𝐆𝐔𝐈𝐃𝐄𝐎𝐍
Al soltarla y escuchar que la puerta se cerraba. Sentí algo en mi mano. Algo pequeño, metálico y frío.
Una medalla o especie de dije.
Un zapato de tacón.Lo sostengo en el centro de mi mano y me
pregunto cómo llegó ahí. Luego una sonrisa idiota amenaza con asomarme al recordar su nombre y lo que se le ha caído por accidente sabrá Dios de dónde.
Cinder Ella Mattis.Un zapato de tacón en forma de dije.
Una noche en la que jamás le había pedido a una mujer que se quedara y encima de eso, me rechazaba.
No pude quitarle los ojos de encima desde que la vi bailar con sus amigos. Tenía que seguirla como si acechara a mi presa. Debía saber qué tenía de especial para que llamara mi atención.
Su sonrisa.
Su cabello.
Su cuerpo.El alcohol es lo único que me aliviará.
Siempre lo hace. Debería dejar de tomar, pero como cualquieradicto, siempre tengo una excusa. Y esa excusa tiene nombre y apellido, como también lleva mi propia sangre.Dejo la medalla sobre la mesa del pasillo, la dejaré ahí como símbolo de mi propia locura y el recuerdo de que la mujer más bella que haya visto nunca me ha rechazado.
Me voy quitando la ropa dirigiéndome a mi
despacho. Sabía que ir a esa jodida fiesta traería consecuencias, es por eso que nunca voy.No me gusta estar rodeado de alcohol y tampoco beber frente a las personas.
Una vez que comienzo ya no puedo detenerme y sé muy bien por qué aunque no quiera aceptarlo. No esque a alguien le importe una mierda, ni siquiera a mí.
Voy al estante de licores y me sirvo un último
trago. Me prometo que será el último, al menos esta noche. O es lo mismo que me digo una y otra vez.Me siento frente al ordenador y tecleo su nombre para encontrar algo de ella. Lo que sea, pero es en vano.
No hay ninguna Ella Mattis en el mundo del
modelaje. Es demasiado buena y hermosa para pertenecer a un mundo como ese. Sea quien sea lo averiguaré tarde o temprano.-Necesito que encuentres todo lo que puedas sobre Cinder Ella Mattis-En mi mente solo tengo la imagen de su culo en ese vestido de seda.
-Pensé que no requerirías de mis servicios de ese modo. Sharp es mi agente de seguridad.
Quien está al tanto de todo en mis empresas y de mi otra vida en Inglaterra. Es un maldito ojo de halcón y sé que encontrará todo sobre Ella.
-Sabes que no te lo pediría si no fuese importante.
-De acuerdo, veré qué puedo hacer.
-Gracias, Sharp.
Necesito tenerla. Por lo menos una noche, un
instante no importa dónde hacerla mía. Cogerla tan duro que no le quepa la mayor duda que consigo lo que quiero.Y la quiero a ella.
Malditamente a ella que sin saber quién es, no me importa. Soy un maldito loco hijo de perra que puede tener a cualquier mujer. Pero no todas llegan a deslumbrarme, casi ninguna.
Hasta que la vi a ella.Nunca me habían cautivado tanto los ojos de una mujer como lo hacen los de ella.
Ella. Ella. Ella.Y todavía puedo sentir el sabor de sus besos, que al recordarlo mi miembro amigo salta en recelo.
Eso no me lo esperaba.
Sus jodidas palabras me tienen cabreado. Se
atrevió a huir de mí. No la culpo. Sufrirá si no es astuta. Lo peor que puede pasar es que se enamore de mí.Me pican los ojos. Veo mi trago sin tocar y lo dejo ahí. Suficiente por esta noche. Me voy a mi habitación con el mismo pensamiento y deseo de todas las noches.
No despertar nunca.
Despierto sudoroso, con el corazón latiendo a mil por hora y mi pecho agitado. Siempre las mismas pesadillas.
Siempre la misma reacción. Es por eso que nunca duermo con una mujer. Haría preguntas las cuales no estaré dispuesto a responder. O peor aún, saldría huyendo.
«Cinder no necesitó verlo para hacerlo» Me digo a mí mismo.
Y me maldigo al mismo tiempo porque sin
haberla tenido, está comenzando a joder mi mente.
Las pesadillas son las mismas.Muerte.
Soledad.
Oscuridad.
Vacío.Me froto los ojos con el dorso de mi mano y medejó caer de espaldas. Cierro mis ojos controlando el deseo de no ir por otro trago hasta embriagarme de nuevo.