Capítulo 44.

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-Dentro de unos meses pareceré un balón - musitó Tini impotente, incapaz de callar ante su temor. -Hmm... -suspiró sebas deslizando una mano por aquel estómago aún plano y jugando con los dedos-. Espero ese día con impaciencia. -¿Lo esperas con impaciencia? -repitió Martina débilmente. Sebas sentó en el asiento de la ducha y tiró de Ella para sentarla encima. Ladeó la cabeza hacia atrás y dejó que las gotas de agua cayeran en todas direcciones sobre él antes de abrir los ojos y mirar de nuevo a Tini. Una sonrisa amplia curvaba sus sensuales labios. -Supongo que debe de ser un sentimiento masculino, agape mou. Tienes a mi hijo dentro de ti, y eso me vuelve loco de excitación. -¿En serio? -preguntó Martina mirándolo perpleja. El, con ojos brillantes como el oro, levantó a Tini para volver a sentarla a horcajadas sobre él. Y observó divertido la reacción de ella al sentir su erección. -¡Oh...! Ella se quedó de pronto sin respiración. Su cuerpo reaccionó con un violento entusiasmo al de él. Sebas la tomó de la cabeza y besó sus labios apasionadamente, con brevedad pero con hambre, excitándola al máximo. -Así que.. ¿Qué crees que podemos hacer al respecto? -preguntó él con voz ronca. -Lo que tú quieras - susurró ella apenas capaz de mantener un hilo de voz. Sebas rio, gimió de satisfacción. Y se tomó sus palabras al pie de la letra. La urgencia de aquel deseo excitó y dejó perpleja a un tiempo a Martina al penetrarla con tanta hambre, pasión y placer. Tras el clímax Sebas la secó con una toalla disculpándose y riendo a carcajadas al mismo tiempo. -No le digas nunca a nadie que consumamos nuestro matrimonio en la ducha -respiró él- ¡No podría mantener la cabeza alta nunca más! -¿Y por qué? -Hubiera debido de ser más romántico -contestó él posándola sobre la magnífica cama-. Al fin y al cabo es nuestra noche de bodas -le recordó con un brillo en los ojos-. Es que sólo de pensar en que iba a hacer el amor contigo y sin ninguna protección por primera vez en mi vida me ha puesto... a tono. -Pues por mí perfecto que te pongas a tono -le confió riendo sofocadamente y alargando los brazos para atraerlo hacia sí. -Me gusta esto, me gusta que riamos incluso en la cama. Nunca antes había estado así -Tini se despertó hacia el amanecer. Deambuló medio dormida por el baño y se quedó un rato contemplando a Sebas mientras dormía. Por un segundo no pudo creer que fuera su marido. Se retiró el pelo de la frente y sonrió. Los miedos que habían atenazado su corazón la noche anterior le parecieron de pronto exagerados y remotos. Su cuerpo clamaba por el de él. Y él la deseaba a ella, no sólo al bebé. Ni siquiera el embarazo había conseguido enfriar su deseo. Y si sólo se hubiera casado por honor nunca habría mostrado tanto entusiasmo como amante. Sebas se había pasado la noche entera demostrándole, una y otra vez, que la encontraba deseable. Le había restaurado su confianza en sí misma. Martina se deslizó en la cama al lado de Sebas suspirando. Se sentía increíblemente feliz. Una sonriente sirvienta la despertó a la mañana siguiente al abrir las cortinas. Eran más de las once, y Sebas no estaba. Tini no podía creer que hubiera dormido tanto. Le llevaron el desayuno a la cama en una bandeja. Se sentía como una reina. Tras el desayuno, Martina se miró al espejo y se apresuró a ducharse. Cuando terminó de secarse el pelo y de maquillarse se encontró con que alguien había deshecho su equipaje y guardado su ropa en el enorme vestidor. Se había comprado ropa de sport justo antes de la boda, así que se puso un vestido nuevo y bajó las escaleras. Entonces escuchó la voz de Sebas. Hablaba en voz alta, casi a gritos. ¿Estaría enfadado? Un hombre salió apresuradamente de una habitación hasta el hall. Miró a Tini, se ruborizó y dijo algo en griego antes de marcharse. Martina frunció el ceño. Sebas estaba en un despacho hablando por teléfono. Hablaba en griego y recorría la habitación furioso de un lado a otro. Tini se quedó observándolo desde la puerta, y tras unos instantes sus ojos se desviaron hacia un periódico desplegado sobre la mesa. Era un periódico inglés Sebas colgó el teléfono y dio vuelta. Entonces la vio. -Cristos... ¿qué estás haciendo tú aquí? -preguntó desconcertado. Pero era demasiado tarde. Martina se había acercado al periódico lo suficiente como para reconocer una fotografía de su boda junto a otras más pequeñas, y entre ellas una de su padre, Tony Maynard, saliendo de un Mercedes. Era la primera vez que ella lo veía en el plazo de cinco años. -No creo que debas de leer esto, te vas a poner furiosa -dijo Sebas soltando el aire contenido. Tini se quedó mirando el periódico atónita. Había una foto de la humilde calle en la que ella había nacido y se había criado. Y debajo ponía: «Desde la pobreza... hasta más allá de la avaricia. ¿Cómo? ¡Con un bebé de un millón de dólares!» -¡Oh, no... -exclamó Martina temblando y sintiendo náuseas debido al shock y a la humillación por lo que todo el mundo leería esa mañana.

Romance Griego -Sebastini- TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora