Capítulo 49.

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-Para ser sinceros no creo que eso tenga relación contigo, es una responsabilidad que acepté mucho antes de conocerte -Tini se puso pálida. Aquello no era sinceridad, era sencillamente brutalidad. Sebas, impaciente, dejó escapar el aire contenido-. Quiero que seas sensata, yo veo a Helena con regularidad... -¿Sensata?

Su marido se veía regularmente con su peor enemigo. Y ella tenía que mostrarse sensata. Sebas se acercó a la cama y se sentó. Luego la tomó de la mano, pero Martina la apartó.

-¿Es que no puedes comportarte como un adulto? -la censuró él poniéndose en pie -. Comprendo que te sintieras insegura al principio, cuando nos casamos... -¡Qué sensible! -Pero ya has tenido tiempo de... -¿Te parece? -Lo que a mí me parece es que no tienes alternativa - soltó Sebsd de pronto mirándola con ojos helados. -Siempre hay una alternativa, Sebas. -En este caso no -la contradijo él-. Seguiré llevando los asuntos financieros de Helena mientras ella lo desee, así que voy a seguir viéndola. Es así, y tú debes aceptarlo. -Pues es algo que no puedo aceptar -aseguró Tini levantando la cabeza bien alta, con las mejillas coloradas, furiosa de pronto consigo misma -. ¡Qué estúpida he sido! Toda mi vida he vivido sola, y ahora... pero quería que nuestro matrimonio funcionara, que no nos separáramos nunca... -¿Qué estás tratando de decirme? -Te niegas a aceptar que Helena me amenazó y trató de hacerme chantaje para que abortara, ¿verdad? -¡Por favor, basta ya, no insistas en esa estupidez! -No me crees. Muy bien. Perfecto -contestó Martina dando un puñetazo en la almohada y acostándose-. Es bueno saber dónde está tu lealtad, Sebas, saber que te casaste conmigo pensando que era una mentirosa... -Pero una mentirosa muy bonita... -susurró Sebas con voz suave y amable. -¡No bromees con las cosas importantes! -lo censuró Tini. -Si te vas a París yo me marcho -De ningún modo vas a marcharte... -¡Por supuesto que sí! Confías en ella más de lo que confías en mí, así que ésa es tu elección -respondió Martina con amargura -. ¡O te deshaces de ella o yo me marcho! ¡No te quiero si no puedes darme siquiera una centésima de tu lealtad! -No hay problema -contestó Sebas en voz baja. Tini lo escuchó alejarse de la habitación. Entonces se levantó de la cama, abrió la puerta y gritó: -¡Lo digo en serio, Sebastián !

Sebas se volvió hacia ella y la miró con ojos airados.

-Haz lo que te dé la gana, yo me voy mañana a París, y no pienso darme prisa en volver. - Sebas... no estoy mintiendo. Escúchame... -¡No, escúchame tú a mí! Tú no eres mi dueña, no puedes decirme lo que tengo que hacer, a dónde tengo que ir ni con quién. ¿Has comprendido bien eso? ¡Cuando hayas logrado controlar ese ataque de celos llámame! Pero no tardes demasiado, al fin y al cabo Helena es mucho más de lo que eres tú -murmuró Sebas despectivo.

Martina sintió que el dolor y la ira, Sebas juro en griego y trato de volver pero Tini le cerró la puerta en las narices echando el seguro.

-¡Martina, abre la puerta!

Las lágrimas resbalaron por las mejillas de Tini, que se hizo un ovillo en la cama. «Helena es mucho más de lo que eres tú», repitió Martina en silencio. Por fin Sebas había revelado sus sentimientos en un momento de ira, y las comparaciones que seguía estableciendo la herían terriblemente. «Es más importante escoger a una compañera con inteligencia», había dicho él en una ocasión. ¿Y qué había de inteligente en su precipitada boda?, se preguntó Tini sollozando en la cama. Durante las últimas semanas él había fingido ser feliz, y lo había hecho a la perfección. Pero en el fondo de su corazón Sebas sabía que ella no era más que la peor alternativa. Y Martina no podía vivir con él así...

Romance Griego -Sebastini- TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora