Epilogo.

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Tini dejó a su hijo Guillermo en la cuna. Tenía cuatro meses, y era adorable. Con el pelo castaño y los ojos negros, la combinación resultaba espectacular. Y dormido parecía un ángel.

Las últimas veinticuatro horas habían estado repletas de acontecimientos. Sebas había celebrado una fiesta en Londres para conmemorar su primer aniversario de boda, y luego habían viajado a la isla y pasado el día con la familia de él. Había transcurrido todo un año. Martina apenas podía creer que llevaran tanto tiempo casado.

Y la magia no sólo había perdurado, sino que se había fortalecido.

Martina entró en el dormitorio y se puso un vestido de satén dorado de estilo flamenco, una prenda especial para la ocasión. Y después se dirigió a la casita de la playa tras encargarle a una sirvienta que le diera un mensaje a Sebas. Llevaba en las manos una revista en la que había un artículo sobre la espléndida boda de Helena Teriakos. Apenas había tenido tiempo de leerlo.

El novio era un aristócrata de sangre azul, y el aspecto de Helena era triunfante. Sin embargo se rumoreaba que la ausencia de la familia del novio en la ceremonia era indicio de que no aprobaban la unión.

Según parecía Helena no era lo suficientemente buena. Su árbol genealógico no iba lo suficientemente atrás. Pero en opinión de Martina aquel matrimonio marcharía bien. El marido de Helena era tan frío como ella.

Tini dejó la revista a un lado, encendió las velas y apagó la luz. Y se puso a bailar. Aquél era su regalo especial de aniversario para Sebas . Le encantaba sorprenderlo. Y cuando vio por el rabillo del ojo que entraba hizo un enorme esfuerzo para no mirarlo. La música llegó a un momento de salvaje crescendo y después finalizó. Entonces Martina miró a Sebad y ardió ante la intensidad de su mirada.

-¡Es tan fácil impresionarte! -comentó en broma. Sebas la estrechó en sus brazos como un hombre de las cavernas. Martina se estremeció de excitación. Por sus venas corría el fuego del deseo sensual.

-Así que volvemos al principio...

-Pero ahora tenemos a Guille- asintió Martina

-No he olvidado a nuestro hijo ni por un instante... ni a la maravillosa y sexy mujer que me lo ha dado -contestó Sebas con impresionante intensidad -. Creo que te amo aún más que antes.

-¡Me haces tan feliz! -contestó ella abrazándolo.

-Ésa es la razón de que haya venido -continuó Sebas mientras trataba de besarla y de llevarla a la cama al mismo tiempo, cosa que al fin logró-. Y también para darte esto... antes de que te atrevas a sugerir que he venido sólo porque no podía soportar más no acostarme contigo.

Tini contempló el exquisito anillo de diamantes que él deslizó en su dedo.

-Oh, Sebastián , es... precioso.

-He mandado que le graben la fecha del día en que nos conocimos.

-¡Te estás volviendo tan romántico! - suspiró Martina.

-Sí, puede que tú te hayas encargado de las velas, pero yo me he ocupado del champán y de poner una rosa en la almohada.

-¿Quieres decir que no te he sorprendido?

Sebas asintió con un gesto. Tini curvó la boca en una sonrisa y lo empujó sobre la almohada.

-Me encanta tu falta de tacto.

-No te comprendo -contestó Sebas observándola con ojos llenos de admiración. Martina se tumbó sinuosamente junto a él. La ansiosa mirada de Sebas cuando temía haberla herido la volvía loca de pasión.

-Las mentes grandes piensan de un modo parecido -susurró ella.

-Eres asombrosa... -continuó Sebas estrechándola con tal fuerza que apenas podía respirar.

Respirar, sin embargo, no era en aquel momento algo importante.

Mucho más urgente resultaba compartir su amor de un modo íntimo. Tini hubiera deseado decirle que él también era asombroso, pero la electrificante combinación de pasión y felicidad desatadas lo hacía imposible en ese momento. Lo haría a la mañana siguiente.

FIN

Romance Griego -Sebastini- TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora