Capítulo 13.

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Sebas la atrajo entonces a sus brazos sin previo aviso, sin aceptar un no por respuesta, y apretó sus labios contra los de ella. El shock paralizó a Tini, pero otra sorpresa aún más grande la esperaba. Cuando aquella sensual boca la poseyó hambrienta fue como si el mundo se hubiera detenido y ella estuviera volando por el cielo, directa hacia el sol. Porque el ardor y el ansia que Sebas hizo surgir en ella hubiera podido hacer arder todo el planeta. La cabeza le daba vueltas, todo razonamiento fue suspendido durante aquel instante de pura sensación. Sebas la estrechó con más fuerza aún, y Tini sintió que la sangre le hervía por las venas. Sebas se apartó de ella con respiración entrecortada y ojos brillantes, con una sonrisa de satisfacción que fue incapaz de ocultar. -No necesitaría usar la fuerza contigo, Martina. Vendrías a la cueva familiar como un corderito -comentó contento, con voz espesa. Mientras las brumas de la intoxicación se despejaban Martina miró aquellos bellos y oscuros rasgos. Sebas se puso tenso, entrecerró los ojos y trató de apartarla de sí. Una ola de rubor invadía a Tini que jamás se había sentido más violenta. No podía creer que hubiera sucedido lo que había sucedido. No podía creer que él la hubiera hecho sentirse así. El silencio reinaba tenso, espeso, como una trampa en la que ninguno de los dos quisiera arriesgarse a caer. -Yo... yo -comenzó a decir Tini tratando de buscar una excusa que pudiera justificarlos a los dos- ... no debería de haberte dado una bofetada, te has puesto furioso y... -A los hombres griegos no les gusta que se ponga en entredicho su masculinidad -dijo Sebas dejando que una risa irónica escapara de sus labios -. Pero la verdad es que te he besado porque he querido. Tal y como tú acabas de decir, hay que llamar a las cosas por su nombre. Perpleja ante aquella admisión, Martina se quedó mirándolo para volverse luego hacia la ventana. Sebas confesaba sentir la misma atracción que la estaba volviendo loca a ella.

-Naturalmente no repetiremos la experiencia - añadió Sebas con sencillez, poniendo punto final a la conversación. Martina, de perfil, se puso tensa. Sebas sólo había afirmado algo evidente, algo que ella misma hubiera podido decir, pero a pesar de todo se sintió mortificada. Aquello era una advertencia, y se sentía humillada. Al fin y al cabo era él quien la había besado, y sin embargo se sentía en la obligación de reprimir cualquier idea estúpida que ella pudiera concebir. ¿Quién diablos se había creído que era? ¿El hombre más irresistible del mundo? Sí, pensó. Y toda aquella seguridad en sí mismo no era vanidad. Sebas lo tenía todo. Era atractivo, tenía dinero, poder. ¿Cuántas veces lo había rechazado una mujer? ¿Y cuántas alentado? A pesar de todo tenía que defenderse. -He dejado que me besaras porque te has mostrado terriblemente... -No quiero seguir discutiendo sobre esto -la interrumpió Sebas -. Hoy no estoy muy centrado, me enfado enseguida. Sin embargo Sebas había cambiado las ideas de Tini acerca de su propia sexualidad. En un santiamén. Ante el deseo de volver a estrecharlo entre sus brazos lo único que podía hacer era resistir. Nunca hubiera soñado que ningún hombre la excitara tanto, la dejara tan hambrienta. Y el hecho de que Sebastian yatra tuviera ese poder sobre ella la tenía perpleja.

Romance Griego -Sebastini- TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora