Capitulo 31

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15 de Octubre de 2017, 21:21 hrs.

Gavin con su arma empuñada y sin detenerse, echó abajo una pequeña puerta de metal oxidado en uno de los muros y junto con Aby entró al lugar. Desde afuera se veía como un pequeño laboratorio, pero el lugar era mucho más grande de lo que pensaban una vez adentros. Era una estructura de dos pisos, que lucían totalmente endeble y maltratada, tanto que había huecos en los muros por donde entraba la luz de la noche, como también haces rojizas del fuego que producía el camión en llamas en el exterior. Gavin examinó con su mirada y notó a lo lejos una escalera que llevaba de seguro a un subterráneo.

—¿Qué hacían acá? —susurró Aby preguntando a Gavin, quien no se interesó en responderle y siguió caminando lentamente.

Ahora estaban el territorio enemigo y cada paso parecía rebotar en los muros haciendo que Aby se alarmara más de la cuenta. Si bien el joven de ojos oscuros no temía disparar su arma, si era consciente del peligro al que se estaban exponiendo, aún ya habiendo sido vistos, lo que significaba que la seguridad y la atención de la Organización Molino estaría completamente dirigida a ellos, con eso en mente rápidamente recordó a Yona y el dispositivo que le había entregado, sabía muy bien que Yona planeaba cosas con antelación, no era idiota, había mucho que Gavin sabia de chico pelirrojo y viceversa, pues en algún momento y por mucho tiempo también fueron compañeros de misiones. Gavin sacó de su bolsillo aquel pequeño dispositivo no más grande que una batería de celular y la pegó en la pared de concreto, el que luego comenzó a tintinear con una penosa y pequeña luz verde.

—Ahí...—señalo Aby, quien iba de tras de Gavin.

La mujer le indicó una luz de movimiento acelerado que iba de un lugar a otro. Un hombre fornido corría hacia el otro lado del edificio, al parecer hacia donde los hombres de Aby estaban entrando.

—Vamos...—ordenó Gavin apresurando su paso mientras se movían pegando sus hombros a las paredes cubiertas de sombras.

Un par de murmullos se escucharon un poco más lejos, una vez llegaron a una habitación, la que parecía ser la antesala ya que se podían ver a más hombres armados con metralletas, pistolas automáticas y, sobre todo, bombas enlazadas a sus cuerpos.

—No tienen tatuajes. —dijo Aby asumiendo que deberían matarlos para poder seguir su camino.

Los siete hombres parecían cuidar una gran puerta de metal oxidado que se mantenía en su lugar solo gracias a tablas y fierros que de seguro ellos habían puesto.

—Los espejos están desde el otro lado. —asumió Gavin retrocediendo un poco para evitar que su sombra alertara a los hombres. —Pretenden retirar los espejos de este lugar... —se dijo a si mismo sin poder encontrar una forma de atravesar a esos hombres.

—Puedo ser de distracción, atraerlos hasta un lugar, mínimo dos de ellos me seguirán, tu podrás hacerles frente a los otros. —dijo la mujer sacando de su mochila una granada incendiaria y otra cegadora.

—Escoge, no tenemos mucho tiempo.

Gavin tomó sin deambular la granada incendiaria y Aby rápidamente sin dar previo aviso, salió corriendo frente a los hombres llamando su atención y tal como ella había previsto, tres hombres la siguieron, dejando a cuatro en el lugar.

—¡Atrápenla! —gritó uno de los hombres comandándolos, Gavin notó rápidamente que aquel hombre si tenía un tatuaje en su cuello.

El joven cargó su arma rápidamente y tomo un rápido sorbo de aire, aguantó la respiración y soltó. Con su brazo lanzó la granada frente a los hombres y esta solo tomó tres segundos en explotar una vez tocó tierra.

Nine Mafia: Proyecto Espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora