Capítulo 46.

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-¿A quién? Tini, quiero una confesión completa. Sólo entonces me calmaré -añadió Sebas haciendo una promesa poco seguro de cumplirla. Martina lo observó en silencio. Si decía el nombre de la persona que, de hecho, era ya terreno peligroso dentro de su relación, Sebas estallaría. Sin embargo tenía que defenderse. - Tini -insistió Sebas. -¿Quieres de verdad saber quién creo que está detrás de todo esto? -preguntó Martina tragando-. En mi opinión la candidata más probable es Helena Teriakos - Sebas se quedó mirándola con ojos extrañados, como si pensara que estaba loca -. Tiene que haber sido ella, lo sabía todo de mi infancia, y me odia... -continuó Tini valiente. -¿Pero es que has perdido el juicio? -preguntó Sebas furioso, casi suplicante. -Si te sirve de consuelo te diré que Helena te ha utilizado a ti también -añadió Martina incapaz de seguir escogiendo cuidadosamente las palabras-. Me dijo que era fácil hacerte sentirte violento, que te revolverías contra mí. -Estás tan devorada por los celos que ni siquiera puedes ver las cosas con objetividad, y mucho menos aún pensar con racionalidad... -En este preciso instante no estoy celosa, Sebas -declaró ella levantando el mentón-. Si Helena cruzara ahora esa puerta te avisaría de su visita sin rechistar. -¡Ya basta! -gritó Sebas. -¡No he terminado! -exclamó ella, cuya ira aumentaba al tiempo que la de él, inexplicablemente, parecía menguar-. ¡Te la mereces! ¡Desearía que te hubieras casado con ella! ¡Te habrías congelado en tu noche de bodas! Sebas respiró profundamente, despacio, y luego dijo: -Creo que ha llegado el momento en el que la luna de miel acaba mal. -No te soporto más, ni a ti ni a esa arpía -respondió Tini. -Mala suerte -dijo Sebas con extrema tranquilidad. -¿Qué quieres decir con eso de mala suerte? -inquirió Martina extrañada ante el cambio de actitud. -Eres mi mujer y no vas a marcharte a ninguna parte. De hecho, mientras demuestres que sigues teniéndole esa manía a Helena, te quedarás en la isla. Tengo que confesar que temblaba literalmente ante la idea de que ustedes dos se encontraran. ¡Pero mírate! ¡Si estás casi saltando de rabia! -¿Y qué esperabas? -gritó Tini con voz rota. Sebas puso un brazo decidido alrededor de su temblorosa figura. -Esto no es bueno para el niño... -¡Quítame las manos de encima! -¡Pero si apenas eres capaz de controlarte! Esto tiene que ser tu nivel de hormonas -decidio Sebas observándola con gravedad, aliviado de encontrar una explicación satisfactoria. -¿Mi... nivel de hormonas? -susurró ella. -En los primeros estados del embarazo las mujeres son propensas a cambios emocionales que pueden requerir un apoyo y una comprensión extra por parte de los demás -Martina abrió la boca atónita ante aquel comentario erudito-. He sido demasiado duro contigo - añadió obligándola a sentarse en el sofá. - Sebas... ¿a qué demonios estás jugando? -Te has alterado mucho al ver ese artículo -explicó Sebas sentándose a su lado-. Hubiera debido de ser más benevolente contigo, aunque le hubieras dicho que estabas embarazada a toda la plantilla del edificio Yatra International. -Bueno, ¿y qué? -¡Me he puesto tan furioso al ver cómo te atacaban en la prensa! -continuó Sebas atrayéndola hacia sí y estrechándola-. ¡Y saber todo lo que has tenido que pasar, desde tan pequeña, con esos padres tan egoístas! Eso me ha alterado mucho, desde luego. Pero gracias a Dios al hablarme de Helena he comprendido que esto se nos estaba escapando de las manos. -No puedo vivir contigo si no confías en mí. -Por supuesto que confío en ti... con una sola excepción -añadió Sebas sin vacilar-. Y no creo que haga falta que volvamos a discutir sobre esa excepción nunca más. Tini respiró hondo. Lo único que tenía realmente era una derrota frente a Helena Teriakos. Sin embargo no podía insistir en sus acusaciones, no quería destruir su matrimonio antes incluso de que hubiera empezado. Helena ya se estaba ocupando de ello, y con éxito. ¿Cómo iba a enfrentarse a ella sin pruebas? ¿Acaso debía humillarse y pedirle a Sally Parkes que repitiera ante Sebas lo que había oído? Lo cierto era que ningún comentario probaría nunca todas sus acusaciones contra Helena.

Romance Griego -Sebastini- TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora