Capitulo Expediente

175 28 2
                                    

Benedict Brown, 44 años, Subjefe, Líder de Espionaje Invisible.

El padre se movió tranquilo hacia su cuarto de baño, la noche se había vuelto un revoltijo, su cabeza no paraba de dar vueltas entre la mafia, la Organización Molino, y la agencia federal, pero, sobre todo, aquella reunión secreta que el Patrón había tenido con la nueva Gobernadora de New York, Sandy Stone.

Benedcit Brown no gustaba de ser el único en saber cosas que el Patrón hacia, pero por su trayectoria en la mafia, era el único en el que el Patrón podía confiar plenamente, si bien su trabajo constaba con escuchar, ver y repetir, era solo uno de los tantos que tenía, otro de ellos era ser el confidente del Patrón, el depósito de confianza del líder de la mafia.

—Mierda...—susurró al ver que las cosas se estaban poniendo turbias y complicadas.

A sus cuarenta y cuatro años, Brown había entendido que la mafia era más poderosa que todas las agencias federales de New York juntas, su tecnología y sus investigaciones proveían de instrumentos altamente efectivos, y todo fue en aumento con la llegada de Yona al campo de informática y de Samantha al campo de Quimica y Farmacia.

Mientras todos tenían tareas importantes que contribuían a la mafia en general, el había sido relegado a una en específico, contribuir al Patrón, a sus demandas y sus propias investigaciones, una de ellas hace muchos años, cuando el Patrón recién con veintitrés años se convirtió en el líder, le encomendó dos tareas inmediatas a Benedict Brown quien solo tenía dieciocho. La primera fue convertirse en su perro fiel, su depósito de confianza como él lo llamó, aquel al que podría decirle lo que fuera, y lo segundo fue infiltrarse en la Organización Molino.

Con solo veinte años, Benedict se convirtió en un doble agente, participando de la mafia, y de la organización molino, con suma diligencia y sutileza entregaba información hacia ambos bandos. Jamás preguntó para que el Patrón querría algo de esa organización que se había caído a pedazos hace unos años atrás y que ahora trataba de resurgir en Manhattan.

Benedict supo años después de la verdadera intención de la Organización Molino, y de su actuar, al informárselo al Patrón este no movió un dedo, ni siquiera elaboró un plan, dejó que avanzaran frente a sus ojos, afectando el monopolio de la mafia, sus operaciones, que si ya eran perseguidas por los agentes federales ahora también eran interrumpidas por la organización científica. El padre no lograba entender por completo que motivación movía al líder que de alguna forma tanto admiraba, hasta que recordó que su admiración no debía ser algo de lo que enorgullecerse, su admiración debía ir solamente hacia un lugar, aquel donde fue reclutado a la edad de diez años junto con su padre, su única lealtad debería estar en ese lugar, en la Agencia Federal de New York, aquella organización que le hizo colarse entre la mafia, la misma que lo acogió y lo hizo involucrarse también con la Organización Molino. Benedict jamás fue un agente doble, era un agente triple, y aquello era lo que no lo dejaba dormir en la noche, porque aunque sabia a la perfección como terminaría todo, habían piezas que no calzaban, como por ejemplo la intención de los científicos de obtener de alguna forma al único superviviente de la mordida de un espectro, y Benedict sabía que solo habían dos posibles candidatos, Selena y Gavin. 

Nine Mafia: Proyecto Espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora