Capitulo 28

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15 de Octubre de 2017, 20:59 hrs.

Sus pisadas hacían eco dentro de aquel lugar. Entró a la comisaria como si se tratara de su propio hogar. Desprendió de su cuello aquella franja blanca y con su mano la arrugo antes de tirarla en un basurero. Pasó su mano por su cabeza calva y luego desabotonó el primer botón de su camisa negra. Unos cuantos hombres lo observaron como si se tratara de un desconocido, y si lo era, un desconocido que podía entrar y salir de aquella comisaria.

—Benedict...—dijo un hombre deteniéndolo en medio del pasillo.

Era un hombre solo un poco más bajo que el padre, de cabello gris y con una barba bien arreglada, el hombre tenía un cuerpo notablemente deportivo, usaba una camisa blanca y un par te pantalones negros. A sus costados, debajo de sus brazos se dejaban ver las sobaqueras donde yacías sus armas, era obvio que estaban preparándose para salir.

—Robert. —saludó cordial Benedict.

—Vamos, te estábamos esperando. —agregó Robert Moller, el agente especial de operaciones.

Su voz era grave y en conjunto de sus ojos pardos realzaban su presencia dominante y de liderazgo.

—Dame un resumen. —ordenó el agente al padre, mientras se movían a paso raudo por el corredor.

—Yona Colfer se encuentra en su departamento, será fácil entrar sin embargo el joven es astuto y notará nuestra presencia, si lo tenemos a él, los sistemas de la mafia se verán afectados, no habrá quien controle las cámaras de seguridad ni de aviso sobre nuestra operación. —respondió el padre.

—Excelente, ¿Qué hay de los demás?

—Selena se encuentra en la enfermería del callejón 9, no podrá ayudar en sus deducciones así que tendremos tiempo para capturar a todos antes de que la muchacha se recupere.

—¿Qué hay de la farmacéutica? ¿No le habrá dado ya un medicamento?

—No, es imposible, Morgan no deja a nadie acercarse demasiado a Selena. —respondió el padre.

—Entonces para capturarlos, primero deberemos ir a por el hacker.

—Exacto. —respondió Benedict.

—¿Qué hay de Bruce O'Donnell y Gavin Farrel? ¿Siguen en su misión en Georgia?

—Asi es, no volverán creo que hasta un par de días.

Si es que vuelven. Pensó para sus adentros el padre embozando una sonrisa vil pero sutil.

—Los capturaremos una vez crucen la frontera. —afirmó el agente abriéndole la puerta a Benedict para que ingresaran a la sala.

El lugar estaba repleto de personas, más de cincuenta agentes lo cuales estaban listos y preparados para comenzar la operación. Robert se paró en medio de todos y comenzó a dar las instrucciones. Un equipo de dirigiría al departamento de Yona Colfer y lo arrestaría, imposibilitando a la mafia de esparcir cualquier tipo de alerta. Luego irían a por el callejón 9.

—Esta es la única oportunidad que tenemos... —dijo Robert. —Procedan a sus lugares y esperen mi orden.

Todos los agentes salieron del lugar, dejando a Robert y Benedict solos.

—¿Ya plantaste las pruebas? —preguntó Robert a Benedict.

—Si, tenemos los cuerpos esparcidos en los depósitos 4, 5, y 2.

—Fue una excelente idea, de no ser por ti no tendríamos como acercarnos o culparlos.

Inculparlos.

—Asi es...

—Sospechábamos desde un comienzo que la mafia era la responsable de las desapariciones, pero no obteníamos respuestas, no logramos sacarle ninguna respuesta a ninguno de ellos, aun cuando tomamos a varios de ellos en arresto clandestino con el fin de desorientar a la mafia, tomamos a varios inclusive a aquella mujer que nos comentaste...

—Clara Solar, es parte del equipo de limpieza de la mafia.—respondió Benedict.

—Exacto, pero gracias a tu constante transferencia de información logramos comprobar que era ellos.

—En efecto, la mafia ha estado detrás de todas las desapariciones en New York, nadie más.

Mentía.

Benedict respondió con confianza, entregándole la seguridad falsa que debía al agente. El padre conocía muy bien que la mafia no era quien había cometido los secuestros, pero debía hacerlo parecer que sí. Había recuperado los cuerpos de los desparecidos, y los había tirado en los callejones de la mafia. Todo iba encaminándose a la perfección. Un agente federal que a la edad de seis años fue enviado a la mafia para crecer en ella y convertirse en un soplón, esperando que un gran evento sucediera para poder capturar a la mafia sin que esta pudiera salir impune. Benedict veía como todo por fin comenzaba a culminar, al menos una parte de todo, porque, al fin y al cabo, el jamás fue un agente federal ni un mafioso. Benedict siempre había sido un simple recadero, y aunque muchos tenían sus tatuajes en su cuello, él lo tenía en un costado de su tórax, en sus costillas, aquel molino negro que le hacía parte de la Organización Molino, Benedict lo tenía en su piel desde ya hace años. 

Nine Mafia: Proyecto Espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora