Cap 37

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Fresas, uvas, chocolate, mini sándwiches, las cosas para beber, sushi, gomitas dulces y ácidas... ¿Debí de haber comprado uvas moradas en vez de verdes?

Siento que falta algo pero no sé qué es, ¿Por qué estoy tan nervioso? Cálmate Lee Minho, todo saldrá bien. Mentira, todo saldrá mal.

Voy a morir. Te odio Jisung ¿Por qué me enamoraste? Ahora aquí estoy como un tonto al borde de un colapso nervioso.

¿Debí de haberle dicho que fuéramos a otro lugar? Es que a esta hora todo está cerrado, además que salir en público no es una opción.

—¿Por qué estás tan nervioso?

—Si, está muy caluroso, creí que hoy haría frío —le respondí a Jisung mientras me movía por la cocina.

—Eh... Bien —dijo Jisung con una cara de confusión, ¿Por qué habrá puesto esa cara? —¿Ya nos vamos?

—¿Vamos? ¿A dónde? ¡Oh sí! Si, si, terminó de guardar unas cosas y vamos —le dije tratando de actuar lo más normal posible. Jisung solo asintió y salió de la cocina.

¿Dónde mierda guardé los pepero?

—¡Jii! ¡¿Haz visto los pepero?! —le grité desde la cocina.

—¡Los guardaste en tu bolso! —me gritó él de vuelta. ¿Cuando guardé los pepero en mi bolso?

Creo ya guardé todo, el resto está en mi bolso desde esta mañana.

¿Cómo haré para decirle que me gusta? De seguro voy a terminar diciendo una estupidez o haciéndola... Pero si tengo suerte desde hoy podré coquetearle a diestra y siniestra.

¿Estará bien que haga esto? ¿Debo de esperar un poco más? Es que se vienen muchas cosas y no sé si este sea el momento indicado y si-

—¿Puedes mover el culo Minho? Vamonos ya —habló Jisung desde la sala.
¿Que dijo? ¿Que le gusta mi culo?

—¿Qué dijiste? —le pregunté cuando salí de la cocina.

—Que muevas el culo que me quiero ir.

—Ah... Eso. Ya nos vamos —supongo que no le gusta mi culo. Tomé mi bolso el cual estaba lleno de comida y una manta de picnic.

—Estas raro ¿Me vas a decir lo que sucede? —Jisung me encaró cuando caminé hacia la puerta.

—¿Qué? ¿Yo? Yo estoy bien...

—Uy si, muy normal. Llevas todo el día de un lado para el otro, parece que tienes lombrices en el culo o yo qué sé. ¿Qué está pasando?

—Nada... Es solo que aún estoy acostumbrandome a vivir aquí, sé que me la pasaba más aquí que en mi casa pero no es lo mismo; y también extraño a mis gatos —le dije. No es mentira pero a la vez si lo es.

—Con que es eso ¿Por qué no me dijiste? Si quieres podemos quedarnos y salir otro día.

—¡No! —dije todo apresurado —No... Yo quiero salir hoy, me hará bien. .

—Bueno vamos entonces.

Tengo las bolas en la garganta no puedo creer que vaya a hacer esto.

Mirarte dos vecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora