16 de Octubre 2017, 02:41 hrs.
No había desperdiciado ningún minuto desde que había vuelto a su oficina. Selena seguía supervisando junto con sus otras dos ayudantes todos los documentos, recaudando cada palabra como información clave y desencriptando las decenas de archivos. Si bien su aspecto no demostraba la vitalidad esfumándose de ella, su expresión si lograba preocupar a las muchachas que con ella se encontraban, como también al joven pelirrojo que la miraba en completo silencio desde el umbral de la puerta, desde hace más de cinco minutos.
—Yona, si te quedaras ahí al menos toma una silla —dijo con tono dulce Selena.
El muchacho no respondió, sabía que Selena ocultaba su malestar hasta no poder más, y lo irritaba, tanto que no podía mirarla sin fruncir el ceño, imbuyendo el ambiente de una tensión que hacía que simplemente trabajar fuera un desafío.
—Samantha te dijo que descansaras.
—Samantha también dijo que debías intentar seguir el rastro de los captores de Gavin, y estas acá.
—El software tardará un par de horas en recolectar los datos de rastreo —respondió Yona sin que Selena aun lo mirara, pues la muchacha de cabello negro no despegaba sus ojos del ordenador frente a ella.
—Señorita Selena, tenemos dos archivos más descifrados —informó una de las ayudantes en tono bajo como si temiera alterar el ambiente.
—Perfecto, terminaré este y seguiré con los otros...
—Selena... —Volvió a interrumpir Yona dando un paso adentro de la habitación, sin embargo, el joven jamás había sido bueno con las palabras para expresar siquiera un atisbo de interés por otros, y el simple hecho de querer intentarlo se le hacía imposible—. Volveré a mi oficina, si necesitas algo me mandas a llamar.
Selena asintió y Yona dejó la oficina de Selena entre el eco de sus pisadas que lo llevaban por los ajetreados pasillos del Callejón Nueve. Era estresante ver a todos tan involucrados, no habían siquiera pasado cinco horas desde el caos que habían dejado los Agentes Federales y todos ya habían tomado el puesto que el Patrón había coordinado junto a los Sub jefes presentes, entre ello priorizar la obtención de líneas de conexión de Laboratorios Lauburu, como las personas de contacto como sus laboratorios activos o su base de operaciones, y también, la búsqueda de Gavin. Yona, a diferencia de los demás Subjefes, exceptuando a Selena, estaba involucrado en ambos casos principales, y aunque contaba con un equipo al que el pelirrojo consideraba medianamente útil, no dejaba de pensar en las posibilidades de que el molestoso de Gavin estuviera ya muerto...
—¿Señor Yona? —uno de sus ayudantes lo sacó de sus pensamientos a medio pasillo.
—¿Qué pasa?
—Encontramos algo con respecto a las conexiones de Laboratorios Lauburu. —Yona le hizo un gesto con su cabeza y ambos se dirigieron a la oficina del pelirrojo, donde los otros miembros del equipo desplegaron una pantalla con la información recaudada.
Las transacciones de la compañía que había estado a cargo de Flavio Trump se habían camuflado a través de diferentes países, desviando sus rastros en bancos pequeños que sin duda hacían desaparecer sus pistas, pero Yona era bueno siguiendo pistas a oscuras, y había decidido enfocar la búsqueda en las transacciones extranjeras de Flavio, y su equipo había dado con lo que estaban buscando.
—Flavio parecía tener cierto interés en la compra de espejos, así que compraba los más grandes. Todos de más de siete metros de altura...
—Como los que estaban en el laboratorio de aquellas fotos —intuyó Yona.
—Asi es, sin embargo, hay una pequeña discordancia. Al comprarlos, Flavio los tenía solo por un par de días, luego los desechaba, los remataba a precios bajísimos.
—¿Se deshacía de ellos?
—Asi es.
—¿Se tomaba la molestia de comprar espejos a través de una cadena de transacciones corruptas para luego simplemente regalarlos?
Para Yona no tenia sentido.
—Al parecer no eran los espejos que necesitaba, o quizás no servían para los propósitos de los experimentos de Lauburu.
Yona desvió su mirada por las decenas de pantallas en su oficina ordenadas en la pared como una gran bloque cuadrado, y en una de ellas se visualizaban las fotos que había encontrado con Bruce, aquel laboratorio quemado y desbastado por las llamas. Entonces se detuvo, en aquellos muros cubiertos de cenizas, donde se podían ver algunos espejos, también faltaban otros cuantos.
—Quizás... —susurró Yona para si mismo yendo a sentarse rápidamente en su escritorio y tecleando otro par de órdenes para finalmente dar con uno de los archivos que Selena ya había escaneado a las bases de datos que compartían los Sub jefes.
Yona leyó uno de los archivos y ahí encontró algo que por sí solo no tenía relevancia, pero unido a su reciente hallazgo si cobraba sentido. Algunos espejos de aquel laboratorio habían sido retirados para reactivar en un futuro el Proyecto Espejo, sin embargo, varios de ellos habían sido tomados por curiosos que recorrían el sector, llevándoselos y vendiéndolos para obtener ganancias. Flavio no estaba comprando nuevos espejos, Flavio con su poder y contactos estaba buscando los espejos restantes de aquel laboratorio. El pelirrojo no tardó en levantarse de su puesto y correr hacia donde Selena, al llegar, la muchacha levantó la vista al fin.
—Buscaran los espejos que perdieron.
—¿Los espejos que estaban en el laboratorio? —Ella recogió un mechón detrás de su oreja.
—Si, son importantes para ellos, Flavio intentaba encontrarlos comprando espejos, pensaba que así lograría dar con los espejos que habían usado en los laboratorios.
—Pero es imposible dar con ellos.
—Tampoco digamos que son muy difíciles de confundir: espejos de tres metros de alto son difíciles de encontrar. ¿Cuántos espejos desaparecieron?
—En consideración del laboratorio y sus dimensiones de los muros, había un total de veinte espejos, doce quedaron intactos en el lugar luego de que el gobierno los desmantelara, y otros ocho desaparecieron. Pero...—Selena recordó algo en ese momento y volvió su mirada a los documentos esparcidos en su escritorio—. Uno de los correos de Flavio indicaba que había recobrado cinco pero no especificaba que era esos "cinco", diciendo que estaba esperando respuesta del recinto que tenía el sexto espejo.
Yona corrió de regreso a su computadora seguido por Selena y las ayudantes. El pelirrojo inquieto y con un mal presentimiento hackeó el correo de Flavio y recorrió sus bozones y descifró sus otros correos, incluyendo la bandeja de entrada más reciente, donde un mensaje de no más de tres días había sido recibido.
—Esta en el Centro Psiquiátrico Walls de Brooklyn —dijo Yona casi en un murmuro.
—Lo leí en los archivos, está conectado con los Laboratorios Lauburu, su dueña es sobrina de Flavio.
—Lo que quiere decir que están coludidos. De ser así, quizás están usando la excusa de cuidar a los enfermos para simplemente usarlos para experimentar con los espejos ¿no? —preguntó una de las ayudantes de Selena.
—Asi es...—Pero Selena no siguió hablando, miró el rostro de Yona el cual había perdido todo color y solo miraba un punto indefinido en el muro frente a el—. ¿Yona?
El pelirrojo tragó saliva y separó los labios.
—Ahí... ahí está mimadre.
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Nine Mafia: Proyecto Espejo.
General Fiction「Martes y Viernes」Bruce O'Donnell y Gavin Farrell, son dos amantes que cumplen con su deber como parte de los subjefes de la mafia. La pasión de ambos por su oficio solo es comparable con la que sienten entre ellos, y es la motivación más poderosa q...