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Estaba en las mazmorras, después de todo ahí vivía, era el lugar que mi padre me había asignado.

Lejos de ser un lugar frío y lleno de celdas, era un lugar bastante amplio que era solo para mi y desde que tenía memoria este había sido mi hogar.

Pues el alfa no podía permitir que su manada se enterara de que su única hija era una mestiza.

Por lo cual pasaba bastante tiempo bajo la amplia fortaleza que contenía a toda nuestra manada.

Estaba por subir al comedor principal, pues aunque mi padre jamás había sido bueno conmigo, hace algún tiempo parecía tolerarme mas, aunque siendo el, estaba segura de que era por alguna razón, el no era una persona que perdonara y sabía que si a alguien jamás iba a perdonar, era a mi.

El desayuno ya estaba servido, pero como era de esperarse, no había un lugar para mi en la mesa, en lugar de eso, la omega que servía en la cocina siempre me dejaba un gran trozo de carne cruda para mi, para que desayunara a solas en la cocina.

Comer carne cruda no era divertido, al principio era una necesidad comerla para no tener hambre, pero  después probarla era tan desagradable, sentir como estaba caliente y aun escurría sangre por ella me hacia vomitar y pensar que era mil veces mejor tragar tierra en los entrenamientos a los que papá nos sometía que seguir siendo una caníbal.

Como era costumbre, tomaba la carne y se la daba al alfa que cuidaba el paso a la parte del bosque "prohibido", el me dejaba pasar y siempre me decía que si mi cabeza era arrancada por otros lobos el no se haría responsable, como si alguien le importara.

Eso no me preocupaba, pues ningún otro lobo que estuviera cuerdo se atrevía a ir a esa parte del bosque, la palabra muerte abundaba ahí.

Pues sabía que podría morir a manos de cualquier lobo que merodeara por ahí.

Todas la mañanas antes del entrenamiento que recibía por parte de mi padre, venía aquí a pensar y tener un momento de libertad.

Sentía que el aire era mas puro, tal vez por que ninguna manada ponía sus sucias zarpas por aquí.

Habitualmente no tomaba mi forma lobuna, pues no me hacia falta, era bastante fuerte en mi forma humana, ser una Sigma no estaba mal para mi, aunque si hubiera sido una beta o una mismísima alfa, no me hubiera quejado.

Estaba recorriendo el risco que conectaba con el lado del bosque de los Jeon, la manada vecina y sobre todo enemiga de nosotros los Han.

No era seguro para mi estar tan cerca de sus territorios, a veces si quería morir pero no siendo devorada por lobos que ni siquiera conocía.

Me giré en mis talones y di un paso, pero el viento soplo demasiado fuerte e hizo que mi pañoleta cayera en su territorio.

__Mierda__No podía dejarla ahí, en primer lugar por que era Gucci y en segundo por que apestaba a vainilla, al estar amarrada a mi centro de olor que era mi cuello esta estaba impregnada de mi olor y por ella podían sacar conclusiones de que estuve invadiendo su territorio, lo cual no era cierto y eso iba a iniciar una guerra entre manadas y podría asegurar mi muerte.

Era mejor morir por haber salvado mi pañoleta que morir por dejarla ahí e iniciar una pelea entre manadas.

Salte el pequeño espacio que separaba el risco del bosque de los Jeon, y tome mi jodida pañoleta.

__Tu vas a costarme la cabeza__Dije tomando mi pañoleta.

En ese mismo instante el viento volvió a soplar, pero esta vez fue diferente, pues no levanto ese olor a hojas secas y frescura que lo caracterizaba.

LIES•JJK (OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora