Capítulo 18

3K 167 1
                                    

¿Ya lo dije?

Toma el café que ni siquiera me di cuenta en qué momento lo dejó frente a mí y se va, dejando el billete también. Me quedo absorta, molesta, rabiosa y lo l siguiente. Tomo el billete y lo meto al frasco que va para caridad.

-Qué le den-Siseo por lo bajo pero Merit me ha escuchado.

-¿A qué se debe la mala leche? Ha dejado una buena propia -Pregunta sorprendida.

Yo finjo una sonrisa y le digo que no pasa nada-Algo bueno has hecho, no todos son así. Sabía que algo especial había en ese caballero, buen trabajo Cinder.

-Es bueno ayudar.

Llegué a casa y encontré al abuelo dormido. Le di un beso de buenas noches y me fui a la cama sin cenar.

-Te enfermarás, estás muy delgada-Me dijo mi madre y yo hice caso omiso. No tenía ganas de nada.

Había trabajado dos jornadas y lo único que quería hacer era dormir, así que lo hice, pero cuando estaba en la cama no podía lograrlo.

De todos los años que llevaba trabajando en
Graysson y en Le Le Dome nunca había visto a Gideon Graysson, mucho menos hablar con él, y por si fuera poco, querer matarlo ahí mismo.

Me había ordenado, se habría preocupado y
luego humillado. Lo de la pulmonía habría sido para no contagiar a alguien, pero la pulmonía no se transmite de esa manera.

Ya ni sabía qué pensar. Estaba demasiado
cansada para seguir luchando conmigo misma y menos con mis pensamientos.
El señor G. Gideon Graysson no me conocía.
Estaba lejos de conocerme, lo que sí sabía era que le seguiría viendo y jamás le bajaría la mirada.

Ni por todas las propinas del mundo y si me lo volviera a encontrar por los pasillos estaba dispuesta a echarle el carrito de limpieza encima, así me despidiese no me importaba.

Ese hombre desprendía peligro no solo en la
mirada, sino en su voz y también lo que me hacía sentir

-Te vi en el Le Dome-Dice Paris, mientras termino de colocarme el overol. ¿Qué está haciendo ella aquí? ¿Aquí abajo?

-¿Disculpa?

Doy un paso hacia atrás cuando ella da uno hacia enfrente.

-No te hagas la idiota, te vi hablando con Gideon ¿Cómo te atreves a hablarle?

-Trabajo ahí, Paris. Era un cliente por supuesto que tenía que hablarle-Digo poniendo los ojos en blanco. No le tengo miedo, puede golpearme cuantas veces quiera, siempre me vuelvo a levantar. Un día me
cansaré y hasta he pensado en tomar clases de karate o alguna cosa de esas para si quiera poder esquivar sus golpes.

Paris se queda analizando mi explicación. ¿Y
cómo lo sabe?

-Bien, fue extraño que él mismo bajara por su café, siempre manda a su chofer.

-¿Estabas con él? -No sé por qué hago la
pregunta, pero ya no puedo retractarme.

Se toca el cabello como si alguien importante pudiese notarlo.

-Por supuesto, estaba esperando en su coche, teníamos algo importante que hacer.

Se me revuelve el estómago pensar que alguien como Gideon pudiese fijarse en una mujer como Paris, no lo digo porque fuese fea. Es horrible por dentro y no tiene alma.

Ahora veo por qué están juntos. Seguro son de la misma calaña.

-¿Acaso te gusta?

-Estás loca si piensas que me fijaría en alguien como él, viene del mismo infierno que tú.

Cuando siento el sabor metálico en mi boca
después del golpe que me da Paris con su móvil, me doy cuenta que he dicho eso en voz alta.

-Estoy harta de que me golpees cuando se te dé la gana, Paris-La enfrento-Si me has dejado un moretón en mi rostro te vas a arrepentir.

Cuando pienso que va a golpearme una vez más, se ríe.

-Buen intento, aparta-Me empuja lejos y estoy a punto de caer al suelo cuando el señor Clay aparece de a nada y me ayuda a mantener el equilibrio.

-¿Puedo ayudarla en algo, señorita? -Clay se refiere a ella. Paris lo ve mal y lo ignora, saliendo del vestidor de servicio.

Niego con la cabeza y continúo ahora peinando mi cabello en una coleta alta.

-¿Estás bien, Cinder? ¿Por qué ella te agredió de esa forma?

-Es una loca, no pasa nada.

Guardo mis cosas en mi casillero y parece estar intranquilo. Nadie aquí debe saber que Paris y yo tenemos una conexión casi familiar.

-De acuerdo, pero no me gustó nada.

-Ni a mí, pero no volverá a pasar, señor Clay.
Estoy harta de Paris.

Harta de personas como ellas, como Gideon
piensen que pueden arrojar palabras y golpes a diestra y siniestra. Simplemente no pueden.

-Iré a esa jodida fiesta-Le digo a Mona cuando la encuentro en su oficina-Iré y más te vale que tu vestido sea hermoso. Paris y el señor G no serán los protagonistas de esa noche.

-¿Pero qué te ha pasado? -Me mira que estoy a punto de llorar y se apresura a cerrar la puerta. No sé cómo he llegado a su oficina sin ser vista. Aunque puedo fingir que estoy limpiando algo aquí. Me he dado cuenta que siempre he sido invisible para todos, menos para personas como Paris y hasta hace poco, hombres como
Gideon.

-Estoy harta, Mona. Harta de ser humillada y de ser agredida por Paris.

Su mirada es de puro enfado. Mona no sabe nada pero sé que algún día se lo diré.

-Debes calmarte, sea lo que sea que haya pasado me alegro. Mereces una noche libre.

Una noche libre. Solamente espero que no sea la última noche libre, o quién sabe. Quizá sea una noche inolvidable.

Después de una noche larga y de largas
conversaciones sobre qué vestir y qué hacer, olvidé por completo que Paris y Gideon existían en algún lugar del planeta.

Quería una noche libre. Y así como cenicienta... usar un vestido nuevo. Sin príncipes falsos y desde luego cero zapatos de tacón de cristal.

𝗧𝗢𝗗𝗢 𝗣𝗢𝗥 𝗧𝗜 ᯽𝐓𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚᯽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora