Irreversible. © [Yoonmin.]

Pasos agigantados.

EFECTIVAMENTE LO MEJOR QUE pudo hacer para no tener líos mentales fue no sobrepensar todo ya que eso ayudó a que al volver a ver al pelimenta no tuviera ningún tipo de problema, y de hecho durante lo que resta de las próximas dos semanas la pareja tiene un par de citas más, viéndose más de lo que deberían pero sin llegar a aburrirse, y al contrario, han pasado por más restaurantes de los que Jimin ha asistido en su vida, pero lo hace de su brazo, logrando acercarse un poco más a él pues además siempre parecen encontrar de que hablar, y ni siquiera recuerdan en tal momento que lo que los tiene allí es un acuerdo, y ni hablar de la experiencia sexual pues esta cada vez más va en crecimiento y es de hecho lo que les hace olvidar lo demás.

Se ha quedado en el apartamento al menos ya unas dos veces luego de verse y ciertamente parecen vivir lo mismo, solo que con cada cita la comodidad es mejor y no lo sienten como una rutina. Incluso se encuentran emocionados al esperar el momento de verse y es por ello que Yoongi ahora da un paso más, sacándole de la cotidianidad.

—Jimin.. —lo llama, cuándo bajan del coche. —No creas que me aburre salir a cenar y luego al apartamento pero.. —el mencionado le observa atento, y en suspenso por el llamado. —Hoy te traje a un lugar distinto.

—¿Si? —inquiere, sorprendido, pero no va mentir; un tanto emocionado por lo que escucha.

—Te gustan las competencias, me lo dijiste una vez—Yoongi habla, mientras lo guía hacia adentro del local. —Pero si este no te agrada me dices y te llevo donde quieras ¿ok?.

El pelirrosado no le comprende, pero joder, no piensa renegar, así que acepta la cita porque nada con él puede estar mal.

Se deja arrastrar solo para casi chillar al darce cuenta del frío que hace dentro, ya que están en una pista de hielo que no conocía, misma que está hecha un caos con la organización de lo que parece ser una competencia entre niños de alrededor catorce y quince años. Yoongi lo guía hacia las gradas donde el público espera a que todo comience, y pronto están sentados en casi el medio de la multitud de familias enteras apoyando a sus hijos, junto a porristas corriendo hacia abajo para también animarlos.

Una vez sentados el mayor recibe de parte de un joven de al menos veinte años un par de abrigos y luego dicho chico se marcha. Jimin no pregunta nada, y solo agradece cuándo su amante le coloca el de su talla sobre los hombros ya que entiende que Yoongi tiene demasiados empleados, y mejor se concentra en entrar en calor, acercándose un poquito más a él cuándo también se ha puesto su abrigo.

—¿Conoces a alguién que juega? —pregunta emocionado, y ríe ante la negativa que recibe.

—No, pero será divertido—el pálido responde y gira un poco hacia una chica que lleva puesto una especie de artefacto que no puede detallar, en el que tiene comida chatarra en venta. —¿Que deseas comer?.

Jimin chilla enloquecido, y veinte minutos después tras haber pedido banderines de pollo, refresco Coca-Cola, y alguna que otra golosina se encuentran animando a esos desconocidos, y esperan ansiosos a que la competencia de patinaje en hielo finalice, dando como ganador una hora y media después al equipo azul, que Jimin apoyó desde inicio.

🍷🍷🍷

El de piel pálida no puede ignorar lo bién que se ha sentido esta tarde a su lado, es más, si le preguntan puede relatar lo bien que se siente verlo emocionado, y admirar el brillo en sus ojos, porque Diosss, ver a Jimin en su momento es una experiencia que ni tenerlo bajo sus brazos haciéndolo suyo puede sobrepasar, ya que aunque el sexo entre ambos a sido más que bueno; su compañia es muchísimo mejor. Esta cita le ha demostrado que si puede disfrutar la compañia que le ofrece, y maldita sea, no va negar que le encanta pese a ir jodidamente rápido con él.

Jimin a sobrepasado sus expectativas, verlo es algo estimulante, le ha sacado de la rutina tan gris y fría en la que estaba metido luego de haberse rendido con las relaciones amorosas, y de hecho la falta de problemas y momentos incómodos por demás tóxicos es más de lo que puede pedir.

—Gracias por acompañarme—le dice, cuándo ya lo ha llevado de vuelta a su casa, y Jimin gira, con sus regordetas mejillas sonrosadas dado al placer que últimamente vivió junto a dicha compañia.

—Gracias a tí por invitarme. A sido divertido—responde, y ninguno hace mención a que se han visto una vez por el acuerdo.

Diosss, ni siquiera quieren mencionar su maldito acuerdo.

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