Capítulo 11

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- Gracias - dijo sin más. Me senté en el césped y ella hizo lo mismo.

- No tienes que quedarte aquí, Pippa.

- No tengo... bueno yo - siempre tartamudeaba - no quiero estar ahí, está el chico que me gusta pero él nunca me ve.

Eso me sorprendió. Pippa no era fea, era diferentey además de boba, podía hacer algo propio para no estar bajo las sombras de Paris.

Me apostaba todo si adivinaba que el chico que le gustaba a Pippa, Paris ya se habíacostado con él. Era lo típico.

Menos mal que el chico que me gustaba ni por cerca lo sabía y estaba más que tomado. Sólo tenía que olvidarme de ello y ya está.

- Deberías intentar hablarle.

- Paris no me dejaría, en su noche.

- A la mierda, Paris. - ella abrió sus ojos como platos - lo digo en serio, eres la única que puede poner a Paris en su lugar y no lo haces. Yo no soy su hermana, tú sí, tu madre te aprecia, digo ¿Qué madre no quiere a su hijo? Ella te creerá si le dices que Paris es cruel contigo.

- Y contigo - concluyó.

- No me importa que lo sea conmigo. Cuando vaya a la universidad estaré lejos de ella, no podrá hacerme daño. Espero que hagas tú lo mismo.

La verdad era que Esther también era cruel con ella. Pero aunque Pippa estaba aquí con la cola metida entre las patas. No me fiaba de ella, no desde que fuecómplice de Paris en muchas ocasiones y que yo siempre salí perjudicada.

La chica me daba lástima y me odiaba por ello. Al menos Pippa no me golpeaba, pero tampoco me defendía, era como un grano pequeño en el culo al lado del más grande.

- Iré a caminar - me levanté del césped.

Nuestra conversación no llegaría a nada. Pippa intentó seguirme pero le dije que hablara con el chico que le gustaba en escondidas de Paris. Quería quitármela de encima también y dejar de ser su niñera.

Me metí dentro de la multitud y vi en la parte trasera de la casa, una terraza. Estaba vacía.

Me gustaban las alturas y seguramente desde ahí no se escuchaba la música ni se sentiría el olor a alcohol ni cigarrillos.

Nadie me miró cuando subí las pequeñas escaleras de hierro.

Cuando subí me gustó estar ahí desde que puse el pie. La vista era hermosa. Había una colina del otro lado donde no había mansiones.

Era silencioso, y frío. La terraza estaba vacía, pero claramente miraba las pisadas grandes en todo el suelo. Y también algunos cojines a lo lejos, como también una pequeña mesita con libros encima.

Vi de qué se trataban y todos eran de Steven King, ninguno llamó mi atención y los puse en su lugar.

Estuve ahí como por diez minutos cuando una voz me habló.

𝗧𝗢𝗗𝗢 𝗣𝗢𝗥 𝗧𝗜 ᯽𝐓𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚᯽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora