Be my summer / Albalia

Capitulo 23 "Día 7: Tres deseos"

-Ay, no sabes lo que me encanta estar así- decía Natalia tendida en una manta en el césped, con Alba sobre su pecho.

-A mí también...se siente una...-

-Paz-

-Sí, una paz- afirmó Alba aferrándose a su pecho.

-Una paz que hace mucho tiempo que estaba buscando- susurró Nat sin dejar de acariciar el cabello de su chica.

Se dejaron llevar por sus pensamientos, Natalia mirando el hermoso día y Alba sumergida en el latido del corazón de esta. Nunca se había sentido de esta forma tan especial...tan enamoradas. Alba ya se había enamorado antes, al igual que Nat pero nada se comparaba a esto. Esta plenitud, esta emoción. A ambas le parecía increíble que el único hecho de compartir una mirada podía removerles su mundo. Porque sí, Alba había removido el mundo de Nat y Natalia el de Alba.

Por la mente de Natalia pasaban tantos pensamientos, tantas preguntas, que decidía que eran mejor no contestar. Ella llevaba una vida bastante peculiar antes de conocer a Alba, una vida basada en sus propias reglas, las cuales no eran tan adecuadas.

1-Nunca abrirse a los demás.

2-Nunca enamorarse.

3-Nunca besar con el corazón.

4-No hacer el amor, solo sexo.

5-No unirse a alguien de tal forma que le causara dolor una vez estuviese ausente.

6-Ser libre.

7-No sufrir.

8-No contar su verdad.

9-No aferrarse a nada.

10-No repetir un verano.

Estas diez reglas eran las que regían la vida de la joven morena, la cual ahora no podía evitar sonreír al darse cuenta de cómo Alba en solo siete días la había hecho romper una y cada una de ellas, sin ningún esfuerzo.

Ni siquiera su familia había logrado esto, ni su querido hermano Santi, el cual hasta el momento era la persona más cercana a ella. Nadie había conseguido lo que esta rubia había logrado en tan poco tiempo. El amor hacía maravillas, sin dudas.

-¿En que piensas?- la voz de Alba la hizo salir de sus pensamientos.

-En vos...en lo que has hecho conmigo- susurró dejando un beso en su cabello.

-¿El que?- dijo Alba mirándola curiosa Nat sonrío ante su curiosidad, y se acomodó para poder mirarla bien a los ojos.

-Me has cambiado, Alba. Sin darte cuenta me has cambiado- dijo acariciando su mejilla.

-¿Para bien?- dijo Alba algo tímida.

-Por supuesto...me has transformado en mejor persona-

-Lo dudo, Nat. Vos sos la que me has hecho mejor persona a mí...Yo no te cambié, cuando te conocí tú ya eras esta persona maravillosa- dijo Alba con una sonrisa.

Nat sonrió ante las palabras de la chica y le dejó un delicado beso en los labios.

-El payaso llora por dentro, Alba. Todo en mí no es lindo- dijo Nat y su voz salió algo cortada.

-Para mí sí que lo es, Natalia. Para mí todo en vos es la cosa más maravillosa del mundo ¿Sabes?-

Nat la miró de la forma más intensa que había mirado a una persona. Esos ojos pardos la hacían perder la razón, los sentidos. Ahí se dio cuenta de que solo Alba tenía la capacidad de cambiarla, de traer de vuelta a la antigua Natalia. Aquella Natalia que amaba la vida, a pesar de todo.