Sus labios encuentran los míos, lentamente y
con decisión a tomar lo que es suyo. Me besa
suavemente, mientras su mano caliente frota la piel desnuda de mi cintura. Mis manos cobran vida y buscan su tacto. Abrazo su cintura e intensifico más mi beso.Cuando pienso que podemos estar así por horas un viento frío y resentido hacen que rompa mi beso.
Gideon me toma la cara para que lo vea a los ojos.—Ya deberías de dejar de luchar contra loinhumano, Ella.
¿Inhumano?
—No estoy luchando contra nada. Ni siquiera sé lo que eso significa.
—El querer estar lejos de mí, es inhumano. Me perteneces, Ella. No importa cuánto te resistas, solo basta con tenerme cerca para que tu cuerpo reaccione por ti. ¿Acaso no lo notas?
Sí y porque me doy cuenta de ello es que lo odio.
Odio que mi mente me traicione también. Pero entonces recuerdo las palabras de Mona de que nunca lo había visto tan emocionado como ahora.
—¿Cuándo vas a sonreírme?
Levanta una ceja a reacción por mi extraña pregunta.
—Eso también es inhumano.
No entiendo cómo puede decir algo así. Sonreír es tan humano como besarme. Aunque sus besos me manden a otra dimensión.
—Dices que sonreír es inhumano. Me pregunto qué pensarás cuando me ves sonriendo.
Toma mi mano y como todo un caballero la lleva hacia su boca. Me hace cosquillas su barba y sonrío cuando la besa.
—Nada de lo que me des es inhumano, Ella.
Desde tu sonrisa, tu mirada, tus besos, tu cuerpo y tu placer, son un regalo para mí. No me conformaría con menos.
—Oh.
—Sí y más te vale que nunca dejes de dármelo.
Gideon Graysson parece otro hombre. Cualquiera diríaque después de haberle entrego mi virginidad hizo que parte de su hielo se derritiera. Y aquí está buscándome como un loco. Conformándose con darle lo que le gusta en la calle, fuera de mi casa.
Loca estaría yo si eso no me enamorara. Y la
verdad es que sí.—¿Cinder, hija?
Mierda.
Mi madre sale en compañía de Pib y nos ven a Gideon y a mí abrazados. Lo hago a un lado
rápidamente y él no parece lucir tan nervioso como yo.—Mamá, entraré enseguida.
—¿Quién es tu amigo?
Escucho a mi madre bajar por las escaleras y
llegar hasta mí en cuestión de segundos.—No es mi...
—Gideon Graysson—Le dice teniendo su mano.
La cara de mi madre lo dice todo. La ha
deslumbrado también. Gideon se mantiene serio y mi madre no deja de sonreír.—Aurora, la madre de Cinder—Mi madre limpia su mano en su delantal antes de dárselas a Gideon. A él no parece importarle y la ve con el mayor de los respetos, aunque serio, ese simple gesto lo hace lucir humano.
«Algo que pensé que no era.»—Cinder, invita a tu amigo a pasar, hace un poco de frío aquí afuera.
—No creo que...
—Estaría encantado, señora Mattis.
La sonrisa de mi madre se borra al escuchar el apellido de mi padre. Pero rápidamente disimula sonriendo otra vez.
Gideon se da cuenta de ello y me ve de soslayo.
Parece entender con la mirada que después se lo explicaré.—El placer es de nosotros. No todos los días
tenemos visitas.Mi madre es la primera en subir y Pib abre la puerta para todos. La mano de Gideon sobre mi espalda baja en forma de protección me hace sentir mejor. Es como si de alguna manera me relajara.
Que Dios me ayude y que esto no sea una mala idea. Sé la intención de él. Está marcando territorio ante mi familia. Mi madre no es ninguna tonta ni yo tampoco.
Gideon no parece arrepentirse y tampoco luce incómodo al estar aquí adentro. Mi casa debe ser ridícula para hombres poderosos como él. Pero no parece importarle.