Ya era de noche y a paso lento ambas chicas volvían a casa tomadas de las manos. Natalia apretaba el agarre de sus manos con fuerza, como si tuviera la necesidad de sentirla a su lado a cada instante. Mientras que Alba solo le dedicaba miradas furtivas, en las cuales escondía una lágrima.
Le creía; Por muy loco que pareciera, ella creía en Natalia con los ojos cerrados. ¿Y por qué no hacerlo? Era cierto que Nat tenía un historial algo inquietante, y que su pasado no estaba del todo claro...Pero por alguna razón que Alba desconocía confiaba en ella...Creía en su amor...Creía en su mirada. Nadie con una mirada tan dulce podía lastimarla...Al menos eso pensaba.
Un suspiro por parte de la morena la hizo salir de sus pensamientos. La miró curiosa para encontrársela observando el cielo. Tenía el ceño fruncido y una extraña tristeza adornaba su cara.
-Parece que va a llover- dijo Nat sin apartar la vista del cielo que había tomado un color gris- No me gustan la tormentas- confesó volviendo la vista hacia Alba.
-¿Por qué? Yo las adoro- dijo la rubia encogiéndose de hombros con una sonrisa.
-Les temo...- enseguida se ganó una sonrisita por parte de Alba- No a los truenos...- aclaró seria y Alba borró su sonrisa- Sino a los recuerdos que estas me traen- se oyó una cierta tristeza en su voz.
-¿Recuerdos?- preguntó la rubia mirándola confundida.
Nat hizo silencio y continuó caminando, ahora con la mirada baja, y su agarre menos fuerte. Alba la observó por un rato e interpretó por su silencio, que ese era el fin de aquella conversación. ¿Por qué era tan misteriosa? ¿Qué le había pasado? ¿Por qué se veía tan accesible a la vez de impenetrable? Sin duda la palabra para clasificar a Natalia Lacunza era indescifrable.
Continuaron caminando a la misma velocidad, a pesar de que cada vez el cielo estaba más cerrado. Cada vez que tronaba Nat apretaba la mano de la rubia y cerraba los ojos como tratando de huir de esos recuerdos que llevaban atormentando su cabeza durante años, y que en días como ese se hacia cada vez más presente.
Flashback:
-No hace caso, Mikel. ¡No quiere ir!- se oían los gritos de su madre hacía su padre desde el primer piso de aquella casa.
-¡Debe hacerlo, María! ¡Debe hacerlo! ¡Es de su vida de lo que estamos hablando, no de un juego!-
-Lo sé. ¡¿Pero qué quieres que haga?!- gritó su madre desesperada.
-¡Obligarla, joder! ¡Debe atenderse! !Lo debe hacer y lo va a hacer...Como si tengo que llevarla obligada!- y por primera vez en su vida...Desde aquel escondite tras las escaleras Natalia vio a su padre llorar. Lloraba como un niño pequeño y esas lágrimas eran acompañadas por el estrepitoso sonido de los truenos de aquella noche. Ahí fue...Exactamente en ese momento fue que Natalia tomó la decisión más importante de su vida.
Fin del Flashback.
-¿Nat? ¿Natalia? ¿Estás ahí?- decía Alba tratando de sacar de ese estado de hipnosis en el que había caído.
Ladeó la cabeza hacia un lado y en sus ojos se percibió el viaje de vuelta a esta realidad que estaba haciendo.
-Eh...Lo siento, yo...Me quedé algo colgada. Perdón- y en ese momento un fuerte trueno se oyó caer bastante cerca, provocando que el cuerpo de la morena buscara refugio en Alba.
Se aferró con fuerza a su cuello, mientras que Alba miraba sorprendida. No podía ser aquella chica asustadiza con la que había vivido tantas cosas en los últimos días. Le parecía sumamente increíble el hecho de que su piel ni siquiera se erizara ante una emoción fuerte como lo fue saltar del muelle o manejar una lancha...Natalia temblaba en sus brazos como una nena que acaba de tener las más horribles pesadilla.
Alba tomó aire decidida y sin soltar un solo minuto su cuerpo continuó caminando...Ahora bajo las primeras gotas de agua de aquella tormenta.
Pero el agua de lluvia no fue lo primero en mojar el cuerpo de Alba...No, la primera gota húmeda que cayó sobre la rubia fue en su brazo...Y fue una pequeña lágrima de Natalia.
Espero que le vaya gustando 💙
En este capitulo conocieron un poco de la historia de Nat...
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Be my summer / Albalia
FanfictionHay momentos en que los problemas entran en nuestras vidas y no podemos hacer nada para evitarlos. Pero están ahí por una razón. Solo cuando los hemos superado entenderemos por qué estaban allí. Dos chicas, un verano y mucho amor. Será este verano...