14 de Octubre de 2017, 13:24 hrs.
El jeep tardó más de lo debido gracias a un accidente de transito cerca del ingreso al barrio chino. La gente se aglomeraba tratando de ver que sucedía, pero al mayor poco le interesaba, estaba mas que preocupado por el imprudente actuar de los agentes federales y no le sorprendería que si lo habían atacado a él, también pudieran hacerlo con otros miembros de la mafia.
Bruce finalmente llegó al callejón 9 y entró rápidamente, aun así, sin perder su elegante forma de caminar y su apacible pero firme presencia.
—Señor Bruce...—dijo uno de los súbditos oficinistas interceptándolo en el trayecto, Bruce se dirigía hacia la oficina de Selena, quería cerciorarse que Gavin estuviera bien, ya que el chico no respondía los mensajes que Bruce le había enviado desde el Jeep.
—¿Qué sucede? —preguntó el mayor.
—Tenemos una situación, no hemos podido contactarnos con Benedict, ni con Gavin, así que como dictan las norma...
—Se lo que dictan. —gruño este mirando a su alrededor, notando que algo realmente estaba acaparando la atención de los súbditos.
Las normas de la mafia eran simples, y no eran demasiadas en cuanto a los procedimientos, en este caso, uno de ellos establecía que, si el subjefe encargado de dicha área no estaba disponible y se necesitaba de forma urgente, otro subjefe podría tomar una decisión responsable y pertinente si el caso lo ameritaba, solo frente a urgencias.
—Hemos visto a tres personas husmeando cerca del callejón 2, en Midtown, no los hemos podido identificar con el programa del Señor Yona, pareciera que no existieran en la base de datos. —dijo el joven de cabello largo atado a una coleta quien tenia varios aretes en su oreja derecha, no debía de tener mas de veinte años, era parte de grupo de Yona, del equipo de informática.
Bruce llegó cerca de uno de los cubículos donde se encontraban otros dos súbditos quienes saludaron algo admirados a Bruce, con quien nunca habían tenido contacto directo.
Los súbditos de la Mafia jamás se relacionaban con otros subjefes que no fueran los lideres de sus equipos, pero la admiración por ellos era tan grande, que el respeto que los súbditos empleaban cuando de estar frente a frente de ellos se trataba era palpable.
—Muéstrame. —ordenó Bruce a uno de los súbditos.
Al presionar reproducir a un video de una cámara de seguridad, vio a tres hombres pasearse por afuera del callejón 2, a ese lugar había redestinado las municiones y armas que se habían salvado del callejón 4.
—¿Cómo lo encontraron? —preguntó Bruce. —Se supone que Benedict está a cargo de este callejón.
—Lo está, es cierto, por lo mismo intentamos comunicarnos con él, pero no parece recibir llamadas ni mensajes. —respondió el chico de aretes.
—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó Bruce con voz seria.
—Will Penn señor, miembro del equipo de informática. —respondió este con tono firme.
—Bien Will, ¿te has contactado con Yona?
—No señor, está en su día libre.
Bruce atesoraba los días libres, y odiaba que lo molestaran en uno de esos días, eran escasos, tanto que solo tener uno de ellos se hacia agua entre los dedos, sabía que Yona no querría ser molestado, pero se equivocó, o al menos eso pensó cuando lo vio entrar al vestíbulo con la cara de engreído de siempre, cargando sobre su hombro su chaqueta de cuero y en la otra mano el casco de su motocicleta.
—Estaba. —agregó Bruce. —Yona...—dijo haciendo que el chico se detuviera a mirarlo mientras levantaba una ceja.
—¿Qué pasa? —respondió el joven desde su ubicación.
—El callejón 2 está siendo vigilado...
—Si, lo sé, ya tengo tres drones sobrevolando el sector. —respondió el pelirrojo.
—¿Algún plan de acción? —volvió a preguntar Bruce
—Te acabo de decir que tengo tres drones sobrevolando el perímetro del callejón 2 ¿Qué acaso estás sorbo, abuelo?
Bruce se acercó a él mientras la tensión entre ambos se hacia evidente y los súbditos comenzaban asentirse nerviosos.
—Es el callejón de Benedict, no ha contestado su teléfono.
—No puedo hacer de niñera de ese vejestorio. —respondió Yona bostezando.
—¿Puedes descubrir donde esta?
Yona levantó los hombros moviéndose rápidamente hacia su oficina.
—¡Will! —gritó Yona haciendo que el joven lo siguiera rápidamente.
Bruce solo lo miró a lo lejos mientras este se perdía. El pelirrojo tomaría a cargo la situación debido a que era su área de liderazgo, aun cuando el callejón 2 debería estar al cuidado de Benedict.
—Bruce...—escuchó desde uno de los pasillos. Era Samantha quien iba dejando el lugar. —Qué extraño verte tan tarde por acá...—embozó una sonrisa mientras se ponía unos guantes de seda para abandonar el callejón.
—Si, bueno...—se acercó el a ella. —Tus píldoras están algo desbalanceadas, una tiene un efecto prolongado, el somnífero. —agregó.
—Te advertí que aún no estaban del todo funcionales. —respondió ella acomodando un mechón de su cabello rubio detrás de su oreja. —Trataré de mejorar la dosis, la próxima vez saldrá perfecta.
Bruce la miró marcharse y el destello de lo que había dicho Yona sobre desconfiar de Samantha se le cruzó por la mente. La mujer era hábil, realmente hábil en su trabajo, Bruce la había conocido como miembro del área de Fuerzas Clandestinas, mucho de lo que sabia lo había aprendido de ella, como el usar cada parte de tu cuerpo para cautivar a tus objetivos. Samantha era una de las pocas mafiosas a las que Bruce realmente respetaba, sin embargo, sus motivaciones, como las de todos en la mesa de subjefes era un misterio, a pesar de ser compañeros, ninguno realmente conocía la motivación de cada uno para ser parte de la mafia, eran secretos que guardaban bajo siete llaves, incluso él lo hacía, incluso Bruce ocultaba el suyo, lo ocultaba de todos incluso de Gavin.
Su celular sonó. Los ojos de Bruce se abrieron de par en par al ver lo que decía el mensaje.
"¡Han atacado el callejón 5! ¡Envíen refuerzos!"
La distracción perfecta, habían despistado los sentidos de la mafia y habían ido a por otro punto de la mafia. En vez de atacar aquel callejón 2 donde habían visto a los desconocidos y habían enviado refuerzos, atacaron otro callejón, aquel, en donde tenían todos los equipos de transporte de mercancías, camiones de diferentes tamaños, hasta furgonetas y pequeños automóviles señuelos, aquellos que se usaban para despistar.
Bruce rápidamente corrió hacia afuera del callejón donde el Jeep donde estaba Samantha aun no partía.
—¡Vamos! ¡Podemos llegar a tiempo! —ordenó ella haciendo que Bruce subiera rápidamente al vehículo, partiendo hacia el Callejón 5 a toda velocidad.
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Nine Mafia: Proyecto Espejo.
General Fiction「Martes y Viernes」Bruce O'Donnell y Gavin Farrell, son dos amantes que cumplen con su deber como parte de los subjefes de la mafia. La pasión de ambos por su oficio solo es comparable con la que sienten entre ellos, y es la motivación más poderosa q...