Todavía no

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Your smile's forever in my mind and memory. (Tu sonrisa estará siempre en mi mente y en mi memoria).
"Thinking out loud"-Ed Sheeran.

 "Thinking out loud"-Ed Sheeran

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𝐒𝐀𝐁𝐀𝐃𝐎
𝟔:𝟑𝟕 𝐩.𝐦

Jughead subía los escalones sin soltar la mano de la rubia. Cuando el chico vió un sitio libre se abalanzó hacia él. Betty lo miró con una ceja alzada.

—¿Y yo donde me siento?—Preguntó la rubia cruzada de brazos.

—Te puedes sentar encima mía.—Una pequeña sonrisa se desplazó por el rostro de este al imaginarse a la rubia encima de él.

—No me pienso poner encima tuya.—Dijo demandante.

—Pues entonces vas a tener que sentarte en el suelo porque aquí no hay más asientos libres.—Betty se volvió a plantear la idea en su mente ¿quería que se sentara encima suya? Pues eso haría, pero no sin calentarlo.

Betty se sentó encima de sus piernas y Jughead sonrió satisfecho.

A mitad del partido, la rubia comenzaba a moverse inquieta en su regazo. Movía su trasero en diferentes direcciones. Betty sabía que eso despertaría la entrepierna de Jughead y por eso es que lo hacía.

El pelinegro maldecía ¿lo estaba haciendo queriendo? Se preguntaba a sí mismo.

La esperada mitad del partido llegó y Jughead no tardó en levantarse bruscamente.—Tengo que ir al baño.—Se excusó nervioso.

—Claro, aquí te espero.—El chico se fue dejándola sola y una carcajada sonora salió de ella, dejando a la gente que estaba a su alrededor confusa.

Un pelirojo se acercó a ella y la saludó entusiasmado.—Verónica me ha obligado a venir aquí a preguntarte el porqué estabas encima de Jughead.

—¿Y por qué V te mando a ti en vez de venir ella?—Pregunté siendome imposible sonreír.

—¿No es obvio? Sabe que si ella te pregunta tu no le diras nada.—Punto para V. La rubia no le iba a decir nada a su amiga, pero tampoco a su novio.

—Vale, ahora, pequeña gacela peliteñida, quiero que vayas a por tu novia y le comuniques lo siguiente—La chica se removió en su asiento para acomodarse mejor y levanto las manos feliz y entusiasmada.—V de mi corazón, no pienso decirte nada porque realmente me das miedo. Para ofrecerte mis disculpas, solo te recitaré un poema. Querida Verónica, préstame atención, atiende a tu novio y por tercera vez en el día, fóllatelo.

Perfectamente ImperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora