Capitulo 12 "Día 3: Cercanas" (Parte 1)

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Como ya era costumbre los rayos del travieso sol despertaron a Alba. La Reche se estiró en su cama aún adormilada, había pasado una hermosa noche. No sabía bien qué, pero estaba segura de que había soñado con aquella chica de pelos azabaches que le estaba robando la cordura.

Se levantó como pudo y se sentó en el borde de su cama. Sonreía como boba al pensar en todo lo que recién estaba pasando en su vida, y en cómo estaba segura de que seguirían pasando cosas extraordinarias.

De repente un solo pensamiento invadió su mente: Natalia. ¿Que estaría haciendo? ¿Ya se habrá despertado? ¿Habrá soñado también con ella? Todas esas preguntas azotaban la cabeza de la rubia, la cual sin perder más tiempo se terminó de levantar y fue a la ducha.

Tras una larga y relajante ducha, la rubia se puso una ropa cómoda y salió a la cocina. Eran las 10:30, pero Marina aún dormía, por lo que tuvo que empezar a hacer el desayuno para ambas. De mala gana comenzaba a colocar la cafetera cuando un golpe en su ventana la hizo sobresaltarse. Las ventanas de madera estaban cerradas, pero al abrir una curiosa recibió un fuerte golpe en el medio de la frente.

-¡Auch!- se quejó llevándose la mano hasta el lugar del golpe y observando como en el piso había una leve piedra- ¿Qué mierda?- murmuró furiosa, pero entonces una voz cambió totalmente su estado de humor.

-Perdón. Sorry, mala mía- decía Natalia apenada desde su ventana. Alba alzó la vista y perdió el aliento al ver lo bella que estaba, solo podía ver de su torso para arriba pero esto le era suficiente. Aquella chica tenía un brillo especial en la mirada, el cual provocaba las sonrisas inconscientes de Alba. Sus ojos marrones estaban más claros que nunca y su sonrisa de oreja a oreja esparcía una sensación de alegría sin igual. Estaba hermosa, simplemente hermosa.

Tras unos leves segundos analizando a su hermosa vecina, Alba reaccionó:

-¿Por qué me tiras piedras? ¿Qué te hice?- acercándose confundida.

-No, no te las tiraba a ti. Solo quería saber si estabas despierta- dio con una tímida sonrisa.

-¿No te era mejor llamar por teléfono o a la puerta como las personas normales?- le reclamó haciéndose la seria.

-Esto es más divertido- dijo Nat con una sonrisa contagiosa, pero al ver como Alba seguía tocándose la frente se preocupó- ¿Te di duro?-

-No, no es nada-

-¿A ver?- preocupada haciendo un intento imposible por ver la herida.

-¿Qué vas a ver desde ahí?- dijo Alba riéndose al ver como casi sale de su ventana.

-Sí, tenes razón. Entonces, ven tú- le dijo recostando su cabeza a la ventana.

-¿A dónde?- confundida.

-Acá a mi casa. Para eso te llamaba. Te quiero invitar a un desayuno- Alba sonrió y tras esta propuesta miró lo que estaba haciendo. En su casa no había nada preparado y realmente no tenía ganas de prepararlo ella, pero ir a casa de Natalia era demasiado peligroso. No confiaba en sí misma, sabía que si había otra cercanía esta vez no se detendría por nada en el mundo.

-No aceptaré un no como respuesta- intervino Natalia dándose cuenta de sus pensamientos.

-Ok. Ahora voy- sonrió Alba aceptando.

-Te espero- dijo Natalia antes de desaparecer dentro de la Tormenta. Uno, dos, tres...contaba Alba para mantener su respiración. Iría a su casa, a su territorio. Estaba jugando con fuego, con mucho fuego. Sabía muy bien lo que quería Natalia, y lo peor de todo era que ella también lo quería. Estaba segura de que si la morena volvía a tratar de besarla no se resistiría.

Be my summer / AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora