prendas superiores fue la primera tarea. Yoongi la tuvo fácil pues solo levantó el dobladillo de su camiseta y se la sacó por los hombros, mientras él: tuvo que estrucar apresuradamente la corbata que llevaba lo cual le costó varios segundos, dejando como resultado que se frustrara pues además las caricias que este le daba en su respingón trasero, el cual empujaba hacia su entrepierna le tenían delirando, así que dispuesto a no perder el tiempo simplemente le abrió la prenda de lino, logrando que los botones de esta saliesen volando sobre ambos y fueran a parar al suelo, ya que no quería perder tiempo abriéndolos uno por uno.

—¿Ansioso?—Min le susurró, atrapando brevemente sus labios en un rápido beso tras que Jimin le deslizara por fin la camisa por sus gruesos brazos y la aventase hacia un desconocido rumbo.

—Muy ansioso—este contestó, y se vió recompensado cuándo el pelimenta cambió de posición dejándole sobre el colchón, y pasando a dejar besos sobre su plano abdomen, invirtiendo tiempo valioso en lamer, y dejar húmedos besos en varias partes de él. Incluso dándole una que otra mordida a sus rosados pezones, logrando que gemidos suaves comenzaran a abandonar sus labios.

Pero el momento de no dar marcha atrás comenzó cuándo le sacó los zapatos de una manera rápida y sin cuidado, para luego hacer lo mismo con su pantalón, tirando de él hacia abajo, y aventandólo a cualquier parte de la habitación.

—Todavía estás a tiempo de decir que no..—antes de colocar sus dedos en los bóxers color blanco le susurró, efectivamente dispuesto a dejarle libre si Jimin quisiese cancelar su acuerdo, pero por los infiernos que eso no pasaría. El niño negó una y otra vez, casi luciendo desesperado con ello, dando una respuesta clara de que no renunciaría al placer esperado.

Irreversible. © [Yoonmin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora