Prologo

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02 de Febrero de 1992, 21:54 hrs.


—¿Cuánto tiempo falta? —preguntó uno de los científicos en el laboratorio donde uno de los muros estaba repleto de enormes espejos.

—Solo un par de segundo más...—respondió otro de ellos.

Las decenas de científicos y hombres armados miraban hacia los espejos en el otro extremo del laboratorio con precaución, mientras que, entre ellos y los espejos, una mujer yacía amarrada de tobillos y muñecas. Lloraba y gritaba, pero sus alaridos eran ahogados por la mordaza en su boca, estaba despeinada, su cabello negro y sus ojos inyectados de sangre solo pedían auxilio, pero no lo tendría, nadie estaba dispuesto a ayudarla, no era la primera en la que experimentaban, y no sería la última.

—Ahí vienen...—dijo uno de los científicos mirando su monitor.

Uno de los más de veinte espejos detrás de la mujer comenzó a ondear, como si una gota de agua hubiera golpeado el agua calma.

—¡Apunten! —gritó uno de los hombres armados, y todos los demás apuntaron sus armas al espejo que estaba reaccionando.

Primero salieron las manos retorcidas y deformes, seguido por sus brazos llenos de yagas. Su cabeza fue como una gran pelota que supuraba sangre y pus, con ojos hinchados y un gran tajo horizontal que parecía ser la boca con dientes afilados y en su frente el pedazo de vidrio en forma de diamante. Puso sus manos en el piso y comenzó a gatear saliendo del espejo, acercándose a la mujer. Todo su torso delgado y esquelético también fue revelado y finalmente sus piernas, una mas corta que la otra.

El espectro había salido del espejo como se había planeado, y se acercaba a su presa lentamente, mientras la mujer lloraba e intentaba soltarse, pero le sería imposible hacerlo, la criatura no tardó en tomar su pierna con una de sus manos pegajosas y la expresión despavorida de la mujer llegó a su más alto nivel casi desfigurando su hermosura. La criatura abrió su boca rasgando parte de sus comisuras y luego de un gran alarido difuso y afónico, mordió la pierna de la mujer.

—Disparen.

La orden de uno de los hombres armados hizo que dos hombres apuntaran sus armas a la criatura y esta cayera sin vida sobre la mujer que en agonía se retorcía.

Una de las científicas se acercó a la mujer rápidamente luego que retiraran el cuerpo del Espectro del lugar.

—Tranquila, te atenderemos —dijo con tono cálido desatando a la mujer quien parecía no tener fuerzas para siquiera seguir forcejeando.

La tomaron y se la llevaron a una sala donde recibiría los cuidados necesarios para su recuperación, si es que lo lograba, hasta ahora, nadie de los que habían sido mordidos por los espectros vivían mas de doce horas antes de morir de una forma repugnante.

—Manténgala monitoreada... —ordenó uno de los científicos.

Pero antes de poder decir algo más, el espectro que se creía muerto rugió tan alto que todos dieron un gran salto. La criatura sin previo aviso saltó sobre dos científicos mordiendo sus cuellos, desgarrándolos por completo, mientras otros le disparaban, pero no le daban en el blanco ya que la criatura se aferró a los muros y techos corriendo a una velocidad bestial. Con un impulso el espectro salió del laboratorio rompiendo uno de los ventanales del edificio donde se encontraba.

—¡Atrápenlo! —gritaron varias personas, pero ya era demasiado tarde.

El espectro se perdió en la negrura del exterior, atravesando las carreteras cercanas e introduciéndose en los bosques lejanos.

—No llegará muy lejos, el amanecer ya está por llegar, morirá antes de siquiera ser vista —dijo uno de los científicos, un joven de solo veinte años de cabello corto y oscuro.

—Envíen a todos los guardias armados y sigan en rastro del espectro, tráiganlo aún muerto —añadió otro de ellos de cabello rubio y expresión altanera.

—No es lo correcto —añadió el joven de cabello corto.

—Siempre dices lo mismo, pero acá estas, sigues ayudando, lo que significa que no estas completamente en desacuerdo —respondió el científico de cabellos rubios.

—¿A cuántos más vas a sacrificar Jeff? ¿A cuanta gente inocente vas a matar? —preguntó el joven de cabello corto.

—A los que sea necesario, Morgan —respondió Jeff dejando a Morgan solo.

Morgan sabía que lo que había comenzado hace seis años como el experimento de su padre, se había distorsionado, y ya no seguía la misma visión, y de ser así no tardaría en salirse de control, no era algo que pudieran controlar, no con la tecnología que tenían. Uno de los Espectros había escapado, y no sería la primera vez que uno de ellos lo hiciera. 

Nine Mafia: Proyecto Espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora