No suelta mi mano en todo momento. Ha bebido tres veces el mismo té verde que mi madre ha preparado para él después de decirle que era otra de sus bebidas favoritas. Mi madre y Pib no dejan de verse el uno al otro mientras escuchan hablar a Gideon.
—Si me lo permite, puedo arreglar una entrevista con recursos humanos—Le dice Gideon a Pib—Sus años de experiencia es lo que el departamento técnico necesita.
—Eso sería estupendo—Le dice mi madre a Pib— Llevas años quejándote de esa empresa en la que trabajas.
—No lo sé—Pib luce nervioso y conmocionado—Yo ya estoy viejo. No creo que otras empresas me quieran.
—Con todo respeto, señor. Es mi empresa. Y le aseguro de que lo querrán.
—Bueno, ya que insiste. Muchas gracias, señor Graysson.
—Solo dígame Gideon.
Por Dios. Ahora quiere impresionar a mi familia.
Estoy feliz por Pib, sería una gran oportunidad para él. Pero no quiero involucrarlos demasiado en mi pequeña mentira. No puedo confiar del todo en Gideon en estemomento hasta saber en qué posición estamos. Posiciones...
—Cinder, la empresa de Gideon no es la misma en la que tú...
—Sí, en la que Mona trabaja—Lo interrumpo y le hago gesto a mi madre para que me ayude—Y también la fiesta a la que fui.
—Sí, cariño. La fiesta ¿Recuerdas?
—Pero no conocí a Gideon en esa fiesta.—No sé por qué miento. Pero lo hago. Quiero que mi familia sepa que Gideon supo desde un inicio quién era yo.
La mano de Gideon está en mi pierna y la aprieta en cuanto me escucha. Sé que no le gustará.
—Gideon ¿Le gustaría algo de comer? Tanto té puede que le haga mal.
—No, mamá. Gideon ya se iba. —Lo veo
obligándome a sonreír—¿Verdad?Mueve la cabeza en respuesta y pone su taza
sobre la mesa.—Sí, debo tomar un avión hacia Inglaterra.
—Ahora sé de dónde viene ese acento tan
perfecto—Adula mi madre y yo me aguanto las ganas de reír.Estoy segura que Gideon también pero esdemasiado serio para admitirlo. Seguro se lo dicen a menudo.
—Ha sido un placer, señor Graysson—Dice el abuelo.
—Espero que nos visite pronto—Mi madre me empuja para acompañarlo a la puerta.
—Eso espero—Es lo único que dice Gideon—
Gracias por el té, señora. —Le da la mano a Pib—señor.Casi empujo a Gideon para salir de la intensidad de mi familia. Cuando por fin estamos solo. Gideon solo sabe hacer una cosa. Me toma de la cintura y me agarra la cara con una mano para besarme.
—Moría por hacer eso ahí dentro.
Y yo moría porque todo esto fuese real y sencillo.
Pero la verdad es que lo real muchas veces puede doler. Algunas cosas deben quedarse solo en nuestra mente. Y de sencillo, nada es sencillo con Gideon.
—¿Estás enfadada conmigo? —Que haga la
pregunta al menos es porque se ha dado cuenta.—No sé lo que siento, Gideon. Pero esto no debe repetirse.
Sé que estoy haciéndole daño con mis palabras.
—¿Por qué? Tu familia me cae bien. Hasta tu
abuelo, que pasó durmiendo todo el tiempo que estuve
ahí.Eso me hace sonreír.
—Ahí, está. La sonrisa que esperaba ver. La real no la que fingías ahí dentro. ¿Hay algo que no me estás diciendo?
—No es el momento—Evado—Y no te escondo nada. Es solamente que no esperaba verte aquí. No sé lo qué es esto, Gideon. Puedes jugar conmigo si lo permito, sé dónde estoy parada. Pero no con mi familia, no con
ellos.Mueve la cabeza y hace lo que no me esperaba.
Intenta sonreír.—¿Estás sonriéndome? Tienes una cabeza
bastante retorcida para querer sonreír por lo que acabo de decirte.—Estoy haciendo lo que tú provocas en mí, Ella.
—¿Conocer a mi familia y sonreírme?
—No—Me trae más hacia él—Poner mi mundo de cabeza y hacer lo inimaginable.
Bonitas palabras. Eso no cambia nada. Más me vale inventarme una excusa o decirle la verdad de una vez por todas. Le daré las pistas necesarias. Si en verdad le importo como dice y le pertenezco, que lo averigüe
por sí solo.—Pib no es mi padre biológico—Comienzo a
decir—Mi padre era Eric Mattis. Murió hace algunos años.—Por una extraña razón su nombre me es
familiar.—Lo sé. Pero no te diré más.
Veo duda en su expresión.
—¿Por qué?
—Porque si en verdad te importo encontrarás las respuestas por ti solo. Sé que también guardas secretos, Gideon. Pero no te obligaré a que me los cuentes.
Lo sabía. Sus secretos es lo que lo tiene así. Frío y serio con el mundo. Por un segundo pensé que ya estaba
ahí, en ese punto donde podría abrirse a mí, pero no.—Tengo que irme a Inglaterra esta noche.
Me duele que cambie el tema. Pero supongo que al menos ya sabe lo que pienso.
—¿De verdad te tienes que ir?
—Es una emergencia. Estaré aquí en un par de días.
¿Por qué siento que ese viaje no es lo que dice que es? ¿Irá con alguien más? No sé si pueda hacer la pregunta sin que la evada también. Con él debo escoger las palabras adecuadas y el momento porque aunque no lo acepte, no necesita huir como yo para evadir las cosas.
—Cuídate mucho, Gideon.
Me alejo de él y me detiene al segundo.
—No he terminado contigo—Me reprende.
Me acerco a él y le doy un beso casto en los labios, sintiendo mi pecho pesado por tener que despedirme de él. Y no sé por qué.—Adiós—Le digo esta vez viéndolo a los ojos.