Capítulo 65

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Suspiré con pena al mirar la horrible bota azul marino sobre mi pie derecho

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Suspiré con pena al mirar la horrible bota azul marino sobre mi pie derecho. Nunca me había lastimado así en mi vida

— Gracia, Madeline, pero sé que hacer — detuve el balbuceó de información de la mayor.

— Lo sé, pero es mi labor decirte todo esto, esta en el protocolo — murmuró un tanto apenada Madeline, una de mis compañeras de carrera mientras tenía sus brazos cruzados.

— Está bien ¿me dejas sola? — pregunte en un tono bajo mirando en todo momento mi pierna derecha sintiendo todo mi cuerpo pesado.

— Si, esta bien — accedió la chica con voz cansada, seguido de eso escuché sus ruidosos pasos hasta que la puerta se cerró suavemente.

Ya sola, bufé molesta y me tiré de espaldas sobre la camilla sin dudar, cansada de todo, quizás por eso era mi mal humor, como un presagio de mi mala suerte de hoy. Miré el techo con un semblante neutro, sin expresión, sin sentir un solo dolor, como si me hubieran quitado algo y estuviera vacía.

Oh, eso fue tan Void Stiles.

Sonreí amargamente por las ocurrencias que pasaban por mi mente. El sonido de la puerta abriéndose me alarmó de inmediato sentándome bruscamente en la camilla mirando en dirección de un par de castaños de apariencia preocupada entrando en la habitación a paso rápido.

— Mierda, Emma ¿estas bien?

Apenas colocar un pie dentro del lugar la chica se abalanzó hacia con una rapidez descomunal y en menos de un segundo ya estaba tomando mis manos entre las suyas con una notable preocupación rodeando todo su pequeño y delgado cuerpo.

— Si, Liv, estoy bien — rodeé mis ojos quitándole importancia — fractura de tobillo. No es tan grave, estaré bien en unas semanas con antibióticos y reposo.

— Gracias a dios, cuando te vi caer casi me desmayo de la preocupación, pensé en lo peor, Emma — habló apresuradamente la chica, pero ella ya no tenía mi atención, si no más bien el lindo castaño de rulos locos que estaba fielmente afirmando la puerta petrificado justo en el marco de esta, sin moverse ni un paso más ni un paso menos con su mirada fijamente puesta sobre mi.

Un silencio abrumador nos abundó cuando Liv paro de hablar de la nada, ella tosió falsamente dando unos pasos atrás separando con cuidado mis manos de la suyas — ¿ustedes quieren...

— No / Si — hablamos a la vez Joshua y yo. Mordí mi labio un tanto tensa por la incomodes que me invadió.

— ¿Sabes que? No quiero estar entre ambos en este drama, iré a buscar a alguna enfermera para hablar sobre tu recuperación — murmuró en mi dirección sosteniendo con fuerza su bolso para salir dignamente de la habitación haciendo resonar sus nuevos tacones.

EXCHANGE, Joshua BassettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora