𝐑𝐄𝐀𝐂𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 ▹ Min Yoon Gi

▹ 𝒂𝒏𝒕𝒊𝒔𝒐𝒄𝒊𝒂𝒍 ¹'¹

» Capítulo narrado por Yoongi.

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Si dijera que mi mente ahora mismo no se encuentra en un tremendo lío, sería una mentira bastante grande.

Pasaron dos semanas desde que la conocí, dos semanas sin ser yo quien pueda hablarle, porque ella, cada que se cruza conmigo suele saludarme y sonreír. Nunca he contestado sus saludos y cada vez me siento peor por no hacerlo; pero la sensación es aun más mala cuando caigo en razón de que me paso el día intentando saber qué es lo que está haciendo.

Al menos hasta ahora sé dónde es su salón, cuáles son sus contados amigos y a dónde suele ir en sus ratos libres dentro del instituto; hace pocos días supe su peculiar nombre.

Eso es desesperante, porque cada que la veo, es como si me inyectase empatía en las venas, haciendo que seguir con mi vida 'normal' sea imposible.

—Hey, ¿cuándo vas a aprender que ese es el sitio en donde almuerzo yo?—De nuevo el hijo de papi, pero realmente no quiero tener problemas.

Sólo tomé mis cosas y me levanté, dispuesto a cederle ese lugar. En cuanto hice aquello, en su rostro comenzó a aparecer una amplia sonrisa.

—¿Qué sucede? ¿Te has vuelto pacifista?¿O es que ya eres normal?—Me atacó con sus preguntas estúpidas.

—Ya te di lo que querías, sólo cierra la maldita boca.

—De una vez por todas te digo que si es por ella, estás perdiendo el tiempo intentando cambiar—Dijo mirándome fijamente—No eres normal y eso no cambiará ¿entiendes?

Desde luego que él en parte estaba equivocado.

Es cierto que pueda ser una persona anormal, pero eso de que no pueda dejar de serlo, comienzo a dudarlo. Lo peor de todo es que yo ni siquiera soy el que estoy 'intentando' cambiar; el trabajo se está haciendo por sí solo.

Ignorando lo demás que comenzó a decirme, me fui de aquel sitio. Al único lugar al que podía dirigirme ahora para estar tranquilo era a la biblioteca, aunque podría decirse que lo hacía con doble intención.

Cuando entré en silencio y comencé a caminar entre los estantes, pude verla, sonriéndole a las páginas de un libro. Su sonrisa desapareció al verme, pero de inmediato esbozó otra.

—Hola...—De nuevo fue la chica quien inició la conversación.

Carajo, Min Yoongi, así como tienes -o tenías- el valor para mandar a todo y a todos a diablo, así ten los malditos pantalones para entablar una conversación con ella.

—Hola...—Me acerqué hacia la silla que estaba enfrente de ella y me senté—Yo... Quería agradecerte por... Lo de hace dos semanas.

—¿Agradecerme?—Su rostro cambió a ser de confusión y prosiguió a cerrar aquel libro para mirarme atenta.

–Sí, digo... Debes recordarlo, ¿no?—Suspiré—Ese día no te agradecí y tal vez sea tonto hacerlo ahora, pero mejor tarde que nunca, ¿verdad?—Sonreí, sientiéndome estúpidamente nervioso.

—Oh, bueno, está bien—Dijo ella con un semblante serio—Tú... ¿Te sentiste mal por no haberme agradecido?

—¿Sentirme mal?

¿A qué venía esa pregunta?
Pero sí, me sentí terriblemente mal y con una desesperante inquietud, sin embargo, todavía soy muy orgulloso como para decirlo. De hecho, apenas comienzo a asimilarlo.