Hermes se negó a ser el mensajero de los Dioses si Hades no te liberaban, por su parte el Dios del Inframundo había tomado medidas por si te volvían a raptar, encadenandote cerca de su trono, ya no le importaba que pagarás tu desobediencia que cometiste al estar viva, ahora eras como un premio de guerra.
Las arpías te vigilaban día y noche, algunas veces azotandote con un látigo cuando Hades dejaba la sala.
Afrodita frunce el ceño al escuchar a Atenea, estando junto a Hermes como si fueran un grupo de adolecentes en la escuela. Obviamente siendo ella la popular - ¡Son todos ustedes unos insensibles! ¿Que no ven lo que esta haciendo Hermes por amor?.
Artemisa, junto a Hades y Zeus, rueda los ojos - Debemos recordar que esa alma ofendió a Hades,
- ¡Solo una pequeña ofensa! ¿Que no lo pueden olvidar? - Apolo dice fresco como siempre.
Su hermana lo mira seria, había dejado a sus cazadoras en el Campamento Mestizo hasta que esto acabara - ¿Que harías si alguien dañara tu altar?.
- Lo quemaría vivo... ¡Pero esa es otra historia!.
- Tu deberías estar de nuestro lado - Deméter señala a Poseidón, que se mantenía alejado en su trono - Tu hijo ha ofendido a tantos Dioses que faltarían dedos para contar, aún así le perdonaron la vida.
- ¿Que no Zeus quería matarlo? - Apolo murmura por lo bajo.
- ¡Y Ares lo quiere hacer ahora! ¡Y esta de su lado! - Atenea responde.
- ¿Puedes callarte? - Afrodita dice entre dientes. Su rivalidad era muy fuerte.
El Dios del mar suspira - Estoy del lado de Hestia - Al ser ella la Diosa del hogar no estaba en ningún bando, como en otras discusiones que los Olímpicos tuvieron.
Zeus toma la palabra, mirando fijamente a Hermes - Termina la misión de tus hijos o ellos morirán en el intento.
- ¿Que misión? - Murmura Apolo a Dionisio.
- Que busquen a Asclepio - Responde, recordando un gran grupo de campistas que se fueron en busca del Dios.
- Bien... - Acepta Hermes, los de su bando lo miran sorprendidos, ¿Se iba a rendir así nada más? - Yo lo haré.
Hera salta, indignada - ¡Va en contra de las reglas!.
Hestia se dirige a Hermes desde su trono - ¿No lo quieres pensar un poco? Podemos llegar a una solución, no debes dejar que acciones impulsivas hagan que el asunto se salga de las manos y empeore.
Hefesto le da la razón, el Dios estaba en el bando de Hades y Zeus solo porque Ares y Afrodita apoyaban a Hermes. Él realmente los odiaba - Sigue el consejo de Hestia, lo que planeas hacer es serio.
Pero Hermes los ignora, solo quería recuperarte.
Apolo lo apoya - Yo te ayudaré a encontrar a mi hijo.
- No cometas una estupidez, Apolo - Artemisa le advierte.
Dionisio camina hasta los dos Dioses - Ya no insistan más, yo también iré - En su mano sostiene una copa de vino, sonriendo vengativo al tomarlo frente a Zeus.
Rápidamente los tres Dioses desaparecen del Olimpo, la discusiones entre los demás continúa.
****
Cuarta parte.
