No le sorprende que lo sepa. Tampoco le
avergüenza.—Tú tampoco me dijiste que trabajabas para mí— Contraataca
Lo veo mal.
—Perdón, Lord por mentir sobre mi importante identidad, comparada con la tuya. Hace que quiera patear tu lindo trasero.
De nuevo es un placer escuchar su carcajada. Me gusta escucharlo reír.
—Iba a decírtelo—Suena sincero—En realidad ésta es la otra parte de la que iba a hablarte.
—¿De verdad? —Asiente con la cabeza.
—Es algo de lo que estoy orgulloso pero al mismo tiempo me gusta dejarlo aquí. Cuando estoy en América, solo soy Gideon Graysson, un hombre de negocios y eso está bien.
—No pareces convencido. Yo creo que puedes ser Gideon Graysson aquí, también un Lord por donde quiera que vayas. Sigues siendo tú y algo tan importante como eso no deberías de esconderlo. Por lo que sé, tu hermana dice que amas ayudar al pueblo de Galés.
Se detiene y sus ojos se posan en mis labios.
—¿Sabes lo que me gustaría más?
Sé lo que intenta hacer.
—¿El qué? —Ronroneo buscando sus labios.
—Follarte como lo hace un Lord.
Oh, Lord. Estoy segura que también me gustará.
Doy un tour por mi cuenta al día siguiente. La noche fue un poco larga, con el cambio de horario me costó mucho conciliar el sueño y no solo a mí, a mi Lord también, pero supimos cansarnos hasta que el sueño por fin nos venció.
Tenía razón.
Un Lord hace mejor el amor, aunque seguía
siendo él, y no importaba qué título tuviese.
Amo a Gideon. Realmente lo amo.Me detengo a ver las fotografías familiares de la sala principal. Hay muchas y todas parecen tener historias.
Gideon de joven luciendo algo raro en su atuendo de realeza. Gideon con su sobrina, la bebé Camill, la cual no he tenido la oportunidad de conocer, pero al menos la conocí mientras dormía en su cuna. Es una bebé realmente hermosa, rubia como Ariel y sé por qué Gideon las protege tanto, el ex esposo de Ariel es un completo idiota, supongo que es herencia de la familia
Bagott.Me detengo al ver una foto en especial. Es la única que hay y es como si fuese la más importante, ya que un listón negro adorna el marco plateado.
Esos ojos.
Ese cabello.—¿Ella? —Sé que es Gideon hablándome. Pero no puedo moverme y tampoco hablar—¿Qué está mal?
Esto… esto es más grande que mí, que nosotros, que la vida misma. Pensaba que todo había acabado, pero estoy tan lejos de ello.
Ahora estoy contando heridas y estoy intentando anestesiarlas todas.
«¿Te importa, te importa?»
«¿Por qué no te importa?»Te di todo de mí, mi sangre, mi sudor, mi corazón, y mis lágrimas. Tengo preguntas que me atormentan. Y todas las respuestas se encierran en una sola. Esta vez todo se vuelve negro sin necesidad de que cierre mis ojos. Caigo en los brazos de Gideon, pero siento que me desplomo al frío suelo donde pertenezco. Y me quiebro.
El cuento de hadas por fin ha terminado.
Inventé la peor excusa para regresar a América. Y ahora Gideon está frente a mí buscando la respuesta que mi boca no puede darle, pero que necesito que vea en mis ojos.
Aunque sea una mentira.
Aunque le vaya a doler.—Necesito tiempo.
Gideon está serio. Enfadado. Confundido y
preocupado. Lo puedo ver en sus ojos, lo puedo ver en la gota de sudor que corre desde su frente—No te atrevas, Ella. ¿Es por eso que has querido regresar? ¿Qué pasó en Inglaterra? ¿Qué viste?
Duele.
—No tenemos nada en común, Gideon.
—Te dije que no necesitábamos tener nada en común para que fueses mía, te lo dije desde el mismo instante en que te conocí.
—Eso fue antes de que supieras de quien era hija, hermana y cuál era mi verdadero trabajo.
Estamos en la calle. Fuera de mi casa, donde mis palabras son más frías que la noche.
—Trabaja para mí entonces—Ojalá fuese fácil— Eres una diseñadora, eres inteligente, hermosa y de más está decir que eres mi novia. Sé una diseñadora, tienes talento, Ella. Podría dártelo todo, todo lo que me pidas
para hacer realidad tus sueños.—Ya trabajo para ti.
—Deja de castigarte trabajando de esa manera, Ella. ¿Dime por qué lo haces?
—Porque tengo que ganarme la vida y ayudar a mi familia, Gideon.
Está a punto de volverse loco. Todo el cuento de hadas que vivimos en Inglaterra durante el poco tiempo que estuvimos ahí, hubo una conexión como nunca. Y por eso es que debo dejarlo.
«Además de lo que descubrí.»
—Ojalá pudiera explicártelo.
—¡Hazlo! —Dice desesperado—Hazlo o me
volveré loco.Eso me da miedo. Que cometa una locura. Las
terapias en AA. Han ido bien, y la última vez pude acompañarlo junto con Mona. Es la mejor versión de él mismo y eso hace que lo ame aún más.—Gideon…
—No dejaré que lo hagas—Da un paso hacia
atrás—Te daré dos días, dos días nada más, Ella. No me pidas más porque estar lejos de ti en este momento me matará lo suficiente. No sé qué te hizo cambiar de opinión, pero no pelearemos, otra vez no y antes de que huyas, te daré el tiempo que quieres.No me deja hablar. Gira sobre su propio eje y
Arsen abre la puerta para él. Una gran nube de humo queda en el aire. Con mis sueños, con mis ilusiones y el amor se esfuma en el aire.Me dejo caer en el suelo llorando, viéndolo irse y la lluvia comienza a caer en el maldito momento en que un auto se estaciona frente a mi casa.
Unos tacones color rojo son los primeros que veo. Sé quién es y por primera vez, ha ganado.
—Eres tan patética.