Natalia recordaba con claridad la primera vez que había visitado Málaga, solo tenía doce años y fue en un verano junto a su hermano.
Lo recordaba con claridad, aún podía sentir a Santi jugar con su cámara de juguete, el pésimo humor de Manu, la tranquilidad de la brisa de verano...
Hace muchos años que no venía, su trabajo y su vida la habían llenado de ataduras, hasta el momento en el que alguien le puso fecha limite.
Todo seguía igual, las mismas habitaciones, el mismo suelo de madera, las mismas vistas, las mismas sensaciones...todo estaba intacto, como si alguien hubiera detenido el tiempo en ese pequeño complejo turístico, qué ahora le pertenecía a uno de sus mejores amigos.
-Es hermoso- la voz de Alba la sacó de sus pensamientos.
Acababan de salir de la recepción y ahora se dirigían a su habitación, acompañadas por un chico bastante agradable que las guiaba hacia ella.
-Sí, es hermoso, ¿Nunca habían venido?- dijo el chico mirando con demasiada atención a la rubia.
-No- dijo Alba perdiéndose del paisaje.
-Ya decía yo, si hubiera venido una hermosa flor como vos yo ni muerto la hubiera olvidado- se atrevió a decir aquel chico de pelo castaño y ojos miel, que no eran tan únicos como los chocolates de su morena, que automáticamente lo miró con recelo.
Alba carraspeó nerviosa debido a la incomoda situación que se había creado. No podía culpar al chico, después de todo él no sabía de ellas.
-Que bueno eso- dijo Nat antes de que Alba pudiera decir una palabra- Es bueno que no la olvides, al igual de que no te olvides que vino conmigo- dijo agarrándola de la cintura- Ella es mi prometida-
El chico se quedó un tanto mudo. Se sentía avergonzado y sin duda quería desaparecer de la faz de la tierra.
-Yo...ay, discúlpame no sabía, perdón perdón-
-¿Qué es lo que mis ojos ven?- una nueva voz se hizo presente haciendo que los tres se voltearan a ver.
Alba frunció el ceño al ver un chico acercarse, y más al ver como una sonrisa tonta se había formado en el rostro de su morena.
Camisa negra, pelo castaño y una sonrisa bastante inquietante, esos eran las únicas características que tenía Alba Reche para describir al chico que ahora abrazaba a su chica con fuerza.
-Mi alta hermosa, regresaste- decía mientras besaba su rostro.
Alba estaba seria, no conocía al chico y Natalia no lo presentaba.
Nat una vez terminadas las muestras de cariño miró inmediatamente hacia su prometida, captando el estado serio de esta.
-Él es mi mejor amigo- habló la morena y Alba la miró incrédula, pensaba que Miki era su mejor amigo- Nos conocemos desde chicos-
-Un gusto- dijo el chico sonriendo.
-Bueno, Manu, déjame hacer ahora oficialmente las presentaciones. Alba este es Manu, mi mejor amigo desde que tengo uso de razón...y Manu, esta es Alba Reche, mi futura esposa- esto último lo dijo con cierto aire de orgullo.
-Apa la papa, te vas a casar- dijo sorprendido el chico.
-Sip, nos vamos a casar- dijo la morena con una sonrisa de oreja a oreja mientras entrelazaba sus manos.
-¿Y cuándo será la boda? Tienes que invitarme-
-Bueno...- Nat miró a Alba que la observaba atenta esperando su respuesta- La boda será hoy mismo- el chico abrió los ojos sorprendido.
-Acá...y obvio que vos estás invitado si sos quien nos va a casar-
-¿Qué?- la voz del chico salió más aguda de lo previsto- ¿Estás de coña?-
-No. Es la más pura verdad...nos casaremos acá- dijo Nat mirando a su chica y sonriendo.
-¿Y yo seré quién oficie la ceremonia?-
-Bueno, sí, eso pensé...¿No quieres?-
-Sí, si, me ofende esa pregunta Natalia. Obviamente que quiero casarlas, seria un honor- dijo el chico sonriéndole a ambas con emoción.
En ese momento el chico que permaneció callado hasta ahora habló.
-Perdón de vuelta a ambas, no sabía que eran pareja, mi mucho menos que se iban a casar...de haberlo sabido no, no me hubiera desubicado así-
-No pasa nada- dijo Alba con una tímida ronrisa.
-Todo bien- dijo Nat con una postura fría. Si algo tenía Natalia Lacunza era que le podían los celos con las cosas que realmente le importaban y que sentía suyas, y Alba sin duda era parte de ellas.
-Ah, sí, disculpen a Sebas. Es que es joven y también un hormonado idiota en partes iguales- intervino Manu- ¿Pero quién podría culparlo? Semejante belleza te buscaste morena- dijo observando a Alba de arriba abajo.
-Deja de mirar a mi chica así, Manuel, que se me olvida que somos amigos- le advirtió medio en broma, medio verdad.
-Tranquila, wonka, sabes que tengo otras preferencias- dijo haciendo reír a la morena.
-Está bien, dejemos ahí el tema y centrémonos en lo importante. ¿La boda? ¿En dónde quieres celebrarla? ¿En el restaurante? ¿En el salón?-
-En el muelle que está cerca- dijo Nat interrumpiéndolo.
-¡¿En el muelle?!- exclamó el chico.
-Sip- asintió Nat con una sonrisa pícara, mientras que Alba observaba todo confundida- Tengo recuerdos hermosos de ese lugar, y sin duda sería hermoso realizarla ahí ¿Sí tu quieres claro?- esto último lo dijo mirando a la rubia la cual sonrió ante sus ojos.
-Yo quiero lo que tu quieras-
Y Nat sintió como su corazón casi sale de su pecho ante estas palabras. Cuando creía que no podía enamorarse más de Alba Reche...pasa esto. Ella dice cosas como estas y derrumba cualquier muralla.
-Bueno, sí, el muelle es hermoso pero no hay espacio para hacer una boda-
-Queremos algo intimo- esta vez fue la rubia la que habló.
-Ah, vale, vale...entonces creo que puedo tenerlo todo organizado párala tarde, ¿Les gusta la idea?-
Ambas asintieron satisfechas provocando la sonrisa del chico.
-Dios, se ven hermosas- confesó el malagueño- Está bien, entonces, todo estará listo a eso de las 4. Sebas le indicará su habitación y pónganse cómodas que yo me encargo de todo-
-Sos un sol- dijo Nat tirándole un beso.
-Lo que hago por vos, y eso que no me conseguiste la cita con tu hermano- dijo guiñándole un ojo.
-Sabes que no eras su tipo-
-Valía la pena intentarlo ¿No?- dijo el chico comenzando a retirarse, pero no había dado ni tres pasos cuando oyó la voz de la morena nuevamente.
-Manu-
-¿Sí?- volteándose.
-Gracias por todo-
ESTÁS LEYENDO
Be my summer / Albalia
FanfictionHay momentos en que los problemas entran en nuestras vidas y no podemos hacer nada para evitarlos. Pero están ahí por una razón. Solo cuando los hemos superado entenderemos por qué estaban allí. Dos chicas, un verano y mucho amor. Será este verano...