Capítulo 32

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Blue.

Mi madre caminaba por toda la casa llevando a mi hermano en su locura navideña, ella amaba las festividades pues siempre conseguía cambiar los turnos en su trabajo para pasar más tiempo en casa. Papá se sentó junto a mi extendiéndome una copa de vino con una sonrisa, luego de poner el árbol de navidad juntos nos merecíamos un descanso pues mi madre era bastante exigente con la decoración, pero eso le hacía ganar las competencias del vecindario, aunque el premio de unas galletas de jengibre no valían las cuentas de luz.

—¿Qué hacen holgazanes? —Soltamos un suspiro. —Tenemos que terminar antes de la señora Morris, esa vieja siempre quiere ser la primera en lucirse.

—No es mi culpa que dejaras todo para el último día. —Papá se quedó y mire la tensión que creció de pronto, mala elección de palabras. Agradecí de que el teléfono sonara.

—¡Yo voy! —Me levante rápidamente para escapar de esos dos. —Casa de los Walk, ¿Con quién hablo?

—Hey, conejita. —Esa voz resonó en mi cabeza haciéndome sentir una enorme ansiedad de forma inmediata. Miré a mis padres que empezaban una tonta discusión acerca de la decoración y mi hermano solo bebía un vaso de jugo aprovechando el respiro que le daría la pelea. Decidí alejarme con el teléfono inalámbrico para que no me escucharan. —¿Cómo has estado?

—Uhm...

—Sé que probablemente estás enfadada conmigo por lo de la última vez y quiero compensarlo. He tratado de llamar a tu madre, pero no me atiende las llamadas.

—Travis, no creo que sea una buena idea.

—Hey, sé que no he sido el mejor padre del mundo. Pero deja que este viejo repare un poco eso, te tengo un gran regalo que sé que te gustará.

—Eso no me interesa. —Dije de manera honesta.

—Conejita... Perdón. —Me pregunté si mi madre le había comentado sobre mi última crisis. —Por favor.

—Después de media noche saldré de casa, si tienes tiempo...

—Claro, dame la dirección e iré ahí. —Solté un suspiro, ¿Esto sería una buena idea?

—Debo volver a casa.

—Dame mis saludos a tu madre.

—Si, no creo que le guste mucho la idea.

Mi madre me obligó a ponerme uno de los tontos sweeters navideños, los detestaba, pero eran un regalo de la abuela y debíamos tomar una foto para enviársela a la familia, odiaba esta parte de la navidad. Sobretodo cuando venían los jueces del concurso del vecindario y mi madre nos obligaba a ponernos orejas de duendes, sin olvidar el tonto maquillaje. Todo sería recompensado más tarde con los regalos que mi madre nos daba, a veces pensaba que todo esto era parte de una excusa para tratar de devolvernos los años en los cuales no pudo estar presente por elegir la universidad y poder salir adelante como una joven madre, pero cuando comenzaba a pelear con la señora Morris esa idea desaparecía.

—¿Saldrás luego? —Mi madre me preguntó mientras servía el pavo.

—Si.

—Irá con Zoey. —Pisé el pie de mi hermano con fuerza.

—¿Zoey?

—Es una amiga. —Dije rápidamente.

—Es mi maestra de filosofía.

—Nos hicimos amigas luego de hablar de las calificaciones de Jacob. —Le di una mirada en forma de amenaza.

—¿Pasarás a casa de April?, me gustaría enviarle algunas cosas. —Mi madre dijo con una pequeña sonrisa, en mi estadía en el hospital, ellas se habían vuelto amigas.

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