Capitulo 19

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14 de Octubre de 2017, 21:56 hrs.

Ya estaban en su departamento, Gavin y Bruce habían llegado hace solo unos minutos. Estaban cansados, Bruce sobre todo, así que se dirigió al baño y con ayuda de Gavin desvendó su hombro.

—Los puntos no están sangrando, es una buena señal. —agregó Gavin tomando un paño y dándoselo a Bruce para que se limpiara la herida.

—Gracias. —dijo este mientras Gavin abría la ducha y comenzaba a desvestirse, para bañarse antes que Bruce, ya que el necesitaría más tiempo.

Gavin entró al agua y sin más de un minuto de retaso Bruce lo acompaño.

—Te dije que me bañaría solo para darte más espacio. —La frente de Bruce se posaba sobre la cabeza de Gavin detrás de él. —¿Qué sucede?

—Ya veo porque desconfiaste de mí. —dijo el mayor mientras el agua los cubría a ambos embalsamándolos tratando de convertirlos en uno.

Gavin suspiró.

—Lo siento.

—No lo digas. —Bruce mantenía los ojos cerrado, así trataba de no prestarle atención al dolor de su hombro mientras el agua lo tocaba. —Lo entiendo.

—Nos destruirán desde adentro, la "Organización Molino" ....—dijo Gavin. —Buscan despistarnos para cometer errores, como los del callejón 5, pensamos que atacarían el callejón 2 pero no fue así, desviaron nuestra atención debido a que estamos pendientes de quien es el soplón.

—Podemos, por hoy, no hablar más de aquello. —agregó Bruce. —No quiero dormirme pensando en que eres tú el que está en peligro, el Patrón siquiera lo menciono en la reunión, y ni siquiera nombro lo del soplón aun cuando todos lo saben.

—Bruce...—dijo Gavin dándose media vuelta interceptando sus ojos negros con los azules de su amado. —La misión que nos encomendó el Patrón para mañana, ¿estas seguro que puedes ir?

Bruce acercó el cuerpo del joven con fuerza al suyo, haciendo que sus pieles se sintieran completamente conectadas, como también sus sentimientos, y lo besó apasionadamente por varios segundos.

—Iré a donde tu vayas, el Patrón entiende lo riesgoso que es ir a Georgia a por los espejos, o al menos a recaudar información, así que por algo me envió contigo. —dijo mientras Gavin pasaba su mano por el rostro del mayor.

Luego de la agresiva declaración de guerra del Patrón, este ordeno tareas diferentes para cada uno, pero de suma importancia. Samantha debía enfocarse en su recuperación, la cual estaría devuelta en un par de días, mientras tanto se haría cargo de la redistribución de las mercancías que aún no eran despachadas, pues no podían dejar sus negocios en pausa. Benedict se haría cargo de recolectar información, por ende, debería expandir su red de contactos hacia el resto de los distritos, Bronx, Brooklyn, Queens y Staten Island, su misión principal era descubrir a cualquier persona relacionada a Flavio y sus familiares. Yona tomaría el lugar de Gavin al cuidar a Selena, mientras que también desarrollaría un programa que reflejara todos los lugares posibles donde la "Organización Molino" pudiese estar elaborando sus experimentos, lo cual sería la mejor arma para rastrearlos. Mientras que Gavin y Bruce se dirigirían a Georgia, siguiendo el rastro que dejó uno de los camiones que les habian robado a la mafia. El GPS número tres de estos indicó que había dejado New York, pero los atacantes de deshicieron de todos los artefactos de rastreo del vehículo, por lo que la señal se perdió luego de atravesar la frontera.

Las deducciones de Selena apuntaron a que podrían dirigirse a Georgia a buscar los espejos que aun yacían en el lugar, así que Gavin y Bruce, más un equipo de diez hombres irían al lugar a interceptar la operación, con suerte podrían tomar algún espejo y llevarlo a la mafia para que Samantha pudiese estudiarlo.

—¿Tienes miedo? —preguntó Bruce embozando una sonrisa vil.

Gavin le golpeó el pecho molesto haciendo que Bruce gimiera por el rebote en su hombro.

—No le temo a nada, es parte del porque somos de la mafia. —respondió Gavin lavándose el cabello.

—"El negro que vestimos no es para inspirar miedo, sino por la ausencia de este en nosotros."—dijo Bruce mientras lo ayudaba.

—¿También te lo dijo a ti? —preguntó Gavin y Bruce asintió.

—Cuando me uní me preguntó si en mi vida había experimentado miedo, le respondí que no, y apuntó en mi frente con un arma. Jaló el gatillo, pero no había balas, ni siquiera ahí tuve miedo, creo que ninguno de nosotros es capaz de sentirlo. —agregó el mayor recorriendo con sus manos el cuerpo de Gavin lleno de jabón.

—A mí me sujetó del cuello desde la azotea del callejón 9...

—¿Qué? —preguntó Bruce.

—Si... —afirmó Gavin. —Solo tenía siete años, me llevó a la azotea y me dijo que me parara en el borde, me sujetó del cuello mientras la parte superior de mi torso colgaba del borde a seis pisos de altura.

—¿Tampoco sentiste miedo?

—No, creo que fue algo diferente, pues lo que te produce miedo suele alejarte, pero esta sensación solo me hizo querer quedarme ahí. —añadió Gavin.

—Eres masoquista. —Bruce soltó una risa junto con un gesto de dolor.

—Todos estamos algo dementes, de no ser así no estaríamos en la mafia.

—Al menos pude conocerte...—agregó Bruce con tono cálido.

—Al menos pude conocerte. —repitió Gavin.

No temían el expresar lo que sentían, jamás lo habían hecho, ni siquiera una gota de vergüenza en la privacidad de su hogar, aquel que había nacido desde la confianza y la plena armonía que sus corazones emitían cuando latían, cuando sus pieles se rozaban y sus labios se tocaban, cuando las gotas de sudor en las líneas de batalla, entre el fuego y el humo de balas se transformaba en gotas de sudor entre las sabanas.

Bruce y Gavin no eran como los demás, aunque se forzaban a creerlo, como también se forzaban a creer que el miedo no existía en ellos, quizás en estos momentos no, entre las caricias y las bocanadas de aire repletas de éxtasis que guiaban hacia un clímax anticipado desde que ambos se metieron a la ducha.

El miedo no existía en estos momentos, jamás lo hizo, era su lugar seguro, sus brazos y sus pechos cubriéndose los unos a los otros, los escudos perfectos ante cualquier ataque, y al mismo tiempo el arma perfecta, la sincronía y la motivación de proteger a aquel que conocía aquella sombra constante que cubría partes de sus cuerpos durante el día y que solo eran visibles en la noche, solo visibles para ellos, porque se pertenecían, en cuerpo y alma, en toda la expresión de la palabra posesión, incluso en sus miedos. Gavin era el miedo de Bruce, y Bruce era el miedo de Gavin, la perdida, la distancia, la eterna despedida a la que se exponían día a día, pero no era pronunciada por ninguno de sus labios, no era vociferada porque no se haría realidad, ambos lo evitarían, lo impedirían a toda costa.

Nine Mafia: Proyecto Espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora