Capítulo 48

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Martina se estremeció. Sus dedos siguieron la línea que dibujaba la masculina mandíbula. -¿Tienes mucha hambre? -preguntó ella en un susurro. Sebas gimió produciendo un sonido ronco y masculino y se tumbó sobre ella. Su boca se posó sobre la de Tini invadiéndola sensualmente y contestando a la pregunta.

Martina había visto la sauna y el gimnasio de la planta baja de la enorme mansión londinense, y se disponía a inspeccionar la piscina cubierta. -Creo que esta casa te gusta -murmuró Sebas. -Sí, me gusta más al natural que en el vídeo que nos mandó el agente -aseguró Tini. -Entonces lo único que tenemos que hacer es mudarnos. -¿A ti también te gusta? - preguntó ella girándose hacia él. -Tiene de todo, así que la compramos. -¡Será una casa maravillosa para nuestra familia! -exclamó Martina arrojándose a sus brazos-. No irás a comprarla sólo por mí, ¿verdad? -¿Me crees capaz de una cosa así? -Sí -suspiró Tini -. Pero es aquí donde vamos a vivir, y por eso es importante que te guste tanto como a mí. Así que dime, ¿qué te parece? -Será una buena inversión -contestó Sebas encogiéndose de hombros. Martina gruñó-. Y la localización es excelente... -¡Sebas! Sebas la estrechó entre sus brazos dejando que la expresión seria de su rostro se desvaneciera. -Saltas por cualquier cosa, señora Yatra. Me encanta la casa, ¿de acuerdo? -Siento haberte arrastrado a ver todas las demás, temía que hubiera alguna que mereciera la pena. En realidad en cuanto vi ésta en el vídeo supe que era exactamente lo que quería, por eso la dejé para el final. Tini subió a la limusina en estado de éxtasis. Llevaban casados un mes. Habían pasado tres gloriosas semanas en Chindos, y Martina se sentía tan feliz que creía vivir en el paraíso. Al principio había temido que la vuelta a Londres acabara con la magia de su matrimonio, pero nada había cambiado a pesar de estar Sebas tan ocupado. Aquella noche, en el apartamento del ático, Sebas salió del baño con el cabello mojado y una toalla enrollada en las caderas. -Hermosa... tengo que decirte algo. Tini se sentó en la cama y sonrió. -¿Ocurre algo? -No, no ocurre nada malo -aseguró Sebas -. Mañana por la mañana volaré a París a ver a Helena- Martina parpadeó-. Naturalmente, espero que eso no sea un problema entre nosotros dos. Yo soy quien le lleva todos sus intereses financieros desde que su padre murió. Tini se quedó helada ante aquella nueva revelación.

Romance Griego -Sebastini- TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora