Capítulo 28

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Blue miraba el techo de la habitación solo sintiendo estar ahí, los medicamentos le mantenían bastante dopada y sentía como a su alrededor pasaba todo. Las enfermaras revisándolo, el televisor de la habitación, su padres al ingresar a la habitación, la presencia de su hermano y sus amigos, pero ella solo permanecía ahí. Solo quería irse de la habitación y desaparecer, esa misma idea fue la cual causó que llegara al hospital.

Blue mantenía su mirada en el recipiente de sus antidepresivos, desde hace bastante se sentía mejor y se replanteaba qué tan necesario serían para sus días. Llevaba bastante tiempo tomándolo como para recordar que se sentía sus días sin estos y quiso intentarlo, luego de prepararse de ir a la universidad todo transcurria como siempre y ella no se sentía muy diferente. Podía seguir con su vida y le llenó de una pequeña esperanza el poder dejar su medicamento luego de año, o eso creía.

—Blue. —La chica se sorprendió de ver al hombre ahí.

—Papá... Digo, Travis. ¿Qué haces aquí?

—He tenido algunos días libres y he pensado en venir a verte para ir por una hamburguesa. —El hombre le sonrió. —No estarás muy ocupada para tu viejo, ¿No?

—No eres viejo. —Travis sonrió al ver como su hija parecía un poco más relajada con su presencia. —Tengo un tiempo libre antes de irme a mi trabajo.

—Genial, ¿Vamos en mi moto?

—He traído mi auto.

—Luego volveremos por tu auto, vamos. —Blue lo dudo un momento, pero la sonrisa de su padre le hizo creer en él.

La relación de Blue con su padre biológico era bastante inestable, el hombre iba y volvía de su vida bajo la excusa de su trabajo en una banda, que la verdad hace mucho dejaron de ganar tanto como en un comienzo, pero el hombre no se rendía con ello. Blue le había disculpado cada vez que no había ido por ella, o cuando las parejas de Travis le trataban mal, incluso las veces que no le llamó para su cumpleaños, si bien prefería ver a Kennet como su padre, aún tenía el deseo de tener una relación con Travis, usualmente era alguien agradable.

—¿Y cómo has estado?

—Bien, el tratamiento ha empezado a funcionar. —Blue dijo probando la malteada.

—¿Aún sigues en eso? —La chica asintió. —Que desperdicio, esas pastillas no harán mucho más de lo que puede hacer un viaje o una buena tarde con tus amigos. —Blue se encogió de hombros. —Te saldría mejor vender tus pastillas.

—Eso es ilegal.

—Muchas cosas lo son. —Travis no era el ejemplo de lo correcto.

—¿Y cómo está la banda?

—Genial, aunque ha sido una temporada baja, todo va bien. Te he traído un regalo. —Y como siempre era un viejo artículo de su banda, pero Blue lo aceptó con una sonrisa. Cuando el hombre iba a volver a hablar, su teléfono sonó. —Dame un momento.

—Claro. —La chica de ojos azules vio a su padre quien contestó la llamada y le escuchó atentamente.

—Hey John... Si, claro que estaré ahí... Te lo prometo. —Blue se sintió algo incomoda al escuchar el nombre de su medio hermano menor. El niño era producto de una de las tantas aventuras de su padre y tenía 10 años, normalmente lo usaba de excusa para su ausencia en la vida de Blue, aunque la joven sabía que el niño vivía la misma situación que ella. —Disculpa, John tiene un juego de soccer en dos días y le he dicho que iría a verle.

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