Capitulo 10

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14 de Octubre de 2017, 08:37 hrs.


Gavin bajó del jeep que lo dejó frente a la catedral central donde Benedict daba sus misas a primera hora de la mañana. El lugar ya estaba repletó al entrar, mujeres, hombres, niños y niñas de diferentes edades se conglomeraban entre las bancas de madera para rezarle a dios, o a Jesús, Gavin nunca entendió muy bien la diferencia.

De niño la singularidad de creer en algo superior le parecía llamativa, alguien que trazaba tu vida por ti, pero jamás entendió porque él tuvo que vivir entre el barro mientras que otros vivían entre dinero, si su vida había sido escrita de esa forma, ¿porque al menos no le permitió sentir en algún momento de su vida algo de alegría como otros niños?, aun así Gavin jamás dejó de creer, ya no creía en ese dios, pero seguía creyendo en algo superior a él, a Bruce, a la mafia, a todos.

Gavin se quedó de pie en la entrada de la puerta mientras veía como Benedict se paraba frente a todos con esa túnica blanca. Predicó un par de palabras, los asistentes se levantaron un par de veces y otras vociferaron diferentes frases siguiendo el ritmo del padre, hasta que al cabo de cuarenta minutos todas las personas comenzaron a dejar el lugar. Gavin comenzó a deambular mirando las estatuas de santos en los costados del templo hasta que finalmente no quedó nadie.

—¿Vienes por Selena? —preguntó el padre sacándose su indumentaria.

—Si, me envió por...

El padre se acercó a él y le entregó un pequeño portafolio que sacó debajo de su podio.

—¿Aun no sabes enviar correos encriptados? —preguntó Gavin.

—Es muy engorroso para mí, prefiero la vieja escuela. —respondió Benedict con el mismo tono enigmático de siempre.

—Entiendo. —Gavin tomó el portafolio y se dirigió a la salida.

—¿Tienes tiempo Gavin? —preguntó de pronto Benedict.

—No lo creo, debo entregarle esto a Selena.

—Debe ser aburrido trabajar de mensajero...—soltó Benedict sentándose en una banca de forma relajada. —Me refiero a pasar de ser un asesino a sangre fría a un mensajero.

—No entiendo tu punto. —Gavin se ergio y se paró de frente hacia Benedict con actitud firme.

—Los cuerpos que revisé, bueno los restos para ser exactos, aquellos en el depósito cuatro revelaron que eran antiguos exmarine y soldados.

—¿Como lo hiciste? —preguntó Gavin.

—Existen tres maneras de reconocer un cuerpo Gavin, lo más certero, más que el ADN, que da el noventa y nueve por ciento, es la huella digital con un cien por ciento. En la huella digital y en determinados cuerpos calcinados parciales, podemos gracias a una técnica de resucitar que creo Samantha, recuperar un poco la huella con unas inyecciones de líquido especial, que después en el computador se puede identificar. En este caso fue imposible, porque los cuerpos estaban muy deteriorados. Esto también pasa en los accidentes aéreos cuando el avión sufre una explosión, por ejemplo. —añadió Benedict poniéndose de pie acercándose el joven hombre. —La otra forma de identificación es por la dentadura. En este sentido, muchos dentistas guardan antecedentes en la ficha de los pacientes como las radiografías de los dientes que son bastante específicas, como la forma o la prótesis de los pacientes. Mientras que la tercera es el ADN y es lo más directo que tenemos, sin embargo, no pudimos recuperar ni una gota de sangre, las venas y arterias incluyendo órganos internos estaban completamente incinerados.

—Según el primer informe los cuerpos no tenían dientes ¿de dónde los sacaste? asumo usaste la segunda opción. —contestó Gavin.


—Estas en lo correcto, pero el Patrón estaba en lo cierto, los atacantes no tenían dientes, ninguno de ellos, es más, ni siquiera tenían lengua, me recordó a los castigos de la antigua mafia ¿lo recuerdas? Tu fuiste parte de ella, ahí te criaste.

Benedict Brown era un hombre de misterios indescifrables, así al menos le advirtió el Patrón a Gavin cuando este solo tenía siete años. En aquel entonces Benedict tenía veinte años, y estaba entrando al sacerdocio, tardo otros más en ser un padre de la catedral donde se encontraba actualmente, y por su misma posición y trayectoria en la mafia, el Patrón lo nombro Líder de Espionaje Invisible, aquel encargado de recolectar información a partir de susurros, murmullos, testimonios, y sobre todo, confesiones de sus fieles.

—La relevancia de eso es incompatible con lo que me tratas de trasmitir, ve al grano Benedict. —interpuso Gavin antes que el padre se explayara sobre antiguas memorias.

—Lo siento. Como te decía, eran exmarines y soldados, los reconocí por la forma y las cicatrices bucales de antes de que les sacaran todos los dientes, aquellas cicatrices que son anotadas por los dentistas de las fuerzas militares con el fin de reconocer los cuerpos que explotan en el campo de batalla. Por lo mismo no dejé de decirme a mí mismo, exmarines y soldados, ¿no se te hace familiar?

—Si insinúas que Bruce es el soplón entonces creo que estás haciendo una grave acusación, sobre todo dirigiéndola hacia mí.

—Lo sé, por eso lo hago, específicamente porque eres tú, quien comparte su cama y su vivienda. —añadió Benedict.

—Esta conversación terminó. —replicó Gavin alejándose del padre.

—No seas ingenuo Gavin, todos podemos ser el soplón, no descartes a nadie, dios no descarta a nadie.

La voz haciendo eco en la catedral vacía siguió a Gavin hasta que este salió de lugar.

Corse; el gato del Patrón apareció al lado de Benedict, con un pequeño micrófono en su cuello.

—Espero eso cumpla su deseo, Patrón...—dijo Benedict. —Su reunión es una hora, por favor no llegue tarde. —agregó mientras también dejaba la catedral.

Nine Mafia: Proyecto Espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora