Aparte de un paseo por el parque el día después de su llegada, los invitados no se ejercitaron demasiado. Todo se estaba preparando para el gran baile de aquella noche. Con toda probabilidad el evento se celebraría al aire libre. El tiempo cálido y seco se prolongó durante toda la jornada.
Los criados estuvieron muy ocupados desde primera hora de la mañana para satisfacer las necesidades y los deseos de dieciséis invitados recién llegados. Los cocineros guisaban un gran banquete para ellos para aquella noche. Los jardineros decoraban la zona que rodeaba el lago y otros sirvientes preparaban los refrigerios.
Lady Arianna saltaba deseosa de observar los preparativos, y estaba convencida de que su madre le permitiría ver a todas las damas con sus mejores galas nocturnas. Elsa no estaba tan convencida de ello. La duquesa no fue a ver a su hija en todo el día, y parecía más que probable que se olvidaría de ella hasta el día siguiente.
Elsa decidió que haría lo que pudiese para darle una alegría a la niña. Después de una mañana de clases fáciles, que no exigían mucha concentración por parte de su alumna, la llevó afuera, y se dirigieron al lugar desde el que habían ido a pintar el pabellón unos días atrás. Desde allí podrían observar los preparativos sin interponerse en el camino de los criados ocupados.
—¡Ah, los faroles! —exclamó Lady Arianna algo intimidada, mientras miraba hacia los centenares de faroles que se estaban colgando en los árboles que rodeaban el lago y en la isla y en los principales caminos que salían de la casa—. Esta noche parecen mágicos, señorita Arendelle.
La orquesta había llegado y estaba descansando y refrescándose en alguna parte de la casa. Transportaban sus instrumentos a la isla en barca. En una parcela de césped llano al oeste del lago, el que estaba más cerca de la casa, instalaron un gran suelo de madera para el baile. Estaban colocando mesas con manteles blancos en el lado norte, justo debajo de donde se encontraba Elsa con Lady Arianna.
La señora Potts le había contado a Elsa que toda la pequeña nobleza de las cercanías y de la localidad de Wollaston acudiría al baile. Y todos los criados tendrían permiso para asistir, siempre y cuando no estuvieran de servicio.
En Heron House se habían celebrado algunos bailes. Elsa siempre los había disfrutado. Ponerse elegante, ver a los conocidos también elegantes y una sala de baile decorada con flores y llena de música resultaba maravillosamente excitante. Bailar producía una excitación increíble.
Pero estaba bastante segura de que aquellos bailes no podrían compararse en esplendor con el baile de aquella tarde.
Elsa sólo era una criada, claro está. No tenía un buen vestido para el baile ni joyas que ponerse. Y era improbable que alguien le pidiera que bailara con ella. ¡Pero claro que sí! La agitación de los últimos días, sumada al hecho de descubrir quién era el duque de Ridgeway y al miedo de que quizá, por alguna extraña coincidencia, alguno de los invitados fuera alguien a quien conociera casi le había hecho olvidarse de ello... casi se había olvidado del señor Dunbroch y de que esperaba que bailase con él.
Esperaba que no se le hubiera olvidado. Lo ansiaba con todo su corazón. Esperaba volver a verlo otra vez. Y deseaba que llegara la noche como una niña a la que conceden algo poco habitual.
—Mamá me dejará ver a las damas, ¿verdad? —suspiró Lady Arianna a su lado.
—No lo sé, querida —respondió Elsa, apretándole la mano a la niña y lamentado que sí que sabía que no iba a ser así—. ¿Vamos a ver cómo está Pequeñita hoy? Debe sentirse sola. Todavía no ha jugado con ella.
—Sí —respondió Lady Arianna, apartando reticente la vista de los preparativos del baile—. Tendría que habérselo preguntado a papá cuando ha venido esta mañana a sentarse con nosotras en el cuarto de estudio. Igual habría dicho que sí.
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La perla secreta (Adaptación Jelsa)
Roman d'amourElsa ha caido lo mas bajo a lo que puede llegar una joven bien educada como ella en la Inglaterra victoriana. Obligada a vender su cuerpo en las calles, se entrega a un hombre en una sordida posada, un caballero apuesto y de espiritu atormentado. Pe...