Esa noche la cabeza de Alba Reche no paraba de dar vueltas, al igual que ella en su casa. Desde que había tenido aquella rara conversación con Natalia lo único que ocupaba sus pensamientos era esa extraña propuesta que la morena le había planteado. ¿Ser su verano? ¿Qué quería decir con eso? ¿Sería solo un juego? Y lo más importante ¿Por qué le daba tanto énfasis al asunto?
Su lado razonable y coherente le decía que no aceptara, pues estaba casi segura de que solo era un juego por parte de la morena, un juego que solo tenía un motivo: seducirla. Ella no podía negar que algo en Natalia la atraía demasiado, pero tampoco quería ceder ante ella. Pues como se había repetido varias veces, no quería ser una más en su lista. Y eso era lo que acabaría pasando si aceptara la maldita propuesta.
Pero por otro lado, su lado más impulsivo, ese que solo se dejaba guiar por su corazón le decía todo lo contrario. Este no se fijaba en las cosas evidentes, sino que se dejaba guiar por el sentimiento que tuvo la rubia al ver la mirada de Natalia. No era una mirada cualquiera, era más bien de súplica. Tal parecía como si la decisión de Alba cambiaría su vida, como si vivir para ella dependía de esto. Sabía que era imposible. ¿Por qué sería tan importante para ella esta locura? Eso era lo que sentía.
Pero la pregunta que más circulaba por su cabeza era: ¿Cómo es ser el verano de una persona? ¿Qué significaba? ¿Y por qué se tentaba tanto en aceptar?
Con esas preguntas en su cabeza, y las imágenes de Natalia pasando por sus pensamientos como si fuera una película...el sueño fue venciendo a la rubia, la cual de a poco fue cerrando sus ojos.
La noche pasó y la luna fue reemplazada por un sol bastante intenso, el cual despertó a la rubia. Alba se levantó como pudo, con un solo pensamiento en su cabeza: Ya era 1 de agosto. Se suponía que debía darle una respuesta a Natalia ese mismo día a las 3 de la tarde, pero cómo si ni ella misma estaba segura de lo que quería elegir.
Por un lado quería negarse y huir de esa locura, pero por otro quería aceptar, de que no aceptar, pues el hecho de desilusionar a la morena le partía el corazón. Además, de que no aceptar traería como consecuencia la salida de la morena de su vida para siempre. Y eso era algo que no podría soportar.
Tras hacer su rutina diaria, se dirigió hacia el armario. No tenía cabeza para elegir qué ponerse, por lo que cogió la primera ropa que tenía a mano y se la puso.
De esta forma Alba bajó las escaleras ya lista para el día. Llevaba una remera de rayas negras y blancas y unos jeans de color azul claro. Su pelo no estaba ni bien peinado, pero la hacía verse hermosa y natural.
Se dirigió hacia la cocina, donde el olor a café la estaba llamando. Se pegó a la encimera, donde comenzó a servirse una taza, pero su mirada casi inconsciente se dirigió hacia La Tormenta. Sé quedó perdida en la vista de aquella ventana, pensando en lo que estaba por hacer. Fue entonces que ante sus ojos apareció la morena. Tenía su pelo todo desarreglado, y no llevaba nada más que una remera. Sé veía tan adorable que Alba no pudo dejar de sonreír. La chica media dormida, al igual que Alba preparaba un café y unas tostadas, pero a cada rato se quemaba en el proceso. Al parecer el sueño debilitaba sus sentidos.
Entonces, ahí fue cuando un pensamiento pasó por la cabeza de Alba. ¿Será su verano llevaría a que debía vivir en su casa? ¿Tendría que dormir con ella? ¿Tendría que verla de esa forma cada mañana de los siguientes 31 días? Sí era así, sabía que lo haría encantada. Ver a la morena de esta forma, era la cosa más tierna que había en su vida.
Cuando más concentrada estaba en la vista, una voz la hizo sobresaltarse y alejar la mirada de La Tormenta.
-¿Qué pasa?- dijo Marina acercándose a tomar un poco de café- ¿Qué mirabas?- pero para suerte de Alba ya Nat se había alejado del ángulo de visión de su ventana.
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Be my summer / Albalia
Hayran KurguHay momentos en que los problemas entran en nuestras vidas y no podemos hacer nada para evitarlos. Pero están ahí por una razón. Solo cuando los hemos superado entenderemos por qué estaban allí. Dos chicas, un verano y mucho amor. Será este verano...