Quédate.

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Jimin siente sus últimos días ageteadros pasándole factura, el cuerpo le pesa de una manera bárbara, y el cálido colchón en el que se encuentra le brinda la temperatura que sus músculos necesitan para relajarse, no obstante es demasiado inteligente, y su instinto de supervivencia le hace despertar pese a lo cómodo que se siente pues sabe que algo no está bien, y efectivamente no se equivoca ya que se da cuenta que está en una cama que no es la suya.

Pero ni siquiera le da tiempo de entrar en pánico ya que ve de inmediato en la semi-desconocida habitación a ese hombre con quién sale, regresando del baño, con una toalla en manos con la que se seca el cabello pues recién parece ducharse, y la imágen no solo le tranquiliza sino que también se le hace agua la boca.

—Que buenas vistas.. —murmura aún adormilado, con la mejilla contra el colchón, y sus ojitos apenas abiertos, observandole.

Min Yoongi se da cuenta del descaro con el que le habla y le sonríe, de una manera tranquilo por tenerle en su cama descansando, y es que hace más o menos dos horas lo vió demasiado cansado como para despertarle y llevarlo a su casa. Es más, solo le reacomodó la ropa y lo dejó durmiendo en el asiento para después de llegar al apartamento traerlo a la habitación.

—Quédate—se escucha decir sereno, aunque un tanto nervioso pues sabe que pide demasiado.

No obstante Jimin le sonríe, sorprendido si, pero también derretido por su petición en pleno martes y tras apenas haber iniciado. ¿Y es que esta vez será cuándo duerman por primera vez juntos? Diosss, por favor si.

—¿Puedo? —pregunta, abrazando la almohada que desprende un delicioso olor a vainilla tan cálido como el del dueño que lo hace suspirar, y el momento se hace más especial cuándo el mayor asiente, yendo a apagar la luz y acercarse a él.

Jimin textea a su madre con el propósito de informar que no llegará a casa, agradeciendo ser un adulto al que no le castigarán por ello, y murmura sonriendo cuándo recibe una respuesta inmediata ya que esta no tiene problema en dejarle dormir fuera, después de todo Jimin ya no es ningún niño.

Y maldita sea, es un buen momento para que pueda quedarse en cualquier lado y con quién desee ya que joder, moriría si no pudiese quedarse como él le pide, y da gracias a la vida cuándo lo ve acostarse a su lado, y siente de inmediato su calor, y su cercanía.

—Enviaré a un empleado para que recoja tu auto.

—Está bien.

Ni siquiera le da vergüenza acostarse a su lado cuándo él lo arrastra a su cuerpo, y ignora el hecho de si puede o no recostar la mejilla en su pálido pecho, que aún en la oscuridad vislumbra que sencillamente es hermoso. Sus gruesas manos aferrándose a su pequeño cuerpo como si también se sintiera a gusto le da paz, le tranquiliza, y Jimin quiere soñar con que esto puede durar, independientemente de todo lo demás.

—Descansa un poco. Te ví muy rendido.. —su dulce voz le pide, de inmediato dándole oportunidad de obedecer pues no quiere estar en otro lugar. —Buenas noches Jimin.

—Buenas noches señor..

🍷🍷🍷


Despiertan enredados, aún abrazados, y un tanto revolcados, y es que Jimin es demasiado pegagoso para dormir y lo tiene demasiado sujetado como si en la cama no hubiese suficiente espacio, sin embargo le hace sonreír. Si, Min Yoongi otra vez puede sonreír y no rezongar al despetar con alguien más, sobre todo desde que su estabilidad se tambaleó tanto, y de hecho no lo quiere despetar porque siente muy cálido el espacio que comparten pero maldita sea, ambos se tienen que levantar.

Sin embargo antes se toma un par de minutos para apreciarlo, recordando que ayer también le observó dormir hasta que se durmió, y es que no puede no hacerlo. Jimin es demasiado bonito. Sus gruesas piernas, sus pequeños dedos, sus hebras rosas, sus labios gruesos. Diossss, es demasiado, no puede no enganalizarle.

Se siente afortunado por el placer de tenerlo a su lado, en su cama sin haber pasado la noche teniendo sexo sino solo abrazados, lo cual es preocupante pero no puede evitarlo. Jimin es algo más que un muñeco con quien desahogar placer, Jimin es pasión, es dulzura, es.. esa daga que puede clavarse en su piel y provocar sensaciones que nunca nadie le brindó, y no sabe si es por lo extraño de su relación, o porque ambos saben lo que están haciendo; pero se siente bién. No hay presión, no hay mentiras, y eso le hace sentirse en paz.

—Buenos días, Minnie—le llama, con la nariz hundida en su cuello, buscado llenarse del olor a fresas que el menor posee, mas solo recibe una queja de su parte. —Vamos bebé, arriba. —recibe otra queja.

—No quiero.

—Tienes clase, cielo. —le recuerda, en serio demasiado cómodo con una situación tan cotidiana, tan.. doméstica.

—Mmh.

—¿Qué? —se ríe pues el caprichoso chico no desea levantarse, y además no está totalmente despierto como para responder con coherencia.

—Que tengo clase hasta las diez, Yoongi, no me hagas levantarme.

—Muy bien..—acepta aún sonriendo pero dispuesto a dejarle dormir un poco más pues de verdad comprende que el chico se esfuerza mucho cada día como para no darce el placer de dormir hoy hasta tarde. —Descansa—se levanta directo a darce una ducha y una hora después se va, ya vestido como debería, no sin antes observar un par de segundos al ángel en su cama, no creyendose que hayan pasado juntos la noche.

Y no le importa dejar un intruso quedándose en su casa, no si es alguién como Jimin.

***

¡NO OLVIDES VOTAR!.

Irreversible. © [Yoonmin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora