13 de Octubre de 2017, 13:44 hrs.
—No pretendo ser grosero Selena, pero... —dijo Gavin mirando la oficina de la chica, la cual estaba hecha un desastre.
Documentos esparcidos por el piso y los escritorios, notas y papeles pegados en los muros y un par de tazas de café sin lavar.
—Lo siento G-Gavin...—tartamudeó ella algo nerviosa tratando de ordenar algo rápidamente, sin resultados.
—No hay cuidado. Me hace preguntarme de todas formas como trabajas en este desorden...
—En mi desorden encuentro orden y tranquilidad. —respondió ella tosiendo un poco, al parecer estaba algo enferma.
—Entiendo. —Gavin estaba parado en el marco de la puerta, mientras Selena recogía algunos documentos extras antes de volver a salir del lugar y tomar juntos el elevador al primer piso.
La chica tenía programada una visita al depósito del callejón cuatro ubicado al oeste del distrito Uper West Side en Manhattan, cerca del rio Hudson. Un chofer los llevó en un jeep negro de forma rápida y oportuna, ya que llegaron cuando los súbditos de Samantha comenzaban a poner un perímetro en el área.
—Selena, querida, justo a tiempo. —expuso la mujer rubia caminando hacia ellos quienes recién se estaban bajando del vehículo, donde vio a Gavin.
La mujer y Gavin no se llevaban del todo bien, ella tuvo intenciones románticas con Bruce desde el primer momento que lo conoció, pero fue Gavin quien terminó por quedarse con el hombre. Su relación de limitaba al respeto mutuo en el trabajo y a compartir lo justo y necesario, sin embargo, el ambiente se tornaba agrio y pesado si ambos pasaban demasiado tiempo juntos.
—Oh, Gavin, que sorpresa.
—Samantha. —saludo cordial Gavin mirando a los súbditos, hombres y mujeres que trabajaban con calma cercando la zona. —¿Aun no hay señal de los agentes federales?
—No...—respondió está caminando ahora hacia el depósito, una gran bodega con un par de camiones agujereados por las balas en el exterior. —Hemos conseguido ganar algo de tiempo antes de que esos se aparezcan, pues siempre llegan donde nadie los llama.
—Tendremos un par de horas antes de que lleguen. —afirmó Selena quien caminaba casi trotando, debido a que los pasos de Samantha y Gavin eran largos y apresurados. —¿Han movido algo?
—Nada, querida, solo hemos cercado el perímetro. Envié a otros treinta súbditos al callejón dos y siete, harán guardia día y noche, si el jefe quiere un interrogatorio, se lo daremos.
Samantha Highwood solía ser la belleza femenina inmaculada que todos hombres querrían a su lado, era tan hermosa que opacaba a cualquier mujer a su lado, pero tan despiadada que muchos no se atrevían siquiera a acercársele. Se había unido a la mafia hace ya seis años, comenzó en el equipo de infiltrados donde conoció a Bruce, pero abogó a que la mafia aun no tenía un equipo eficiente de químicos, y el Patrón le concedió los recursos e implantó su laboratorio en el piso quinto del callejón nueve. Samantha se convirtió en la creadora y líder del equipo químico y médico de la mafia usando sus conocimientos como química farmacéutica. Ahí logró corregir dos problemas principales, uno de ellos era el tráfico de drogas, la mujer logró influir las drogas en diferentes cosas, como celulares, paredes de camiones, ruedas, e incluso pajillas, de esa forma eran fáciles de trasportar e indetectables, mientras que el otro problema eran sus débiles oídos que le dificultaban usar armas de fuego, así que creo su propia arma lanza dardos, los cuales contenían diferentes venenos y drogas de rápido actuar, los cuales imposibilitaban a sus objetivos.
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Nine Mafia: Proyecto Espejo.
General Fiction「Martes y Viernes」Bruce O'Donnell y Gavin Farrell, son dos amantes que cumplen con su deber como parte de los subjefes de la mafia. La pasión de ambos por su oficio solo es comparable con la que sienten entre ellos, y es la motivación más poderosa q...