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- quien es ese?!- hablo en casi un grito cuando llegó conmigo.

- ah... Realmente no lo sé, no lo conoces tu?- pregunté.

Nego.

- solamente aprecio aquí, dijo un par de cosas sin sentido y se fue- hable.

Fruncio el ceño.

- celos?- pregunté sonriendo y recargandome en los casilleros.

- por supuesto que no- hablo el con otra sonrisa

- ya empezaba a preocuparme, cual es el plan para esta tarde?- pregunté.

Me sentía un poco emocionada.

- bien, nos iremos justo después de que lleguemos a la mansión, solo hay que ver qué nadie nos vea, puedes decirle a Alfred que irás a la torre por algo que se te olvido- hablo.

- y tú?- pregunté.

- no habrá problema si no digo que saldré -

- cual será nuestro destino?-

- ya lo sabrás...-

Sonreí.

(...)

Salí de la mansión, en mi motocicleta, se supondría que vería a Damián unas calles más adelante.

Llegué a dónde se encontraba el, baje de la moto y le di un casco. El se lo puso y se subió, hice lo mismo y le abrace.
El conduciría, pues yo no sé a dónde iríamos.

Este conducía a una velocidad bastante alta.

Han pensado en la ironía de esto? Por qué yo realmente no la había pensado... Él hijo de Batman... Y yo hija del Joker... Prácticamente los más grandes enemigos... Y se me ocurrió enamorarme de el.

El manejaba con una gran precisión, salimos de la ciudad y nos dirigimos a metrópolis. Cruzamos el gran puente.

Después de un rato llegamos a una de las costas de metropolis.

Pude ver qué se trataba de un parque de diversiones.

Sonreí

- sabes nunca había venido a un lugar así...- le dije mientras me quitaba el casco.

- es la segunda vez que vengo a un lugar así... La primera fue cuando me uni a los Titanes- contestó.

Me sentí emocionada.

- además... Tenemos que cuidar a qué nadie nos vea.-

Asentí.

- sabes... Tengo una mejor idea.- respondi.

Entonces cambie el color de mi cabello y el de mis ojos, rubio y azul.

- tienes algún problema con esto?- pregunte.

- no, me parece bastante adecuado - hablo.

- bien, vamos!- Dije caminando a la taquilla.

Damián pago las entradas. Y pudimos entrar.

Había bastante gente, no en exceso, pero si la suficiente.

Había niños corriendo, padres junto con sus hijos...

Sentí como Damián pasaba su mano junto a la mía y me sujetaba de esta.

Le mire...

- bien, que quieres hacer?- pregunto

Mire a mi alrededor.

(...)

Habiamos subido a un par de atracciones, nada fuera de este mundo.

UN AMOR DISTANTE (DAMIAN WAYNE Y TU) [EN EDICION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora