Be my summer / Albalia

Capitulo 46 "Recaída"

Ya era casi el otro día y las personas ya se estaban comenzando a ir. Miki y Juls habían desaparecido a mitad de la noche, mejor no pensar en lo que estaban haciendo. Marta y María solamente habían quedado en llamarse, mientras que Marina había acabado dormida en uno de los sillones de la sala.

Por otro lado, la pista solo era ocupada por dos personas. Nat y Alba a pesar del cansancio continuaban bailando, sintiéndose.

Las manos de la rubia descansaban en el cuello de Natalia, la cual tenía sus ojos cerrados sintiendo el ritmo. Nunca pensó estar así de feliz.

Hace cinco años habían zanjado su vida, sin embargo...mírenla ahora...a punto de casarse con la mujer de su vida.

-Soy muy feliz ¿Sabes?- dijo danzando al compás de la suave música que se apoderaba del lugar.

-Yo también amor- dijo Alba dejando un leve beso en su mentón, el cual causó en Natalia la más bella de las sonrisas.

-Nunca pensé estar así, ¿Sabes?- dijo Nat dándole la vuelta a Alba la cual no paraba de sonreír.

-¿Así cómo?- preguntó la rubia.

-Así...feliz...enamorada- dijo con una voz que te daban tanta ternura.

-Mmm...¿Y se puede saber de quién estás enamorada?- dijo dándole un pequeño beso en la nariz.

-Ah, de una modelo inglesa que me tiene loca- bromeó Natalia y obtuvo como premio una juguetona y suave cachetada de Alba, lo que la hizo reír con ganas.

-No te hagas la graciosa, Lacunza-

-Me encantas así de celosa- dijo mordiéndose el labio y Alba pensó en lo que podría estar pasando en la cabeza de Natalia en esos momentos.

La morena se acercó peligrosamente a sus labios, no los besó...no...era solo una provocación. Luego comenzó a dejar su respiración muy cerca del oído de Alba, y con una voz tan ronca que casi ni reconocía como suya le susurró- ¿Sabes lo que me muero por hacerte?-

Alba negó con una sonrisa pícara en sus labios, y la morena le susurró algo para que solo ella pudiera escucharla. A medida que Natalia hablaba en su oído los cachetes de la rubia se volvían más rojos.

Como deben suponer las palabras de Natalia no eran aptas para menores de 18 años.

-Me muero por hacértelo- dijo  una vez lejos de su oído.

-Serás...serás...- trataba de decir algo pero sus deseos carnales ya estaban más que a flor de piel- Vámonos ahora mismo- dijo la rubia llena de impaciencia, tomando de la mano a una más que tomada Natalia.

Ya casi llegaban a la puerta, cuando una voz las detuvo. Se miraron lamentándose por el corte, pero tuvieron que voltear a ver. Era María, quien traía a una más que perjudicada Marina casi inconsciente.

Nat no dudó en acercarse y ayudar a la rubia, la cual estaba roja por el esfuerzo que estaba haciendo.

-Como pesa la desgraciada- se quejó María.

-No peso...yo tengo un cuerpo de dioses- balbuceo Marina como pudo.

Nat la prendió de su brazo y la sostuvo de pie- Cuñi, creo que te pasaste-

-Siempre haciendo desastres, Mar- dijo Alba observándola con los brazos cruzados.

-Mira quién habla- refutó Marina.

-Vamos a llevarla a casa- dijo Nat tomando el control.

-¿Y Juls?- preguntó Alba al ver a Mari sola.