Capitulo 30

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15 de Octubre de 2017, 21:05 hrs

Yona se encontraba rastreando la operación de Gavin y Bruce, ese era su principal objetivo, había dispersado a su equipo a tareas de vigilancia y monitoreo de los callejones las que estarían a cargo de Will Penn, uno de sus mejores subordinados, aunque jamás lo decía en voz alta, mientras que él solo estaba a cargo de los dos subjefes que ya habían llegado a Georgia. Sus sospechas por Samantha se habían visto derrumbadas por el incidente que esta había tenido en el callejón 5 mientras que las de Benedict seguían en pie, esforzándose por erguirse más y más.

No recordaba la última vez que había visto al padre, pero no le era de sorprender que este desapareciera abruptamente por un par de días. Se rehusaba a usar el celular que le había entregado la mafia, aquel que permitía que Yona pudiera rastrearlo, e inclusive el Patrón a sabiendas de aquello no se pronunciaba.

El pelirrojo palpó su mejilla con el fin de sacudirse esos pensamientos que ahora se interponían en su deber de monitorear al dúo que ya habían hecho contactó con el grupo de hombres en virginia. Yona se había encargado de recopilar información de ellos para estar seguro que la operación tendría éxito. Era una pandilla de narcotraficantes que se había ubicado ya hace más de tres años en Georgia, al parecer el Patrón les había sacado un par de agentes de encima y por ende le debían el favor, favor que estaba siendo actualmente usado por la mafia.

Sin más preámbulo, digitó en su teclado el número de Gavin y llamó a por este, pero no contestó lo que significaba que ya deberían haber comenzado la misión en sí. Yona colgó y de inmediato rastreo el celular de Gavin y Bruce, la imagen satelital se reflejó en su pantalla y vio dos puntos cerca de la zona donde solía estar el laboratorio que habían visto en las fotografías.

Si bien la mente del joven pelirrojo estaba en la misión de acompañar al duo y ayudarlos y guiarlos hasta terminar eficientemente el operativo, también estaba entre la nebulosa de preguntas que yacían atrás de su mente. No dejaba de preguntarse si Selena estaría en lo correcto, la chica había hecho un par de deducciones aun en su camilla en el callejon 9, y no todo pintaba bien, se estaba apostando mucho, mas de lo que la mafia alguna vez apostó.

Su mente se vio sacudida de regreso al ver en su pantalla una llamada entrante de Gavin.

—"Ya nos hemos juntado con el grupo de Georgia."

—Perfecto, intenté dar con ustedes, pero no entró la llamada.

—"Estamos entrando al bosque."

—Entiendo. Una vez lleguen al lugar, infórmenme y dejen el dispositivo que les entregué instalado en un muro para poder controlar los drones remotamente.

—"¿Los del saco?"

—Vaya, que genio, Garvis...

Gavin ignoró eso ultimo.

—Si, no tar...

Yona calló abruptamente al ver uno de sus monitores que lo alertaba sobre la presencia de un par de hombres colándose por los pasillos del edificio donde vivia. Hombres armados, pertenecientes a la agencia federal. Mas de siete hombres, agentes federales que usaron las escaleras de emergencia para llegar a su piso, el piso quinto del edificio. Vestían trajes antibalas y armas cargadas listas para disparar. El joven pelirrojo aún tenía puesto sus audífonos cuando los hombres llegaron en cosa de minutos a la puerta de su departamento.

—Mierda... —dijo para luego soltar una risa mientras pasaba ambas manos por su rostro.

—¿Qué sucede? —preguntó Gavin.

—Derramé café en mi escritorio...—respondió haciendo que Gavin desde el otro lado no supiera que responder. —Ya hagan su trabajo...—agregó calmado.

—"Lo sé." —interrumpió Gavin desde el otro lado del teléfono notando que algo sucedía.

Yona colgó la llamada y soltó una risa corta.

—¡Agencia Federal de Policía! ¡Abra la puerta!

La advertencia no hizo siquiera cosquillas en Yona, quien se levantó calmadamente a la máquina de café que estaba a solo unos pasos de el.

Miró a la pantalla y vio como las cámaras de seguridad ubicadas afuera de su departamento le mostraban a los agentes enviar otra advertencia.

—¡Yona Colfer! ¡Abra la puerta! —gritó una mujer de cabello tomado.

—Mierda... —gruño Yona sirviéndose café barato. —Dejaran un desastre. —alegó tomando un sorbo escuchando como los agentes comenzaban a golpear la puerta de su departamento más y más fuerte.

Yona estiró los brazos sobre su cabeza en un signo de pereza y dio un gran bostezo antes de volver a sentarse frente a su computadora. Entonces escuchó como el estruendo de la puerta de entrada rompiéndose dejaba entrar a los agentes a su departamento. El pelirrojo embozó una sonrisa y apretó una tecla de su teclado.

—¡Felicidades! ¡Logro desbloqueado! ¡El hacker de mano negra les regala un par de caramelos!

La voz robótica se extendió por todo el departamento vacío de Yona, el cual solo tenía una pantalla de su computadora prendida, la cual mostraba la imagen de un guante pixelado estilo arcade sosteniendo caramelos, una forma de burla hacia los agentes.

—Este mal parido...—gruño un agente mirando hacia todos lados, y notando que el lugar estaba vacío, no había nadie en el departamento.

—¿Funcionó? —preguntó Will a Yona.

—Por supuesto que si. —agregó este. —Pero falta el ultimo regalo...

Yona oprimió un par de teclas y cuatro imanes ubicados en diferentes lugares del departamento interfirieron en todos los artefactos electrónicos del lugar, incluyendo las radios satelitales que usaban los agentes, inhabilitándolas.

—Ahora si funcionó. —agregó con una sonrisa dando un sorbo a tu café. —Que asco, ya recuerdo porque siempre compro café afuera del callejón.

Asi era, Yona se encontraba en la central, Selena había deducido dicho escenario, y tal como era de esperarse este se había hecho realidad. Yona estaba en el callejón 9 como todas las personas de la mafia, más del noventa y ocho por ciento de esta, si alguien quería meterse con la mafia, si algún agente federal quería jugar al gato y el ratón, pues entonces deberían ir a la madriguera de las ratas. 

Nine Mafia: Proyecto Espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora