Él se queda pensando por un segundo en mi propuesta.— ¿Habrá alcohol y mujeres? — hace la pregunta serio.
— Me temo que no, abuelo.
— Entonces no. No vale la pena.
Pongo los ojos en blanco. Alcohol sí habrá y mujeres, seremos las mismas de siempre.
— Aburrido.
Pero sé que odia salir y más de noche. Cualquier cosa para escaparme de la salida de los chicos en plan cumpleaños. No estoy de ánimos esta noche.
— ¡Hola familia! — mona y los chicos.
Jimi trae un arreglo de rosas de colores y muchos dulces. Mis favoritos. Bien pensado para mi amigo casanova que no le regala ni los condones a sus conquistas.
—Pero qué fachas traes, Cinder—Se queja Gracie.
Mi otra mejor amiga, a esta le llamamos la llorona. Se queja y llora por todo. Espero no haya terminado hoy con su novio, de nuevo.
Mona me fulmina con la mirada trae consigo una bolsa que cuelga de su hombro. Claramente un vestido. Vestido que no usaré esta noche.
— Ni siquiera me mires así. ¿Sabes lo que tuve que hacer para robármelo?
— No me digas ¿Alguien te tocó el culo?
Mi abuelo es el primero en reír y mi madre me reprende. Al escuchar a los chicos reír a carcajadas se le pasa. Pib es el último en llegar. Trae una pequeña caja envuelta en papel de regalo azul y un moño azul.
— Azul porque sé que odias el rosa.
— Gracias, Pib. No debiste molestarte.
— Anda ábrelo.
Todos antes de partir la tarta de queso, se sientan a mi alrededor de la pequeña sala. Coloco las flores en el suelo y saco un par de dulces que me los llevo a la boca.
— Ratona — dice mi abuelo
— Yo diría más bien, termita — le sigue Mona.
Comienzo a romper poco a poco la envoltura del regalo de Pib. Es un poco pesado. Así que descarto que es otro vestido. Al momento de abrirlo se me ilumina la cara.
— De parte de tu madre y mia
Mona, Gracie y Jimi se ven unos con otros y ponen los ojos en blanco.
— ¡Una pulsera! ¡Me encanta!