—Jóven ¿Se encuentra bien? ¿Necesita ayuda? —me preguntó el portero cuando me vió entrando al edificio.
—Estoy bien no se preocupe —le respondí tratando de sonar lo más amigable posible.
Luego de salir de la que era mi casa tomé un taxi y me vine directo para acá.
Luego de haber tomado el ascensor llegué dónde Jisung y abrí con mis llaves, él estaba ahí barriendo. Cuando vió mis manos su quijada casi toca el sueldo.
—¡¿Qué te ocurrió?! ¿Fueron ellos verdad? —me preguntó Jisung. Sabía perfectamente a quién se refería cuando hablo de "ellos"
—Estoy bien Jii no te preocupes —le dije mientras me iba a la cocina para lavar la sangre ya casi seca en el lavaplatos.
—¿Cómo quieres que no me preocupe? Mira tus manos y tu camiseta tiene manchas de sangre ¿Qué pasó?
—Jii... Sé que mayoría del tiempo me la paso aquí pero, ¿Puedo vivir contigo? Me fui de la casa y no tengo otro lugar a dónde ir. Podría hablar con Changbin o Bangchan, hasta con tu madre pero eso sería estúpido —le dije. Jisung colocó la escoba a un lado y tomó mis manos con cuidado.
Pasaba sus pulgares de forma delicada por mis nudillos, seguro estaba pensado qué decirme.
—¿Escuchaste lo que te dije? —le pregunté cuando no recibí respuesta de su parte.
—Desde el inicio has vivido aquí, solo falta que traigas tus cosas para hacerlo oficial —me respondió él con su mirada aún fija en mis nudillos lastimados. —No sé qué pasó, ni la razón por la que te fuiste de tu casa pero te apoyaré así como tú siempre me has apoyado a mi.
—Lo sé Jisung, lo sé —dije y lo abracé.
Y al final del día Jisung siempre estará para mí, al igual que yo siempre estaré para él.
♱
Jisung había terminado de vendar las heridas que tenía en mi mano.
Tengo un dolor de cabeza en este momento que me está matando lentamente. Ya le estoy terminando de contar a Jisung todo lo que sucedió en mi casa, él solo está con la mirada puesta es sus pies todos chuecos.
—Y me cansé Jisung, me cansé de ver su rechazo hacia mi. Estoy seguro que si yo fuera cristiano al igual que ellos no me harían esto, pero no soy su muñeco Jisung. —le dije. —Yo sé que me aman pero ellos no pueden amar solo una parte de mi.
—Tu eres perfecto tal y como eres Minho, no debes cambiar por nadie —me dijo él. Parecía que estaba en otro mundo porque su mirada estaba perdida y no sé movía.
—¿En qué piensas?
—Él dijo que nunca nos hizo nada, no puedo creer lo mentiroso que es. ¿No le da vergüenza? —habló Jisung —Todos los días puedo ver las cicatrices que él me dejó... Las odio Minho, ¿Te imaginas si llego a salir a la calle sin mi ropa holgada y tapado hasta el cuello? La gente pensará que soy un monstruo. Que bueno que lo golpeaste.
—Es un hijo de puta —dije bufando con molestia. Me hierve la sangre ver toda esta situación.
Todo es tan estúpido que si lo cuento a gente que no es de Gimpo no van a creerme.
Tampoco se pueden justificar con la frase de "solo éramos niños" no pueden, no pueden porque hasta el día de hoy siguen molestando. Luego de graduarnos ellos se iban a la salida del colegio a esperar a Jisung para romperle, robarle o golpearlo.
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Mirarte dos veces
Novela JuvenilMinho un hombre de 23 años y su mejor amigo Jisung de 20 viven en Gimpo, un lugar donde solo se han encargado de quitarle sus colores a toda costa, pero esos chicos siguen luchando por ser libres... A pesar de vivir en una jaula de cristal. Minho y...