Capítulo 12

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— No lo sé Kelly, no se que pasa por mi mente sinceramente — eleve mi torso acercando mi cara a la cara de la rubia frente a mi y volví a descender

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— No lo sé Kelly, no se que pasa por mi mente sinceramente — eleve mi torso acercando mi cara a la cara de la rubia frente a mi y volví a descender.

— Te gusta, te gusta ese chico — dijo risueña colocando más peso en mis piernas para que hiciera los abdominales mejor.

— Es que, creo que si, pero a la vez no.

— ¿Cual ese pero?

— Quizás es sólo atracción física — me eleve con una sonrisa coqueta — tu ya sabes.

La rubia rió — tal vez si — decendi nuevamente cumpliendo los 50 abominarles , me senté bien y mire a mi alrededor, había terminada primero que las demás. Sonreí — ¿y es guapo? — preguntó la rubia colocándose donde estaba antes.

— Demasiado — sonreí mordiendo mi labio.

— ¿Y crees que el sienta lo mismo?

— No lo sé y tampoco quiero saber — vi cómo Kelly se elevaba con el ceño fruncido.

— ¿Porque?

— Porque no vine a Los Angeles para buscar novio o una aventura amorosa, vine a la universidad, no a sufrir por un chico — hice una mueca y mire hacia al frente observando a la entrenadora Taylor gritándole a una chica pelinegra a lo lejos.

— ¡Te quiero fuera de mi equipo! — se escuchó el fuerte grito de la adulta de cabello corto, observé cómo la chica asustada y llorando se retiró corriendo.

Esa entrenadora si que era agresiva, me gusta.

No me malinterpreten, es muy feo echar a una chica llorando de un equipo donde quizás a estado demasiado tiempo y quizás también insulto, pero las entrenadoras así eran las mejores, llevaban a su equipo a lo lejos.

— Emma — llamó mi atención Kelly aún haciendo sus abdominales — dime ¿ya te has organizado? estas dos semanas te veías estresada.

— Si, es que bueno — suspire y me cargué más en las piernas de la rubia — como soy nueva en la ciudad tengo que orientarme y hacer unos papeles para mi licencia de conducir, sin olvidar que con lo de ir al gimnasio, entrenamientos y ser una persona amable, es muy difícil — sonreí forzadamente — aveces me dan una ganas terribles de gritarle a alguien en la cara y golpearlo de paso — la rubia rió y se detuvo.

— Eres como una mini entrenadora Taylor.

— Backer, nadie es como yo — dijo la fuerte voz de la entrenadora a mis espaldas — soy una especie en extinción, magistral y especial — giré mi cabeza para ver cómo la alta señora se alejaba sin decir nada más.

Me giré a Kelly y reímos en silencio.

Camine lentamente guardando los balones esparcidos por la gran extensión de césped, cansada los tomaba y los guardaba en silencio en su saco

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Camine lentamente guardando los balones esparcidos por la gran extensión de césped, cansada los tomaba y los guardaba en silencio en su saco. Levante mi cuerpo adolorido después de estar minutos agachada y veo a mi alrededor como chicos iban entrando en el estadio.

Aspire fuertemente y suavemente, esto era lo que más odiaba de entrenar fútbol en esta universidad, inmediatamente después de nuestro entrenamiento empezaba el entrenamiento del equipo de fútbol masculino, por eso las chicas se iban rápidamente a las duchas o simplemente a sus casa para bañarse allá.

Los chicos de fútbol eran unas bestias idiotas que lo único que hacían eran decir estupideces al ver a una de nosotras y el peor de todos era ese bobo de Alex Hart que hablaba a mis espaldas y me acosaba terminando los entrenamientos, donde siempre recibía uno de mis insultos y más de una vez, un golpe, que ahora habían bajo de intensidad para no meterme en problemas al estar rodeado de sus amigos idiotas.

— Miren ese trasero mis amigos, ese es mío — apreté mis puños fuertemente mirando a mis lados buscando al entrenador, pero este no estaba, espere unos segundos y con una sonrisa macabra me giré al castaño de cabello largo.

— Veo que el idiota del campo volvió a hablar idioteces — me tape la boca sorprendida fingidamente — oh perdón, verdad que tu eres una idiotes, no puedes ir contra ti mismo ¿no? — al ver cómo el chico con una sonrisa quedaba en silencio, sonreí desafiante y tome mi mochila para largarme.

— Amor, no te hagas la difícil — hablo Alex a mis espaldas.

— Soy difícil — sonreí y me retire del lugar caminando para al ver que estaba sola empezar a caminar.

Alex Hart era un idiota más del mundo, no merecía mi atención y mi tiempo, así que no se lo daría, no le haría el honor de molestarme, solo espero que el chico sea de otra facultad a la mía, para no ver más veces su cara, ya tenia suficiente con los entrenamientos como para lidiar con el chico fuera del estadio.

Pare de trotar un poco para mirar a mi alrededor, la ciudad repleta de autos y un calor bastante cómodo, un gran sol se situaba sobre mi, aún quedaba verano para disfrutar. Giré mi cuerpo hacia la derecha para empezar a correr hacia la casa Rodrigo.

Mi mente estaba hecha un remolino, entre que ya había sacado mi papeles para conducir y tener que conseguir un auto, comprar cuadernos y libros para la universidad, mi nuevos amigos famosos de Los Angeles, el fútbol y lograr impresionar a la entrenadora para que me diera un buen lugar en la jerarquía del equipo, pero lo que más llenaba mi mente en especial era el lindo chico castaño de rulos de nombre Joshua Bassett.

Pensando en él mi estomago se revolvía, mi corazón se ponía inquieto y mis mejillas se calentaban, y no era por el calor que me estaba provocando correr con una sudadera bajo el ya fuerte potente sol, sino por el chico de ojos avellana, realmente estoy considerando que este me había lanzado un tipo de hechizo para que cayera a sus pies con un chasquido de dedos. Yo no soy así, bueno, yo no era así de caer como si nada ante un chico, soy difícil y dura para todo lo que tenga que ver con el amor, pero creo que este castaño lograría romper todas las barreras para llegar a mi corazón corriendo tal como el rayo McQueen, como decía mi hermano, mi psicólogo de la vida y viceversa.

Pero no.

Vamos Emma, quizás lo que sentio en simples palabras es atracción sexual o algo por el tipo.

Emma Díaz no esta de intercambio en Estados Unidos para buscar un amor, esta para estudiar y conocer más a las afueras de su país como tanto soñó siempre.

Pero Joshua Bassett si que era una especie en extinción en mi vida, era misterioso y único con la misión de que cayera por él.

No permitiré que lo logre, no caeré.

No permitiré que lo logre, no caeré

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Sofiadaaholland

EXCHANGE, Joshua BassettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora